Chicago aumenta tasas de vacunación y la cuarentena

En respuesta a un importante brote de sarampión que afecta a la comunidad migrante de Chicago, las autoridades sanitarias de la ciudad han adoptado medidas para reforzar la campaña de vacunación, reseña Chicago Tribune.

Centrado en un albergue del Lower West Side, el brote ha dado lugar a una ampliación inmediata de las acciones preventivas para proteger a los residentes más vulnerables de la ciudad de esta enfermedad altamente contagiosa.

Con 31 casos de sarampión confirmados este año, predominantemente entre niños menores de cinco años, las autoridades sanitarias de Chicago están reduciendo activamente el intervalo de la segunda dosis de vacuna contra el sarampión a 28 días después de la primera. Esta estrategia pretende mejorar rápidamente la inmunidad en la comunidad inmigrante, especialmente entre los niños del refugio densamente poblado situado en el 2241 S. Halsted St.

A pesar de la enérgica campaña de vacunación iniciada tras la detección del brote el 7 de marzo, el reciente repunte de casos pone de relieve el riesgo que sigue existiendo, especialmente para los niños pequeños después de una sola dosis de vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (SPR). El Dr. Olusimbo Ige, comisario de salud de la ciudad, señaló: «La vacuna triple vírica es la mejor defensa contra el sarampión. Sin embargo, los niños menores de cinco años corren el mayor riesgo de contraer el sarampión incluso después de una dosis de vacuna.»

Para contrarrestar el brote, las autoridades sanitarias no sólo han acelerado las vacunaciones, sino que también han prolongado los periodos de cuarentena para los niños menores de cinco años hasta un total de 49 días. Esta medida afecta a unos 50 niños que participan en programas de aprendizaje temprano en el albergue en cuestión.

La comunidad migrante, formada principalmente por personas procedentes de Venezuela, se enfrenta a retos adicionales debido a la falta de datos accesibles sobre salud pública y registros de vacunación, consecuencia del colapso de la infraestructura sanitaria venezolana. Para hacer frente a esto, las autoridades sanitarias locales, en colaboración con los CDC y los concejales locales, han vacunado a más de 900 residentes, mostrando una respuesta personalizada a la crisis.

Además, el brote pone de relieve la cuestión más amplia del acceso a la atención sanitaria para los inmigrantes, muchos de los cuales encuentran obstáculos para recibir servicios médicos esenciales.

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