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la increíble historia del latino que maneja drones de guerra en Ucrania

la increíble historia del latino que maneja drones de guerra en Ucrania

“Lo hago por los niños y las mujeres”, es lo primero que contesta Maximiliano Barrientos, un argentino de 32 años que se anotó como voluntario en el Ejército de Ucrania y hoy está en el frente batalla como piloto de drones, en la guerra contra Rusia.

En una entrevista concedida a El Tiempo Latino desde la zona de conflicto, no duda un solo segundo de su decisión: “Me considero un héroe. Soy un superhéroe”, asegura el hombre nacido en la provincia de Misiones, ubicada a unos mil kilómetros al norte de Buenos Aires.

“Estoy acá porque nadie más va a venir a defenderlos. Así que estoy acá para evitar que mueran. Yo tengo 32 años. Para mí un chico de 18, 19 o 20 años es un niño y están acá peleando. Y lo hago por los abuelos, por los ancianos porque acá hay ancianos peleando”, contó Maxi, como lo llaman sus compañeros.

El latino llegó como voluntario a la región de Donetsk hace no mucho. ¿Su experiencia en la guerra?, ninguna. De hecho, su profesión era la de cineasta. Trabajó -dice- con grandes directores de Hollywood y hace muchos años se fue de su país natal.

Vivió en lugares como Estados Unidos, México, España y Francia. Según su relato, llegó a Kiev ofreciendo sus servicios como piloto de drones. Hoy, integra el llamado escuadrón Valkiria, un batallón independiente que defiende al territorio en la primera línea de combate. “Estamos a ocho kilómetros del enemigo”, aseguró.

Qué hace en Ucrania

Barrientos es el líder de un grupo conformado únicamente por latinoamericanos que se inscribieron como voluntarios para pelear por un país que no es el suyo y en uno de los conflictos más desiguales a nivel militar de los últimos tiempos. También uno de los más sangrientos.

Maxi admite que Rusia “es una potencia” armamentística pero de la misma manera no minimiza el poderío ucraniano, especialmente por la valentía de sus soldados y de la población.

“Estoy reclutando personalmente pilotos para poder sacar a la gente de trincheras, enseñarles a volar. Estoy justo ahora en el frente. Ahora estoy hablando contigo y estamos a menos de ocho kilómetros del enemigo”, detalló.

-¿Por qué estás allí?

“No estoy por el dinero. No soy un mercenario. Tampoco tengo la talla para ser un mercenario. Estoy acá porque soy un maldito superhéroe. Amo a Superman, amo a Batman y sé que no son reales. Esos personajes son los que se necesitan acá, en el día a día. Entonces me considero un héroe, la verdad. Y no quiero morir”.

Maximiliano Barrientos

En ese sentido, contó otros motivos que lo llevaron a alistarse en el Ejército ucraniano. Dijo que lo hizo porque tiene amigos de ese país que estaban peleando en las trincheras y al igual que él, tuvo formación militar como voluntario, tomó coraje y decidió usar todos esos conocimientos para ayudar a pelear contra los rusos. No dudó en poner a disposición su destreza como piloto de drones FPV (First Person View).

Son drones equipados con cámaras de video en tiempo real que transmiten la señal a través de un enlace de radio o Wi-Fi a unas gafas o monitor en tierra.

El día a día en Ucrania y su trabajo como influencer

Dijo que entrar no es tan fácil, ya que hay que demostrar que es experto en el área para la cual se ofreció. Por las leyes de aquel país, no puede ser simplemente un voluntario. Maximiliano recibe un sueldo de unos $3.200 al mes por desempeñar su tarea.

Por decisión propia, no tiene ningún día de descanso. Cuando no está de guardia, a la espera de comenzar a manejar alguno de los drones, el argentino publica sus actividades en las redes sociales.

Maxi maneja una cuenta en TikTok con más 207.000 seguidores. Allí cuenta el día a día de la guerra. Si bien -dice- está prohibido divulgar información sensible por cuestiones lógicas del combate, está autorizado por sus superiores para contar algunos detelles de la vida en medio de la guerra.

