Cargando ahora

Luis Olavarrieta: los grandes medios no van a decir nada que moleste al poder 

Luis Olavarrieta: los grandes medios no van a decir nada que moleste al poder 

El conocido periodista y presentador Luis Olavarrieta está muy claro sobre lo que los venezolanos esperan de los medios de comunicación como la radio y la televisión. Explica que, aunque entiende la postura que han tomado, es muy claro que ya “no van a caer en la guerra de tratar de informar”. 

En este sentido resalta la importancia de las redes sociales y las plataformas digitales en estos tiempos de censura. Asimismo cuenta las razones por las que salió de Unión Radio y afirma que con su canal de YouTube está más tranquilo y tiene mayor libertad 

Olavarrieta considera el escenario actual del país un reto para todos los comunicadores que quieren informar y es enfático al decir que no se irá de Venezuela: “me prometí que hasta el último día de mi vida voy a seguir comunicando en el país. Yo estoy aquí, no me he ido, ni me voy a ir”. 


¿Qué lectura hace de lo que está pasando y de lo que han sido estas últimas semanas? 

Estamos viviendo un momento muy difícil, sobre todo después del 28 de julio. Un ejemplo que refleja el miedo que hay, es que los entrevistados no quieren hablar. Los protagonistas o dirigentes que están en Venezuela se están cuidando mucho y son muy pocos los que quieren declarar sobre temas relacionados a la crisis política o económica. Eso refleja el temor general de expresarse que se vive luego de la elección presidencial.

¿Ha tenido miedo de hacer trabajo periodístico estos días?

Bueno, yo estoy constantemente buscando la forma de comunicar desde mis plataformas. Estoy acostumbrado a trabajar en terrenos complejos y siempre trato de ver cómo informo, qué temas toco, a qué fuentes puedo acceder, cuál es el límite de lo que puedo decir. Pero uno no sabe cuándo molesta. Gracias a Dios, hasta ahora, no he recibido ningún tipo de amenaza o advertencia. También he intentado acercarme a las fuentes del gobierno en muchas ocasiones y no se ha logrado, ellos han mantenido distancia. 

¿Cómo ha sido ese proceso para intentar tener acceso a la fuente gubernamental?

He mandado correos, preguntas, y hasta he hablado con ministros. Estuve a punto de hacer una entrevista a Nicolás Maduro unos días antes de las elecciones, pero la cancelaron horas antes, a pesar de que estaba más que confirmada. Me habían dicho que sería sin cámaras, y yo dije «bueno, iré sin cámara, pero voy». Fue un proceso muy difícil; me pidieron estar en Miraflores a las 11:00 de la mañana y que enviara las preguntas antes. Cuando envié el cuestionario señalaron que había dos preguntas muy fuertes, pero les dije que la idea era debatir temas importantes que el país merece escuchar. Me respondieron que estaba bien, que ellos se encargarían de las cámaras y me entregarían el material.

El día de la entrevista llegué a Miraflores, a la esquina de Carmelitas, y cinco minutos antes de la hora acordada, me informaron que Maduro tenía una reunión con Trinidad y Tobago, y ya no me volvieron a llamar. Pero yo sigo insistiendo, no soy enemigo de nadie y trato a todo el mundo con respeto. Considero que es necesario hablar de estos temas, y espero que algún día se dé la oportunidad.

¿Qué ha cambiado en las coberturas de calle que hace hoy con respecto a las que hizo durante las protestas de 2017? 

Los contextos han cambiado, en 2017 me convertí en una amenaza a pesar de que solo me dedicaba a mostrar lo que ocurría, sin hacer juicios de valor o emitir opiniones. En ese tiempo hubo momentos incómodos, ahora la situación es mucho más delicada, porque todo lo que uno diga puede ser tomado por el madurismo como una ofensa. Por esto es que la radio y la televisión se han dedicado a entretener y muchos no caen en esa guerra de tratar de informar. Prefirieron mantenerse en silencio. La gente lo sabe y por eso la audiencia les ha bajado muchísimo, porque el venezolano ya no se siente reflejado en lo que se está mostrando ahí, se sienten ajenos desde todo punto de vista. 

¿A qué atribuye que periodistas y comunicadores con renombre no usen las redes sociales y demás plataformas digitales para informar lo que la censura de los grandes medios les impide, tal como ha hecho usted?

Bueno, yo te voy a hablar de mí. Yo no tengo perro que me ladre, ni tengo familia aquí. Tal vez esa puede ser la diferencia. Yo no tengo por qué temer, más bien, mi familia afuera teme por mí. Cada quien es libre de tener el miedo que quiera. En mi caso, sé que si me pasa algo, estaré solo yo en esas circunstancias. Igual siempre trato de pensar en el peor escenario y me vivo preguntando ¿Qué puede pasar si yo digo esto o si coloco tal entrevista? 

