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¿Por qué la reunión de Fedecámaras con Edmundo González fue secreta?

¿Por qué la reunión de Fedecámaras con Edmundo González fue secreta?

Podría decirse sin temor a equivocaciones que el presidente de Fedecámaras, Adán Celis, no es alguien que le saca el cuerpo a declarar a los medios, a fijar posiciones públicas ni tampoco que ande por la vida esquivando las fotos en grupo. Lo mismo se puede decir, en consecuencia, de la institución a la que representa. Por eso sorprende el empeño en mantener en el más bajo perfil posible la reunión de la directiva del gremio empresarial con el candidato a la presidencia Edmundo González Urrutia

¿Por qué no hay fotos ni notas de prensa circulando? ¿Por qué no hubo una declaración en la que nos cuentan a los venezolanos de qué hablaron con el candidato, si le presentaron alguna propuesta? ¿A qué se debe la omisión? ¿Al miedo? 

La reunión se dio. Lo confirmamos. Fue en la sede nacional de Fedecámaras en Caracas el 25 de junio. Y no fue el candidato de la Unidad quien pidió mantenerla en secreto. Eso también lo confirmamos. Lo normal es que un aspirante a la presidencia de la República con ventaja en las encuestas, se reúna con los sectores productivos del país.  

Pero la directiva de Fedecámaras prefirió manejar el asunto con sigilo. Tanto como para retener los teléfonos celulares de los presentes mientras duró el encuentro en el que participaron miembros de las cámaras sectoriales, directivos regionales del gremio empresarial y el comité ejecutivo que está conformado desde 2023 por Felipe Capozzolo, primer vicepresidente; Tiziana Polesel, segunda vicepresidenta; Rafael Trejo, Tesorero; y Adán Celis, en la presidencia. 

Testigos califican la posición de los miembros del comité ejecutivo como “aprehensiva”. Los directivos de las regiones hicieron uso del derecho de palabra y en ese contexto el candidato de la Unidad Democrática recibió una buena dosis de apoyo y las consabidas promesas de contribuir a la futura reconstrucción del país. 

Celis, Capozzolo y Polesel optaron por ahorrarse una cosa y la otra. El comité ejecutivo, de hecho, se ahorró hasta las palabras y las fotos. Lo usual, lo que procede en estos casos, es –como dijimos- la nota de prensa y las imágenes de grupo con apretones de mano. 

A Celis lo hemos visto ya unas cuantas veces fotografiado y reseñado en sus reuniones con la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Incluso, la semana pasada, el 26 de junio, estuvo en un acto con ella y el propio Nicolás Maduro, en Barquisimeto, en el marco del Consejo Nacional de Economía Productiva. Lo mismo ocurrió el 18 de abril en Carabobo; y el 2 de mayo en Caracas, cuando Rodríguez recibió a representantes de Fedecámaras, Conindustria y Fedeindustria. Vale la pena recordar también el encuentro del 26 de octubre del año pasado, cuando en la Conferencia Nacional por el Diálogo Celis se refirió a la funcionaria como “nuestra queridísima vicepresidenta”. 

Por supuesto que nadie espera que tenga esos arrebatos de afecto con Edmundo González, pero queda claro que no está bien darle ese trato a la reunión con el candidato, pues pareciera que se tratara de un encuentro clandestino. 

Tampoco –dadas las circunstancias- podría uno pretender que el comité ejecutivo de Fedecámaras asuma una posición de respaldo institucional a una candidatura. Ni a esta, ni a ninguna, porque Fedecámaras no está para eso.

Fedecámaras, lo dice en su web, nació en 1944 “con el objetivo principal de defender y promocionar la libre empresa, defendiendo el desarrollo y la diversificación de la economía nacional, basado en el sistema de la empresa privada y de la libre iniciativa, dentro de un orden jurídico que provea y garantice los derechos del hombre, así como también, apoyar y defender las cámaras agremiadas, conforme a lo establecido en los estatutos y lo que disponga la Asamblea, el Consejo Nacional y el Directorio Ejecutivo”. 

Es casi un asunto de elemental diplomacia mostrar algo de afinidad con el candidato opositor que defiende a la empresa privada y el estado de Derecho; así como también destacar la disposición de cooperar en la reconstrucción del país, en caso de que se convierta en el próximo presidente. Algo como lo que hicieron los representantes de las cámaras sectoriales y las federaciones regionales: una especie de “aquí estaremos para trabajar juntos”. 

A Celis, por seguir recordando cosas, no le ha temblado la voz a la hora de apuntar contra las sanciones emitidas –y ya bastante suavizadas- contra entidades controladas por el gobierno de Nicolás Maduro. Lo hizo incluso antes de ganar la presidencia del gremio. Ni para contar –en una entrevista radial el 19 de junio– que se reunió con representantes del Departamento de Estado de EEUU para hablar sobre los problemas del empresariado y otros temas: “Hablamos también del tema de las sanciones. Las sanciones han demostrado que no han logrado ninguno de los objetivos que tenían, más bien han logrado empobrecer más a los venezolanos”. 

Entonces, ¿cuál es el problema en informar acerca del encuentro del gremio con el candidato que lidera las encuestas de cara al 28 de julio? 

Y se pregunta uno algo más, si el objetivo fundamental de Fedecámaras es “defender y promocionar la libre empresa”, ¿por qué no ha habido un pronunciamiento condenatorio a la persecución y hostigamiento contra hoteleros, comerciantes y pequeños y medianos empresarios que en el ejercicio de sus funciones –o por las razones que sean- han prestado sus servicios a María Corina Machado y su equipo durante las giras por el país? ¿A esas personas afectadas directa e inconstitucionalmente no los respalda el gremio empresarial? ¿Sobre esas injustas sanciones no hay nada que decir? 

Se entiende, por supuesto, que estamos en un país bajo un régimen de libertades restringidas. Que ciertas cosas pueden tener ciertas consecuencias. Eso lo saben hasta las humildes vendedoras de empanadas de Corozo Pando. Pero un líder empresarial debería encontrar maneras de lidiar con sus temores. O con sus simpatías. 

El 17 de agosto de 2023, aquí en La Gran Aldea nos hacíamos una pregunta a propósito de la llegada de Adán Celis a la dirección de una Fedecámaras que ya había asumido buena parte de la narrativa oficialista: “¿Tendrá esta institución una voz para defender la democracia y la institucionalidad, tal como reza en sus estatutos?”. 

Con acciones y omisiones como las de ahora, la respuesta queda sobre la mesa. 

La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.

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