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Horacio Velutini: No me muevo en el mundo de los enchufados

Horacio Velutini: No me muevo en el mundo de los enchufados

Un sindicalista sentenció que los venezolanos no son suizos. Ahora el empresario Horacio Velutini afirma que sus pares no son chinos. “Creo que cuando se habla del modelo chino, no es que se está diciendo que quiero vivir dentro de una dictadura, pero con una apertura económica. No creo que eso lo plantee el sector privado”, aclara el presidente de la Bolsa de Valores de Caracas y miembro de la junta directiva del Consejo Nacional de Promoción de Inversiones (Conapri).

El Consejo Nacional Electoral (CNE)  proclamó a Nicolás Maduro presidente electo de Venezuela, pero ni la oposición ni buena parte de la comunidad internacional -incluidos Brasil y Colombia- reconocen ese resultado. ¿Cómo atraer inversiones a un país con una crisis política de esta magnitud?

Sin duda es un reto, porque hace muy difícil explicar el país. El país de las noticias y de los mensajes de Whatsapp es uno, la visión que tiene una persona en el extranjero termina siendo lo que lee en las noticias; entonces, hace muy difícil para los que estamos en Venezuela plantear oportunidades de inversión.

Bajo el actual escenario, luce imposible que se normalicen las relaciones de Venezuela con la comunidad internacional. ¿Qué impacto tiene esto en la economía nacional?

Ahora el gran reto para Venezuela es su relación con Occidente. Pareciera que los países no occidentales tienen una visión distinta con respecto a Venezuela, pero a Venezuela indudablemente las sanciones le afectan. Nadie puede negar eso. Seis o siete años de sanciones dentro de un sistema financiero que está básicamente insertado en Occidente, indudablemente que afecta a la economía de Venezuela y hace mucho más difícil reanimar la economía, inclusive teniendo políticas monetarias y fiscales mucho más coherentes que las aplicadas en el pasado. Teniendo hoy por parte del Banco Central una política monetaria que, en mi opinión, es muy acertada, y una política fiscal mucho mejor a la que se tenía en años pasados, aún así cuesta mucho recuperar la economía dentro de ese contexto.

La comunidad internacional ha dicho que da por zanjada la disputa si el gobierno muestra los resultados desglosados. ¿Usted le recomendaría al gobierno que acceda a esa petición para superar el conflicto?

En mi visión, como empresario y representando a la Bolsa de Valores de Caracas, creo que nosotros no nos debemos involucrar en ese tema político del país. Sinceramente creo que ese es un tema que tiene que manejar la alta política, yo personalmente no me quiero involucrar en esas cosas.

¿Qué argumentos ofrece a un inversionista para animarlo a poner su dinero en Venezuela, pese a este contexto de crisis política, tensiones diplomáticas y señalamientos de ausencia de garantías y seguridad jurídica?

Creo que el upside (potencial de revalorización) de Venezuela es evidente, es inmenso, porque tienes la economía de un país que cayó a niveles históricos. La caída del Producto Interno Bruto (PIB) venezolano ha sido inmensamente grande, por lo cual el upside termina siendo inmenso. 

Venezuela necesita crecer a unos niveles gigantescos para recuperar lo que ha perdido. Lo que siempre digo a los inversionistas es que analicen la parte objetiva de la oportunidad, porque el upside que tiene Venezuela y las oportunidades de inversión muy pocos países de América lo ofrecen.

Los capitales en el mundo analizan el riesgo país y lo que buscan es retorno. Este es un país donde un retorno del 25% con respecto a la inversión es totalmente factible, cuando otros países te ofrecen un retorno del 4% o 5%. Puedes comprar cosas que están al 10% de su capacidad instalada, pero tienes la oportunidad en un año de llegar a 20%, por eso es que el upside es tan grande. No es que piensas en llegar al 100%, sino que una industria que está al 10% puede duplicar su tamaño de un año a otro.

La declaración de los empresarios “optimistas” -de los cuales usted forma parte- generó en su momento suspicacia y distintas interpretaciones. ¿Cuál es la diferencia entre un empresario optimista y un enchufado?

