El Faraón: El Fantasma del Narcotráfico que Acecha Cúcuta y sus Vínculos con el Lavado de Activos
Investigaciones de inteligencia buscan a un hombre poderoso que, según sus pesquisas, usa los juegos de azar para blanquear dinero y controla multimillonarios negocios ilegales en la frontera con Venezuela. La DEA lo relaciona con el tráfico de drogas hacia Estados Unidos a través de República Dominicana y las autoridades lo asocian con varios homicidios.
Por #LaHoraDeVenezuela
En el complejo panorama criminal de Norte de Santander, donde se cruzan el lavado de activos, una completa estructura de producción, comercialización y salida de droga, y la actividad ilícita de grupos delincuenciales tanto nacionales como transnacionales, un alias resuena con fuerza en los círculos de inteligencia: el Faraón, también conocido como el Fantasma. Este capo, que ha logrado permanecer en la sombra, se ha convertido en una figura clave en el narcotráfico transnacional y sus tentáculos también alcanzan el ámbito político en este departamento fronterizo con Venezuela.
Fuentes oficiales que pidieron el anonimato revelaron a #LaHoraDeVenezuela que el Faraón se oculta bajo una fachada de empresario y mantiene un perfil extremadamente bajo, a diferencia de otros capos más mediáticos. “El Faraón actua como un verdadero fantasma en el mundo criminal. Rara vez se expone y usa una compleja red de intermediarios para gestionar sus negocios ilícitos”.
Esta forma de operar le ha permitido evadir a las autoridades, mientras expande su imperio criminal a ambos lados de la frontera colombovenezolana, donde cuenta con influencias que van desde políticos reconocidos hasta altos mandos militares.
Quienes mencionan a este personaje lo hacen en voz baja y con temor, porque se le atribuye tanto poder que, según algunos investigadores, sus tentáculos están en instituciones gubernamentales y dentro de las mismas autoridades judiciales. Por eso, todas las pesquisas se llevan a cabo con la mayor reserva.
Seguirle el rastro a este personaje que solo unos pocos conocen en persona pero muchos mencionan y del que da miedo hablar, es complicado. Sin embargo, desde hace meses hemos estado rastreándolo y hemos encontrado varias pistas que también estarían en manos de las autoridades en Estados Unidos.
Sus conexiones con Cúcuta
La ciudad de Cúcuta, fronteriza con Venezuela y epicentro de la diáspora venezolana en Colombia, enfrenta, según su alcalde, Jorge Acevedo, el accionar de al menos 27 bandas criminales que luchan por el control territorial, cuatro de ellas transnacionales: Los AK-47, el Tren de Aragua, el Eln y la disidencia de las Farc. En este escenario ya complejo, donde la competencia por el dominio de las rentas ilícitas es cada vez más cruda, el Faraón ha logrado establecer un dominio notable en la salida de droga por Venezuela.
De acuerdo con las autoridades, uno de los aspectos más preocupantes es la capacidad de este capo y sus socios para moverse libremente por la ciudad, utilizando documentación legítima. “Sus operadores se mueven por Cúcuta con cédulas colombianas”, afirmó una fuente oficial, complicando enormemente el seguimiento de sus actividades delictivas ya que esos documentos no están relacionados con investigaciones por algún delito.
Informaciones de inteligencia indican que la organización del Faraón ha establecido vínculos con figuras políticas locales y se habla incluso de su participación como financiador de algunas campañas de 2023. Esto ha abierto un nuevo foco en las investigaciones.
Cúcuta es el epicentro de las actividades criminales de un personaje temido cuya identidad no se ha revelado y que se conoce como El Faraón o El Fantasma. Foto: Archivo personal
Sus vínculos con el narcotráfico y el lavado de activos
La organización criminal dirigida por el Faraón ha desarrollado una sofisticada operación de narcotráfico internacional. “Está relacionado con carteles venezolanos y mexicanos que envían cocaína por República Dominicana”, indicó una fuente cercana a la investigación, destacando que la droga tendría como destino final a Estados Unidos.
Quizás lo más notable de su operación es el elaborado sistema de lavado de activos que ha construido. Según las investigaciones, el Faraón aparece vinculado a los juegos de azar a través de empresas constituidas en 2017, 2021 y 2024, en negocios que le permitirían blanquear el dinero proveniente del narcotráfico.
“Esta banda estaría conectada con un oficial de alto rango del Ejército de Venezuela que inyecta capital en Colombia”, explicó una fuente oficial, sugiriendo que parte del dinero lavado proviene directamente de altos círculos militares del país vecino. Además, “uno de sus socios es un exmilitante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que estuvo preso en Táchira”, lo que demuestra las conexiones políticas de esta organización criminal.
También se sabe que las autoridades ya han comenzado a seguirles la pista a sus negocios relacionados con la comercialización de carbón de contrabando que harían pasar como lícito, aprovechando la estratégica posición fronteriza del área metropolitana de Cúcuta.
