El viaje de Alí Rodríguez Araque
No fue buena la acogida que recibió en Nueva York el presidente de Petróleos de Venezuela, Alí Rodríguez Araque, según ha podido conocer VenEconomía. Rodríguez Araque, estuvo en esa ciudad para presentar el plan de negocios de la corporación para el sexenio 2004-2009.
El plan, que es una nueva versión corregida del presentado hace 10 años por el entonces presidente de PDVSA, Luis Giusti, prevé una inversión de 100 millardos de dólares en los próximos 5 años y el año en curso y una producción de 4,9 millones de barriles diarios (2 millones menos de lo proyectado hace 10 años).
De acuerdo a PDVSA, 35% de esa inversión debe ser inyectada por ella misma, lo que equivaldría a 6 millardos de dólares al año, pero PDVSA sólo invirtió menos de 3 millardos de dólares el año pasado y no se ven muestras de que ese ritmo se acelere en 2004. Esto significa que PDVSA apenas cumplirá con la mitad de lo que ha proyectado invertir.
Con relación al 65% de financiamiento restante, que PDVSA espera recibir del sector privado durante los años venideros, se informa que existe una aparente apatía de los mercados externos por cuanto los financistas:
A. Tienen dudas sobre la contabilidad de Petróleos de Venezuela. Sus cuentas -señalan- no son claras. Ni siquiera hay coincidencia entre las cifras de producción del Ministerio de Energía y Minas entregadas al Banco Central de Venezuela (BCV) y las de la Agencia Internacional de Energía, la Energy Information Administration de Estados Unidos y la misma OPEP.
B. Se desconoce realmente cuáles son los pasivos laborales de PDVSA, con el despido de más de 18.000 empleados luego del paro de 2002-2003, así como el régimen de prestaciones aplicado a cada uno de ellos que puede variar entre unos y otros y a su vez, registrar aumentos mientras los tribunales resuelven sus reclamos.
C. No hay credibilidad en la actual administración de PDVSA, afectada bajo el gobierno de Hugo Chávez por criterios políticos. Han sido reemplazados sus mejores profesionales.
Todo esto indica que la credibilidad perdida por PDVSA, tras su politización, no se recuperará tan fácilmente.
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