Al respecto, Barrientos recordó que hace poco perdió a uno de sus mejores amigos en pleno combate. Se trata de un joven de origen colombiano experto también en pilotear drones FPV.

Esto fue decisivo para que el argentino pidiera que lo autoricen a convocar a pilotos latinos y conformar el escuadrón. Sabe que muchos hispanos son expertos en el manejo de drones y no podría permitir que ocurriera lo mismo que con su amigo de Colombia y así perder a alguien valioso por la guerra.

Perder a un amigo en la guerra

“Él era uno de los mejores pilotos. Tenía miedo. Pero él vino acá a ayudar y falleció. Era uno de mis mejores amigos. Y entonces dije ‘yo voy acá a vengarlo. Y cuando me di cuenta de que yo podría ayudar a más colombianos, a latinos, a convertirse en pilotos, no lo dudé. Hablé con mi comandante, le pregunté qué tan posible era y me dijo ‘Max, la única barrera acá es el idioma’. Si hay pilotos, que vengan, que se presenten, que hagan un currículum, porque acá tienes que hablar. Entonces por eso nosotros somos el primer escuadrón de pilotos latinoamericanos que estamos demostrando lo que sabemos y lo que somos”

Maximiliano Barrientos, soldado latino en Ucrania

Para el soldado todo aquel que es voluntario es un héroe y es valiente. No importa lo que haga. Ser piloto no es un juego. “Yo siempre digo que acá entrenas en el simulador o vivís sin manos porque estás jugando con explosivos acá”, añadió.

Qué hace el piloto de drones en Ucrania

Hay diferentes ramas en esa profesión. Ellos -sostiene- “buscan y destruyen”. Penetran la línea del enemigo y buscamos blancos para destruirlos. El objetivo primario es que no avancen.

“Cuando comienzas siendo piloto, te dan un área. Un sector. Te dicen tantos kilómetros te pertenecen. Nada tiene que moverse ahí y te la pasas planeando y volando. Estás ahí como un lobo feroz, esperando a la presa. Y cuando suena la alarma, hermano, sales con una carga explosiva y lo que encuentres tiene que desaparecer. Ese es el primer trabajo de los FPV”, reveló.

Están también los DJI que son drones en primera persona, con una capacidad un poco más sencilla de manejar.

“El FPV es el límite máximo de dron para manejar. Equivale, por ejemplo, a ser un piloto de un avión F-14. Estás volando cuatro motores que lo manejan solamente cuatro dedos y con una carga explosiva que al solo el despegue ya te puedes volarte a ti mismo. Con un viento que te pegue mal o un motor que falló, te despertás con Cristo”, graficó.

Un videojuego en el que se puede perder la vida

Para dar cuenta de lo que está viviendo, Maxi ilustra su experiencia como si estuviera en una “guerra de gamers”. Entrenan en una sala como si fuese para un juego. Pero no hay nada más lejos de eso que una guerra y Barrientos lo sabe. Aunque por momentos no parece.

“Los simuladores son videojuegos. Los controles es lo mismo. Tu entrás ahí siendo gamer, entonces la gente que que está aprendiendo a ser piloto de combate tiene que pasar una etapa muy dura en la cual sos un gamer y tenés que aprender a manejar el lenguaje”, relató.

Su vida, asegura mientras habla con El Tiempo Latino, corre un 100% de riesgo. Sostiene que puede desaparecer ahora mismo por el simple hecho de que el enemigo tiene misiles.

“Estamos hablando de un alcance de 350 kilómetros a una velocidad de 1.000 kilómetros por hora. Acá se le llama raqueta. Eso cae y estás muerto”, resaltó.

Están constantemente en movimiento. De hecho, no pudo revelar su ubicación exacta porque de lo contrario podría ser expulsado o poner en riesgo a sus escuadrón.

Ucrania vs Rusia

A pesar de las diferencias en cuestiones militares, Maxi no piensa en dejar su puesto. Sin embargo, ilustra de manera exacta de qué se está hablando cuando dicen que el Ejército ruso es inmesamente poderoso.  

“Le estamos tirando los tanques rusos con donaciones de la gente. Drones que nos da la gente y con eso estamos sosteniendo la barrera. Entonces imagínate si tuviéramos el apoyo que deberíamos con los drones”, dijo.