De hecho, uno de sus hombres de confianza, conocido como La G, sería el encargado de manejar los negocios relacionados con carbón en Norte de Santander, así como sus conexiones con políticos locales y departamentales, aseguró la fuente judicial.
La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) mantiene un expediente activo sobre el Faraón y sus operaciones. Según fuentes de inteligencia, los agentes estadounidenses tienen plenamente identificada su verdadera identidad y conocen los nombres de sus principales socios en Colombia, aunque hasta ahora ninguno ha sido formalmente judicializado.
El interés de la agencia norteamericana se centra especialmente en las rutas de tráfico que esta organización utiliza para introducir cargamentos de cocaína a Estados Unidos a través de República Dominicana.
Por otra parte, investigadores mexicanos en la ciudad de Querétaro han expresado interés en el caso tras una masacre ocurrida en Cúcuta en septiembre de 2024. Una de las víctimas fue Luis Miguel Osorio Chacín, quien venía siendo rastreado por sus presuntos vínculos con una red de tráfico de relojes Rolex hurtados y cocaína, con la que el Faraón también tendría relación.
Luis Osorio, un menor de 14 años y uno de sus escoltas, son las víctimas de la masacre ocurrida esta noche en Cúcuta, en la entrada del colegio Santo Ángel. Versiones extraoficiales indican que Osorio es venezolano, tiene casinos en Cúcuta y se movilizaba en un vehículo blindado.… pic.twitter.com/Y1TpFPKJRQ
— Manolesco (@jhonjacome) September 15, 2024
Vinculado a tres hechos de sangre
Las autoridades judiciales mantienen a este “empresario” en su radar cuyas actividades comerciales en el sector del carbón han despertado el interes de la Fiscalía, no solo por sus operaciones económicas, sino por su presunta conexión con tres casos de homicidio. Dos de ellos involucran a figuras clave del negocio de este mineral en la región.
El primer expediente corresponde al asesinato de César Ramón Flórez Anaya, empresario del carbón, de 57 años, cuyo homicidio ocurrió en junio de 2024 en un establecimiento comercial del barrio Caobos. Fuentes cercanas a la investigación indican que una de las hipótesis sería una disputa económica derivada de una millonaria deuda pendiente que habría mantenido la víctima con el Faraón y unos políticos de la región muy cercanos a este fantasma.
El segundo caso relacionado con el carbón es el homicidio del abogado Fabio Álex Ortega, reconocido veedor ciudadano y defensor de derechos humanos en la región, quien ejerció como personero en los municipios de El Zulia y San Cayetano, ambos pertenecientes al área metropolitana de Cúcuta.
Ortega había centrado sus investigaciones en actividades de minería ilegal en la zona fronteriza. Según testimonios recabados por #LaHoraDeVenezuela, el abogado había reportado amenazas contra su vida, al parecer provenientes de dos organizaciones criminales que operan en el corredor fronterizo y que tendrían conexiones directas con el Faraón.
Las autoridades continúan indagando los móviles de ambos crímenes, evaluando los posibles nexos entre los casos y las actividades del empresario señalado. Según ellas, esta investigación podría revelar conexiones entre la minería ilegal, el lavado de activos y la violencia en esta región estratégica del país.
El tercer hecho de sangre relacionado con el Faraón que investiga la DEA es la brutal masacre ocurrida el pasado 14 de septiembre a las afueras del colegio Santo Ángel de la Guarda en Cúcuta. Las fuentes indican que esta se habría planeado un mes antes en una reunión en el municipio de El Zulia entre miembros de una banda criminal y emisarios de narcotraficantes mexicanos y venezolanos (el cartel de Los Soles), en la que estarían representantes del Faraón.
El objetivo principal del ataque era Luis Miguel Osorio Chacín, venezolano radicado en Cúcuta desde 2014, que se presentaba como empresario y ganadero y que según medios de comunicación venezolanos fue investigado en su país por el decomiso de 766 kilos de cocaína. Una fuente cercana a la investigación del asesinato señaló que en las indagaciones se encontró evidencia de que en el ataque los sicarios dispararon al menos 46 veces contra el vehículo y que 29 de los disparos fueron con arma de largo alcance, tipo fusil. En el ataque también murieron su hijo menor y uno de sus escoltas; varias personas resultaron heridas.
Un documento de inteligencia menciona que el asesinato de Luis Miguel Osorio Chacín, quien estaba presuntamente vinculado a la organización del Faraón, se debió a una deuda millonaria que él no pudo pagar.
La misma fuente reveló que Osorio Chacín “habría aportado dinero que el Faraón le dio para algunas campañas políticas en las pasadas elecciones”, lo que revela posibles nexos entre el mundo criminal y la política local y departamental.
Fuentes de inteligencia señalaron que la organización del Faraón habría pagado aproximadamente 200 millones de pesos a sicarios para llevar a cabo el crimen.
Mientras las autoridades continúan con estas investigaciones, el Faraón sigue dirigiendo sus operaciones desde las sombras, consolidando su poder en una región azotada por la violencia y el crimen organizado.
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