León XIV: El primer papa peruano que transforma la Iglesia desde Chiclayo al Vaticano
Habemus papam latinoamericano, el camino de León XIV, el primer papa agustino, con nacionalidad peruana que marcará el rumbo de la Iglesia
Cuando la fumata blanca invadió el cielo romano y apareció en el balcón la figura del sucesor de Francisco, Robert Francis Prevost Martínez, con las vestiduras de los papas tradicionales, empezaron a correr calificativos. Era estadounidense de Chicago, era el primer agustino, era León XIV, y se recordó inmediatamente a León XIII, el papa de la Rerum Novarum, la primera encíclica social de la Iglesia católica. Cuando entre la multitud un grupo con bandera gritó en la plaza de San Pedro ¡Es peruano!, la dimensión del nuevo papa tomó un perfil latinoamericano.
Desde el balcón, un mensaje en español a sus seres queridos de Chiclayo
Para confirmarlo, minutos después, en su texto escrito estaban las palabras que leyó. Con su voz calmada y ademanes moderados, pidió permiso para dirigir unas palabras en español. “Y si me permiten también una palabra, un saludo, a todos aquellos, en modo particular a mi querida diócesis en Chiclayo, Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo”.
El papa, hijo de padre italiano y madre con ascendencia española, 69 años, había pasado por el noviciado en Saint Louis y los estudios de Teología y Derecho Canónico en Roma. Se había ordenado sacerdote en 1982 y con 28 años fue enviado al que se convertiría en su segundo país, Perú. En una misión en Chulucanas, en Piura estuvo un año, hasta 1986.
Este sería el primer paso de un largo camino que lo llevó a Latinoamérica. Porque dos años después llegó a Tujillo a seleccionar vocaciones agustinas en ciudades como Chulucanas, Iquitos y Apurímac durante una década en esa archidiócesis. Esa es una diócesis muy antigua llamada Villa de la Asunción de Nuestra Señora de la Asunción de Trujillo, erigida en el Virreinato del Perú el 15 de abril de 1577 por Gregorio XIII a solicitud del rey Felipe II de España.
Su vida en Perú en 2014, después de haber sido prior general del Capítulo Agustino de Chicago, dio otro giro cuando desde Roma, el papa lo puso frente a la diócesis peruana de Chiclayo, esa que con tanto cariño mencionó el papa desde el balcón de San Pedro, y que está 750 k al norte de Lima. Un año después sería nombrado por Francisco obispo de Chiclayo y desde 2018 fue vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal de Perú. Entonces, afrontó entre otras cosas la grave crisis por los abusos del grupo Sodalicio de Vida Cristiana, creado por el papa san Juan Pablo II en 1977, y disuelto este año por Francisco.
En la Conferencia Episcopal, él pudo dirigir la Comisión de Educación y como vicepresidente, fue encargado responsable también del tema de abusos sexuales. El actual presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Carlos García Camader, ha recordado que durante su misión en Perú, Prevost priorizó sus visitas a las comunidades rurales y promovió programas contra la desnutrición infantil. A caballo, o en cualquier otro medio de transporte, para llegar a los lugares más apartados. Sus fieles peruanos siempre tienen presente su compromiso con los más desvalidos y su defensa fuerte por los derechos humanos. En 2015 habíia obtenido la nacionalidad peruana.
De Chiclayo a Roma

Francisco lo nombró cardenal en 2013 y lo llevó a la curia para que aconseje sobre los nombramientos de obispos
En 2023 volvió a recibir honores y encargos del papa argentino. Lo llamó a Roma para hecerlo cardenal y nombrarlo prefecto del Dicasterio para los Obispos, el ministerio vaticano que tiene la función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.
Entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. El difunto pontífice lo nombró también presidente de la Comisión Pontificia para América Latina.
El sello latinoamericano siempre se lo dio Francisco. Fue uno de los cardenales más cercanos a él, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores de la Iglesia. Tras su muerte, Prevost aseguró que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia. «No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana», le dijo el mes pasado a Vatican News.
El papa Norte-Sur

El cardenal convertido en papa del Norte y del Sur para tener puentes en la Iglesia
Políglota, habla español perfecto, aficionado al tenis, estuvo en varias ciudades colombianas, y llega al trono de San Pedro con una inclinación pastoral, perspectiva global y capacidad para gobernar la curia vaticana. Es el papa Norte-Sur. El presidente de EE. UU. Donald Trump apostaba más por otro candidato, el cardenal Timothy Dolan, pero ha expresado «qué emoción, y qué gran honor para nuestro país», en su red social Truth. El sur latinoamericano también encuentra un buen intérprete de sus necesidades en el cardenal de Chicago elevado a papa de la Iglesia universal. La reputación de moderado de León XIV que ha puesto su nombre con impronta de la renovación social de la Iglesia, es también el de constructor de puentes, crucial en un momento en que la Iglesia aparece divida.
¡Habemus papam latinoamericano!

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