(Risas).Optimista es una persona que tiene una actitud determinada. A veces la gente confunde optimismo con visión de las circunstancias. Una persona optimista puede ver las circunstancias tal cual como las ve una persona pesimista, simplemente que la persona optimista está pensando en que va a tener la forma de interactuar con ese ambiente o, inclusive, ve que en el mediano-largo plazo las cosas terminarán siendo favorables. ¿Qué beneficio puede traer ser pesimista? 

El término enchufado me parece que es muy peyorativo porque ahora si una persona pasa con una camioneta nueva, alguien dice: “ahí va un enchufado”, pero es que tiene vidrios oscuros, ni siquiera sabes quién va dentro del carro. Es un tema peyorativo de ofender a otro inclusive sin conocerlo, por lo cual creo que con lo de enchufado básicamente lo que le estás diciendo es corrupto. Comparar a una persona optimista con un corrupto no le veo ningún sentido.

Mucha gente me ha preguntado por el tema de los enchufados y la corrupción, y les respondo: Yo en ese mundo no me muevo, no formo parte de eso que tanta gente habla, que están haciendo negocios con el oro, eso no lo conozco. El mundo en el que yo me muevo es el del mercado de valores, de las empresas emisoras, de las empresas que abren sus estados financieros, de los negocios que son transparentes. Ese es el mundo que yo conozco, del otro mundo no puedo hablar. Prefiero ser una persona optimista que una pesimista.

Maduro recientemente ha arremetido contra los enchufados, señalando que son una expresión de la corrupción. ¿En la Bolsa hay enchufados?

No sé, no conozco ese mundo. Yo, Horacio Velutini, no he visto nada de eso. Este es un mercado muy transparente, puedes buscar los balances de una persona, analizar, estudiar las compañías que están emitiendo un papel y que están cotizando sus acciones. Creo que el mercado de valores está bastante lejos de la corrupción.

Con unos “apellidos” el oficialismo se lleva muy mal, pero con otros -como el suyo- se lleva bien. ¿Cómo ha logrado tener una buena relación con el gobierno?

He sido bastante pragmático en la relación. Conapri y la Bolsa de Valores son entidades que tienen que tener una buena interacción con la autoridad, con las instituciones que pueden definir políticas económicas y resolver problemas de temas empresariales, por lo cual yo nunca he prejuiciado al gobierno.

Siempre he interactuado con las autoridades, especialmente con el Ministerio de Finanzas, y he encontrado un ambiente de receptividad por lo menos para los planteamientos, aunque eso no significa que uno lo va a poder lograr. Creo que se trata de una relación institucional, donde uno plantea ideas de una forma bastante transparente. No es que yo tenga una buena relación, sino que he ido construyendo una relación institucional que favorezca tanto al lado de la autoridad como también al lado de las empresas formales, organizadas, que necesitan tener interlocutores y relación con el alto gobierno. Si eso significa tener una buena relación, definitivamente la tengo.

Para que usted llegara a la presidencia de la Bolsa de Valores de Caracas, primero tuvieron que forzar la salida de su predecesor, Gustavo Pulido Medina, y luego reformar los estatutos, siempre contando con el apoyo del banquero José María Nogueroles. Algunos críticos hablaron en su momento de un “golpe de Estado” en la Bolsa.

Soy un outsider en la Bolsa, no soy corredor, no tengo una empresa de corretaje y no soy accionista de la Bolsa. A mí me invitaron a participar dentro de una junta directiva en 2023 y dentro de esa junta se empezó a hablar de la necesidad de modificar los estatutos, y darle apertura a una junta directiva que pudiera interactuar y plantear ideas nuevas. Creo que Gustavo hizo un gran esfuerzo y un gran trabajo en el tiempo que estuvo aquí, indudablemente ha debido ser muy incómodo para él no haber terminado su segundo año. 

