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Carolina Amaya: “la Universidad en Venezuela navega entre la innovación y la resiliencia”

Carolina Amaya: “la Universidad en Venezuela navega entre la innovación y la resiliencia”

La universidad y el país, un tema que poco se difunde en los medios de comunicación donde el diarismo se impone aceleradamente con los acontecimientos políticos, la incertidumbre y el seguimiento a la lucha ciudadana. Pero es precisamente en estos momentos cruciales cuando las casas de estudios superiores que subsisten en contextos difíciles, adquieren mayor relevancia y merecen mayor atención, por los desafíos y transformaciones necesarias que requiere la educación en Venezuela.

“Quién no tiene educación, está condenado al fracaso”, me dijo una vez en una entrevista el Padre Luis Ugalde. Nada más acertado en nuestro contexto.

¿Cómo hace la universidad en Venezuela para seguir apostando? ¿Qué estrategias utiliza para mantenerse en pie sin sucumbir, a pesar de la polémica política? ¿En un país hostil, cómo plantea su visión transformadora, centrada en la personalización educativa y la sostenibilidad?

Al respecto conversamos con la Vicerrectora académica de la Universidad Monteávila, Carolina Amaya, Profesora de Literaturas occidentales, Pensamiento latinoamericano y lenguaje. Es veterana en gerencia educativa, contratación, seguimiento y formación de profesores. Parte de su carrera la ha dedicado al desarrollo y diseño de programas educativos, asignaturas, diplomados y estructuración curricular. Además tiene experiencia en procesos educativos en el área de secretaría general y control de estudios.

¿Cómo se reinventa la universidad en una coyuntura hostil como la que se vive en Venezuela?

Las universidades son instituciones con propósito, eso quiere decir que nosotros estamos dedicados a formar personas independientemente de las circunstancias o el tiempo y si bien no somos ajenos a la realidad, tratamos de identificar las necesidades que se nos ponen por delante para irnos adaptando. Por ejemplo la Universidad Monteávila no se ha detenido en 25 años, pase lo que pase. Seguimos formando estudiantes y profesores con un modelo de educación personalizada basado en el humanismo cristiano. Sin embargo, estamos conscientes de que es el momento de una adaptación porque no es igual el estudiante de hace más de dos décadas, que el que está buscando prepararse ahora.

¿Cuál es el cambio fundamental entre estas generaciones que toman en cuenta los pénsum de las universidades?

La adaptación rápida a los entornos, por lo tanto hay que desarrollar carreras innovadoras y en diálogo con las empresas, con las necesidades de los empleadores e identificar qué es lo que los estudiantes buscan, qué quieren hacer, cómo quieren formarse, que tengan un espacio para la creatividad y una oportunidad real en el mercado laboral. Por eso nuestras nuevas carreras como las ingenierías, conectadas con las grandes tendencias tecnológicas del momento, son una gran opción.

¿Cuáles son específicamente, qué puede hacer que un estudiante decida tomar una de estas ofertas, siendo ahora el aprendizaje de un oficio una alternativa muy válida y más rápida?

Ingeniería Mecatrónica que forma expertos en robótica. Se especializa en el diseño de soluciones tecnológicas que combinan elementos mecánicos, electrónicos de control e informática para todo tipo de aplicaciones, negocios e industrias. Ingeniería Telemática que forma profesionales capacitados en la captura, transmisión, almacenamiento y procesamiento de datos para hacer posible una comunicación confiable y segura,  y  la Ingeniería Informáticaen Ciencia de Datos que permite la implementación de soluciones tecnológicas que procesan datos y  los convierten en información valiosa para la toma de decisiones acertadas. Se trata de formar expertos en informática, Big Data, Business Analytics e Inteligencia Artificial. Carreras para el presente y futuro. En las universidades se está poniendo la primera piedra.

El venezolano no se rinde

¿Cómo la Universidad enfrenta la desmotivación de los jóvenes, cómo rescatar esas ganas de estudiar en un país tan convulsionado e impredecible?

En la universidad tratamos de enseñarles a los jóvenes quiénes somos, de dónde venimos, quiénes somos los venezolanos. Intentamos enamorarlos de su identidad. Nosotros formamos personas, pero con una educación de calidad. Rescatamos el hecho de ser venezolano: tú eres venezolano, tú hablas español, tú perteneces a un continente, tu cultura, tu familia, estos valores son los que hacen a una persona.

Pero los jóvenes parece que están rebelados, porque diría que si hacemos un sondeo de opinión creo que casi la mayoría, si estudia aquí en Venezuela, es con la idea de irse en busca de mejores condiciones y de libertad. ¿Cómo luchar contra eso?

Nosotros tratamos de no luchar contra eso, es una decisión de vida. Les ofrecemos innovación, pasantías en las mejores empresas del país y la mayoría de las veces, estas empresas los contratan y se quedan trabajando. Es verdad que hubo una época de éxodo masivo y muchos de nuestros egresados se encuentran fuera del país, pero últimamente esto ha disminuido.

¿Pero cómo convencer a los jóvenes de quedarse en el país para recibir estudios superiores, dado en entorno incierto?

La educación en la universidad venezolana tiene muy buena reputación en general. La excelencia de nuestros profesionales en otros países lo demuestra. Y creo que no se trata de estudiar en el país o no, sino de un desinterés por la educación superior porque estamos como en una especie de inmediatismo, en el que el joven se pregunta para qué ir a la universidad si puede ponerse a trabajar, a emprender, ganar dinero. Pero la educación universitaria es la que te enseña a pensar, eso es lo que genera desarrollo. Hemos visto jóvenes que al salir del bachillerato, se toman uno o dos años para trabajar, hacer cosas que le generen ingresos, pero llega un momento en que se detienen porque para poder crear y desarrollar ideas exitosas, tienes que tener formación. La educación universitaria no tiene sustituto. Los médicos, los ingenieros, comunicadores venezolanos que están afuera, tienen muy buena reputación y eso es gracias a sus estudios en las universidades venezolanas. El venezolano no se rinde y la universidad venezolana también es muy resiliente.

Los jóvenes en Venezuela no estudian la carrera de educación, según datos ya difundidos por varias universidades del país. ¿Qué opina sobre esto?

Es un problema grave para el país, no tenemos maestros, como ya sabemos la razón es estructural, el trabajo del docente no ha sido reconocido en Venezuela. Hay mucha vocación, de hecho tenemos personas que estudian Comunicación Social o Derecho y luego se dedican a dar clases y se interesan por hacer el componente docente. De manera que el problema no es la falta de vocación. Hay que retomar el respeto y devolverle la dignidad al maestro. Para nosotros la escuela de educación es una bandera importante y tratamos de promoverla en los colegios. La educación es la única carrera que tiene 100 por ciento de empleabilidad, porque el docente puede desempeñarse en el aula, hacer carrera en gerencia, hay mil y una posibilidad.

Más Comunicadores, menos medios

Paradójicamente la carrera de Comunicación Social sigue siendo una de las más solicitadas en las universidades del país. Quizás esto se deba a la transformación del periodismo en las plataformas multimedia, pero sin embargo continúa perfilándose como una profesión de riesgo en Venezuela, sea digital o no.

¿Cuál es la carrera que tiene más matricula en la Universidad Monteávila?

Comunicación Social porque es una carrera que tiene un diseño curricular general, se imparten conocimientos de todas las aristas de la comunicación, periodismo, mercadeo, comunicaciones corporativas y el perfil es muy integral. Aquí también hay una gran vocación de acercamiento a la verdad, a la investigación, los estudiantes de comunicación tienen mucha oportunidad de hacer cosas por el país.

La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.

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