27 de mayo: La noche que el chavismo silenció a RCTV y comenzó la represión mediática en Venezuela
A la medianoche del 27 de mayo de 2007, Venezuela fue testigo de un momento que marcaría un antes y un después en su historia contemporánea. Con un conteo regresivo, en cadena nacional, la señal de Radio Caracas Televisión (RCTV) fue sustituida por la de un nuevo canal estatal. Se trataba de un golpe directo contra la libertadd de expresión y el inicio de una era de censura sistemática, represión informativa y demolición de la prensa independiente en el país.
RCTV era, en ese momento, la televisora privada más antigua de Venezuela. Con más de 12 millones de televidentes, lideraba los índices de audiencia y formaba parte de la vida cotidiana del país con noticieros, novelas y programas de opinión. El régimen de Hugo Chávez decidió no renovarle la concesión bajo el argumento de su supuesto apoyo al golpe de Estado de 2002. Pero la decisión era mucho más que un castigo político: fue una advertencia para todos los medios y periodistas que se atrevan a disentir.
El despertar de una generación
Al día siguiente del cierre, el país despertó con una llama encendida: cientos de estudiantes universitarios salieron a protestar. Llevaban las manos pintadas de blanco como símbolo de protesta pacífica. Así nació el Movimiento Estudiantil, un fenómeno social que desafió al autoritarismo y logró articular a toda una sociedad en defensa de la libertad. A ellos se les atribuye haber impulsado la única derrota electoral de Chávez, en el referéndum constitucional de 2007.
Pero mientras la sociedad alzaba la voz, el chavismo perfeccionaba su maquinária de censura.
Una ofensiva sistemática contra los medios
Desde aquel 2007, el chavismo —primero con Chávez y luego con Nicolás Maduro— ha desarrollado una política de cerco y aniquilación del ecosistema informativo independiente. El cierre de RCTV no fue un hecho aislado, sino el comienzo de una larga lista de ataques y medidas destinadas a silenciar voces críticas.
Según cifras de Espacio Público y otras organizaciones de defensa de la libertad de prensa, desde 2003 hasta 2024:
Más de 300 medios han cerrado en Venezuela, incluyendo:
148 emisoras de radio cerradas solo entre 2017 y 2023.Más de 20 canales de televisión sacados del aire, entre ellos CNN en Español, NTN24, Caracol, RCN, El Tiempo TV, entre otros.Decenas de periódicos impresos dejaron de circular por falta de papel (controlado por el Estado) o por presiones económicas y judiciales.Muchos medios fueron comprados a la fuerza o mediante testaferros del chavismo. Así ocurrió con El Universal, Globovisión o Últimas Noticias, que luego fueron convertidos en órganos de propaganda oficial.Medios digitales como La Gran Aldea, Efecto Cocuyo, Tal Cual o Armando.Info han sido objeto de bloqueos, campañas de desprestigio, ataques cibernéticos y vigilancia estatal. En algunos casos, incluso se ha recurrido a falsos reclamos de copyright para censurar investigaciones incómodas en plataformas internacionales.
El costo humano: periodistas perseguidos y encarcelados
La represión no solo ha sido estructural. También ha sido personal. Periodistas han sido objeto de detenciones arbitrarias, acoso judicial, tortura, exilio forzado y desapariciones temporales. Algunos casos emblemáticos:
Luis Carlos Díaz, periodista y activista digital, fue detenido en 2019 y acusado de instigar apagones eléctricos.Roland Carreño, comunicador y dirigente político, fue encarcelado por más de dos años por supuestos delitos de terrorismo.Marco Ruiz, Ana Belén Tovar, Mildred Manrique, entre muchos otros, han sufrido allanamientos, amenazas, detenciones o exilio.
Hoy, decenas de trabajadores de la prensa permanecen en el exilio, en la cárcel o bajo régimen de presentación judicial. El simple acto de informar se ha convertido en una actividad de alto riesgo.
¿Por qué tanto miedo a la libertad de expresión?
La censura sistemática en Venezuela no es un accidente, ni una reacción espontánea. Es un pilar fundamental del modelo chavista de control total. Como ocurre en toda dictadura, controlar la narrativa es tan importante como controlar los cuerpos.
En un país donde se ha destruído el sistema judicial, manipulado el sistema electoral, y militarizado la política, la prensa libre era uno de los últimos bastiones de resistencia. Por eso fue atacada con saña.
Hoy, más que nunca: memoria y resistencia
A casi dos décadas del cierre de RCTV, el país sigue bajo el yugo de un régimen que teme a la verdad. Pero también sigue en pie una sociedad civil que, con creatividad y valentía, ha encontrado formas de romper el cerco informativo. Desde WhatsApp y Telegram, hasta medios independientes que operan desde el exilio, la lucha por informar y estar informado continúa.
Este 27 de mayo no es solo una fecha para recordar lo que perdimos, sino para reafirmar lo que aún defendemos: una Venezuela donde nunca más se apague una pantalla por decir la verdad.
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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