Ojo, también tengo mi fórmula, hago un programa político y vengo después con tres de misses o de farándula, para quitarme un poco la atención. Hay gente que se ríe conmigo y dice: “Luis va a sacar un programa de farándula porque ya tiró el de guerrilla”. La audiencia me ha analizado y entiende cómo voy, pero volviendo a tu pregunta: el miedo es libre.

¿Cómo evalúas el papel que han tenido los medios tradicionales en esta última coyuntura postelectoral?

Yo creo que los medios se han adaptado a los tiempos actuales y no van a asumir ningún riesgo más. Esa es la verdad. Ya no van a decir algo que vaya contra del poder o a analizar un contexto que salpique a los poderosos o a generar una noticia que moleste a quienes pueden tomar represalias. Los medios no van a hacer eso, no van a jugar a lo que deberían, no entrarán en la dinámica periodística que corresponde. Ya prefieren meter una comiquita o un programa de entretenimiento.

Y yo entiendo a algunos medios y sé las presiones que existen. Hace un tiempo trabajé en un canal durante una circunstancia difícil del país y me censuraron duro, recuerdo que hice un programa de Edmundo Chirinos y decía que él había sido el psiquiatra de Lusinchi, de Caldera y de Chávez. Y me mandaron a quitar el nombre de Chávez, algo que era público y tan básico. Tampoco podía entrevistar a ningún familiar de Leopoldo López, que estaba detenido en ese momento ni hablar de presos políticos. Imposible. Entonces yo creo que los medios ya no van a entrar en más peleas.

¿Por qué renunció a Unión Radio?

Renuncié por varias cosas: primero, era mucho el tiempo que invertía ahí; segundo, no quería meter a la radio en problemas con algún comentario que disgustara al poder; y tercero, por un tema financiero. Me va mejor con mi canal de YouTube y tengo más libertad. Yo prefiero no generar molestias; de la  mejor manera dejé claro que estaba a la orden cuando pudiera servir para algo o para algo mejor.

¿Qué opina de los medios que durante este último mes tomaron la decisión de silenciar los principales programas o mandar a sus presentadores habituales de vacaciones para evitar problemas con el gobierno?

Es que el problema es que si tú dices algo que no le gusta (al gobierno), te sacan del aire. Entonces yo entiendo la posición de muchos de mis colegas y la decisión de los medios, por eso no los quiero cuestionar, porque sé que están constantemente vigilados. Hay más de cuatrocientos medios cerrados y cualquiera que rete al poder va a pasar a formar parte de esa lista; entonces, hay gente que quiere mantener su espacio y su tribuna para que cuando ocurra algo, poder decirlo. Pero lo que hemos visto los últimos años es que desde los medios tradicionales se dice lo que se puede decir y dudo mucho que hoy se vaya a decir que Edmundo González Urrutia fue el ganador de las elecciones presidenciales.

Usted que está en la calle, ¿siente que la gente cuestiona ese silencio, o cree que, más bien, lo entiende?

Pienso que ya la ciudadanía lo entendió, porque tiene años en esto y sabe que se ha agudizado la censura. Por ejemplo, la gente ve el Miss Venezuela, sabiendo que al final, cuando termine, no va a tener un noticiero con verdadera información. Yo vivo en una zona colonial de El Hatillo, camino diariamente por las zonas cercanas y veo que todos los televisores están prendidos en Televen o Venevisión, pero estoy seguro de que ellos saben que ahí no van a encontrar información.

¿Cuál crees que ha sido el impacto que ha tenido la decisión de bloquear X o Twitter en Venezuela?

Ha tenido un impacto muy importante y fue una medida absolutamente pensada por el gobierno, pero el venezolano siempre va a buscar la forma de estar informado. A pesar de que cada vez existen menos canales o accesos, la información siempre llega. 

¿Es cierto que los anunciantes no compran publicidad en espacios críticos por temor a represalias del régimen?

Es cierto. Yo ni les ofrezco los programas políticos, porque la respuesta va a ser negativa. Nadie se quiere ver involucrado en esos temas y yo cuido mucho a mis anunciantes; prefiero decirles, “te debo esta cuña”. Pero, en cambio, si hago un programa de Rudy La Scala, sé que mis nueve clientes van a querer estar. En espacios informativos van a decir que no, así les garantices diez millones de visualizaciones. Sin embargo, sí hemos derribado algunos mitos, como por ejemplo, que las visualizaciones venezolanas no generan ingresos. Eso es falso, yo vivo de la monetización y puedo asegurar que si monetiza bien, vives tranquilo.

¿Qué mensaje le daría a los jóvenes que quieren ser comunicadores en un contexto país tan difícil? 

Bueno, yo creo que la juventud está clara del rollo comunicacional del país, por eso están haciendo maravillas en todas las redes sociales. Es gente que está entendiendo las nuevas formas que existen para expresarse y para comunicar. El reto que tenemos todos los que queremos ejercer este oficio en Venezuela es encontrar una salida o una ventana para poder informar. Estoy muy seguro de que la juventud no se va a detener.

La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.

Publicar comentario