Yo hago un llamado en mi canal de TikTok a los pilotos latinoamericanos. Creo que son los mejores pero ellos no quieren pelear. No quieren pelear. De hecho, Rusia está reclutando gamers. Yo me encontré con precariedad, mucha precariedad en tecnología, en equipo”, lamentó.

Los hospitales, además necesitan médicos y equipos más sofisitciados para atender las emergencias. Incluso, en este tiempo sufrió la fractura de un tobillo, pero como no contaban con los elementos para diagnosticar a tiempo, recién supo que tenía un hueso casi roto una semana después.

Futuro incierto en la guerra

Maxi no tiene claro hasta cuánto tiempo va a estar. De su país no extraña prácticamente nada porque no tiene familia, apenas amigos. Sobre sus actividades en las redes sociales, no tiene reparo en mostrar la mayor cantidad de cosas que ve y que vive. Al menos, lo que puede.

Sabe que no es enteramente profesional, pero tampoco quiere dejar de mostrar lo que es la guerra y lo que están atravesando en ese país. Quiere dejar un testimonio.

Yo sí pongo el rostro. Soy un personaje conocido. Yo ya era famoso antes de llegar acá. Yo trabajé con Tarantino, trabajé con Scorsese. O sea, buscas una foto y me encuentras enseguida. Entonces estoy utilizando eso para poder aportar acá a Ucrania”, destacó.

“Utilizo mi tiempo libre para enfocarme en redes sociales, educar un poco a los pilotos que vienen en camino, que son muchos. Entonces yo trabajo 24/7. Mis períodos de trabajo de piloto son 4, 5 o 6 días. Yo tengo horarios extendidos. No paro. Igualmente vos tenés que tomarte mínimo dos días de descanso pero como no tengo familia, no tengo actividad ni tampoco tengo novia, me pongo a trabajar”, añadió.

-¿Te da miedo estar en Ucrania, no te irías en este momento?

Yo creo que es un idiota el que dice que no lo tiene. No voy al baño tranquilo nunca. Pero lo que me da paz es mi forma de ser, mi carácter, que por eso acá me aman, porque soy original. El humor me ayuda mucho a llevar la calma y sobre todo que yo asumo que si voy a morir ya, pues me muero. Si vos te ponés a pensar ‘tengo miedo’. ¿Y la familia que tiene tres chicos. Y que no tiene a dónde ir?. También tiene miedo. Entonces te quedas por ellos. por ejemplo, jamás abandonaría a mis colegas, a mis hermanos. (…) Cuando toca la hora de cambiar la guardia, nosotros nos despedimos con abrazo. Puede ser el último”

Maximiliano Barrientos

Recordó que los persiguen misiles y tanques, y les caen morteros las 24 horas. No pudo dar detalles de qué fue lo que peor que vio, pero sí dijo que con los drones pudos observar “atrocidades” cometidas por el Ejército de Rusia. “Son salvajes”, los describió, aunque advirtió que ellos “tampoco van a tener piedad”.

No tiene claro cuándo se va a ir ni tampoco lo piensa. Dentro de un año no sabe dónde va a estar ni mucho menos si va a estar vivo. Sólo quiere dar una mano y hasta usa su TikTok para monetizar y aceptar donaciones que usa para el Ejército.

Es la hora del streaming desde algún lugar de Ucrania

Ya terminó su turno y debe a hacer una transmisión en vivo en otra red social donde también comparte con sus seguidores.

Maximiliano, en medio guerra, no descansa nunca. Por lo menos parece tranquilo. Al final de la entrevista lo único que realmente recuerda como una preocupación son los enormes mosquitos que hay en Ucrania y la humedad de donde sea que esté.

No le importa, fue “a matar rusos” y ayudar a las familias ucranianas.

Yo soy como Gandalf acá contra el Balrog. No pasarán. Ya llegué acá y de hecho yo le abrí las puertas al infierno a Putin (…) Hay 180 pilotos latinos valientes de Colombia, México, Venezuela que van a venir. Si algún piloto ve esto, les digo que vengan con confianza”, concluyó.

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