Una nueva administración siempre trae nuevas ideas, pero creo que Gustavo hizo una tremenda gestión en el tiempo que le tocó. Yo lo que hice fue aceptar el llamado de grupos que querían realizar un cambio para proponer ideas nuevas, pero en eso no veo nada particular. Quizá lo mejor hubiera sido esperar el segundo año (de gestión de Pulido Medina), pero lo que se planteó no fue así. Soy un outsider y no conozco los cuentos de antes, yo todo lo planteo como algo nuevo. No tengo conexión con el pasado dentro del contexto de la Bolsa, lo que sí soy es un apasionado del mercado de valores. 

Usted asegura que la economía venezolana entró en una etapa de liberalización y apertura. ¿Cree, entonces, que el gobierno renunció a su proyecto socialista?

No, creo que son cosas distintas. Creo que cómo te presentas a los efectos de tu elector, si te vas a presentar con una forma conservadora, liberal o socialista, es un tema más del lado político, pero yo me pongo a observar es el detalle de las acciones que se están tomando a nivel económico, que es lo que debe interesar a los empresarios. Siento que lo que ellos llaman o promueven como una economía diversificada, termina siendo una economía liberal. 

Una economía abierta, muy distinta no solo a la economía de hace una década sino de décadas pasadas. Desde 1920 en adelante, la economía de Venezuela siempre ha sido una economía muy dirigida por el Estado y en los años 70 se asumieron las grandes empresas de entonces, una forma de estatización de la economía. Ahora nos hemos dado cuenta de que necesitamos un nuevo modelo económico, que se trató de implementar en el año 1989 y no se pudo. Ahora, a partir de 2018-2019 tienes una dirección que va a lo que se ha llamado una economía postpetrolera; es decir, una economía menos dirigida por el Estado, un Estado menos empresario y más empresarios en el país. 

Ahora pareciera que estamos orientados a una apertura, a darle más espacio al sector privado dentro de la economía. Tú lo ves en el mercado de valores. Tienes empresas que son manejadas por el Estado como el Banco de Venezuela y CANTV, que son compañías que se están comportando mucho mejor como empresas, pero también tienes una cantidad de nuevas empresas privadas que están surgiendo. Para 2018, en plena hiperinflación, lo que quedaba era una reminiscencia del sector privado, pero ese sector privado se ha ido lentamente oxigenando en estos cinco años. La gran barrera que ha encontrado el sector privado para poder crecer más rápido es la falta de financiamiento.

Para que una empresa como CANTV sea atractiva para los inversionistas, tendría que ser mucho más transparente y, además, abrirse de forma generosa al capital privado. ¿Usted nota esa disposición con esa empresa y otras del Estado?

Las declaraciones que uno ha oído desde el Ministerio de Finanzas y la Vicepresidencia es que el mercado de valores es una parte esencial de la economía y que es una política de Estado. He visto empresas que cotizan en la Bolsa que son mayoritariamente poseídas por el sector público, como Banco de Venezuela y CANTV, las dos más emblemáticas. He acudido a sus asambleas como observador y ves que se comportan como empresas privadas, hoy están mucho mejor manejadas, presentan sus resultados financieros y sus ideas de crecimiento, política económica y de dividendos para sus accionistas.

En el caso de CANTV, he estado en las últimas dos asambleas y hay un deseo de tener estados financieros auditables, de reportar dividendos y así sucesivamente, y creo que se están preparando para la oportunidad de colocar más acciones en el mercado. El upside de esa compañía es inmensamente grande. Las empresas que más upside ofrecen para un inversionista son las del sector público, porque el sector público es el que se ha venido a menos. El market cap (capitalización de mercado) de CANTV hoy es de 400 millones de dólares, pero hace tres años era de 90 millones. Es decir, tú podías comprar esa empresa por 90 millones y ya está en 400, pero esa compañía debería valer 1.000 millones de dólares.

Luego, tienes lo que el alto gobierno ha hablado de traer al sector de energía y las asociaciones estratégicas al mercado de valores, lo que sería un cambio de paradigma. El upside que tiene el sector de la energía es demasiado grande.

