Cuál es la tabla de salvación de Javier Marías en el encierro obligado por el coronavirus
Juan Carlos Zapata (ALN).- Mario Vargas Llosa lee 10 horas al día. ¿Y Javier Marías? Escribe y lee aunque menos esto último pues cuando se escribe se lee menos. Es que Javier Marías le da forma a una nueva novela. Una que tiene ya algún tiempo trabajando pero sobre la que tenía dudas. Ahora, el confinamiento obligado por el coronavirus, lo ha puesto otra vez en la tarea, aunque, señala, con algunas dificultades.
Cada quien tiene su historia en estos tiempos de coronavirus. De cómo llevan el confinamiento obligatorio. Este domingo Mario Vargas Llosa contaba que lee 10 horas al día en su casa de Madrid. Y este domingo, Javier Marías, Premio Rómulo Gallegos, también relató que lee, oye música, ve películas, y escribe. Trabaja en una novela “que por circunstancias que no vienen al caso, dudé que no pudiera terminar alguna vez”.
“Al menos hay unas pocas horas de la jornada en que me sumerjo en 1997 y otra ciudad, me encuentro con personajes (unos nuevos, otros viejos conocidos)”.
Javier Marías no está en Madrid. El estado de alarma y la prohibición de desplazamiento lo cogieron fuera de la capital de España. Y escribe. Ya lleva 380 páginas. Lo dice en su columna dominical de la revista El País Semanal. A esta hora debe llevar más. A lo mejor ya pasó de las 400. Aun así, dice que “me resta mucha tarea por delante”, dado que “las dos anteriores” novelas “tuvieron 558 y 576” páginas respectivamente. La última que publicó es Berta Isla.
Ahora, confiesa que escribe la novela en condiciones adversas y con “tantos obstáculos”. Por eso hasta duda que pueda terminarla. Es que la está escribiendo a máquina. Y se pregunta cuánto más le durarán el papel y las cintas. Por suerte, señala, goza de la compañía de su mujer, Carme.
La novela le ayuda a llevar el encierro. “Es mi pequeña tabla de salvación”. Pues “consigo abstraerme con lo que no existe, engañar a mi imaginación, sentirme en voluntaria ‘deuda’ con una tarea que intento hacer bien”. Por ello lo menos que le preocupa por ahora es si la novela es mala o buena. “Acaso me está saliendo fatal… Si es pésima qué se le va hacer”, apunta. Al fin y al cabo cumple el propósito de llevar el tiempo: “Al menos hay unas pocas horas de la jornada en que me sumerjo en 1997 y otra ciudad, me encuentro con personajes (unos nuevos, otros viejos conocidos)”.
El tema de la columna de Javier Marías es la evasión. Una “cosa” no bien vista en los círculos marxistas que frecuentó cuando era joven. Pero los tiempos cambian. Como ahora. Y este es el foco de la columna: “En estos días de temor y confinamiento, me pregunto qué sería de la mayoría sin la anatemizada ‘evasión’”. En su caso, la novela lo ocupa por el día, y en las noches, “busco otra denostada ‘evasión’”: Música y cine.
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