Si decidieran que Corpoelec tiene una política clara, con sus estados financieros, estructuras y sus planes de negocio, se terminaría convirtiendo en una de las mejores oportunidades para invertir. La Bolsa de Valores de Caracas está tratando de ser el lugar de encuentro, eso lo hace más transparente. Los fondos de inversión que han pasado por la Bolsa de Valores para analizar oportunidades de negocio, siempre han encontrado que el sector público ofrece una oportunidad de inversión inmensamente grande.

Aunque no forma parte de Fedecámaras, trascendió que usted y Alberto Vollmer -presidente de Ron Santa Teresa-, junto con los expresidentes de Fedecámaras Ricardo Cusanno y Carlos Fernández, maniobraron para frenar el ascenso de Adán Celis a la dirección de la patronal. Todo porque temían que Celis rompiera los puentes tendidos por Cusanno y Fernández con el gobierno.

Hablo a título personal, no en nombre de nadie. No conozco a Adán Celis sino muy poco, pero yo veía que era una persona que antagonizaba mucho dentro del contexto político. Pensaba: Si estás antagonizando, ¿cómo vas a poder tener una buena relación para el sector económico que quieres representar institucionalmente?

Cusanno y Fernández trataron de hacer un esfuerzo para cambiar esa visión antagónica con el gobierno y promover una relación más pragmática para las necesidades del sector privado. Pero no creo que yo tenga la posibilidad de evitar que una cosa ocurra o no. En todo caso, tengo que reconocer que me equivoqué en mi percepción. Más bien me alegra mucho que Celis haya terminado en el cargo, se dio cuenta de que era necesario tener alguna forma de interacción de Fedecámaras con el gobierno, y de que era indispensable para la subsistencia de la institución a la cual se debe

Hoy más bien admiro a Celis, porque creo que dice mucho de él su decisión de dejar de antagonizar para tratar de construir cosas que van en beneficio del tema económico. A Celis lo han ofendido muchísimo por tratar de tener una buena relación con el gobierno. Esa es la Venezuela que necesitamos, donde el sector privado interactúe mucho mejor con la autoridad que esté, como pasa en todos los países del mundo.

En cuanto a la función de los empresarios, una tesis propone buscar que la economía marche por un camino distinto a la política y toman como referencia el modelo chino. ¿Considera que esa fórmula debe ser aplicada en Venezuela?

Lo que pasa es que el modelo chino trae en sí mismo como una especie de prejuicio, porque pareciera que estás diciéndole a un empresario que es un egoísta, que no le importan sus libertades políticas a cambio de mejoras económicas Hace unos años a algunos empresarios que promovíamos a Venezuela nos acusaban de estar promoviendo un país autocrático, pero para beneficio económico de nosotros. Realmente creo que ese no es el planteamiento. Desasociar tu visión de ciudadano de la de empresario, y decir que porque tengo un beneficio económico no me importa perder mis libertades políticas es un sinsentido, eso nunca ha estado sobre la mesa. 

Lo que está planteando el sector privado en estos años es separar el tema empresarial y económico de los temas políticos, porque en décadas pasadas el sector privado se involucró en la política y eso para mí ha terminado siendo un gravísimo error. 

Siento que los empresarios de hoy podemos tener una opinión política, pero sí creo que el empresario tiene que hablar de los temas que le corresponden dentro de su área, que es generar un ecosistema adecuado para promover la inversión y la oportunidad que representa invertir en Venezuela. Pero eso no desasocia nuestro deseo de vivir en un país democrático. 

Yo me considero una persona extremadamente liberal, no me considero una persona conservadora. Liberal en lo democrático y económico, pero siento que yo aporto desde el lado liberal económico, porque el lado liberal político está en manos de los agentes y actores que forman parte de eso y yo no quiero formar parte de eso, por eso trato de tomar distancia. En la Venezuela de hoy, se ha dado que si alguien habla de una oportunidad de inversión puede ser ofendido porque no está hablando de un tema político. El tema político de Venezuela, que es bastante complicado, tenemos 25 años discutiéndolo. Pienso que como empresario tengo algo que aportar a este mercado de valores y en el contexto económico. Puede parecer un poco ingenuo, pero al final las personas idealistas son las que ayudan a motorizar el desarrollo.

La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.

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