cuando los trabajadores abrazan a Trump
Los votantes sin título universitario están cambiando el juego político en Estados Unidos. Según AP VoteCast, Trump ganó el apoyo mayoritario de este grupo en 2024, dejando a Kamala Harris con apenas el 40%. Esto no es solo un número más: es un golpe directo al corazón de la base tradicional del Partido Demócrata.
La nueva cara del sindicalismo republicano. ¿Una republicana apoyando legislación prosindical? Parece un oxímoron, pero aquí estamos. Lori Chavez-DeRemer, nominada como Secretaria de Trabajo, representa este giro inesperado. Apoyó el PRO Act y logró el respaldo de sindicatos que, hasta hace poco, eran territorio demócrata.
Los Teamsters, pesos pesados entre los sindicatos, rompieron con la tradición y no respaldaron a la candidata demócrata este año. Su líder, Sean O’Brien, incluso tuvo un lugar estelar en la Convención Nacional Republicana.
El dilema sindical (y un déjà vu a lo Hoffa). Y aquí está la paradoja: Trump se lleva a las bases sindicales, pero su historial no es precisamente prosindical. Su administración anterior limitó los derechos de sindicalización, y su plan Project 2025 promete profundizar ese enfoque.
Mientras tanto, los Teamsters parecen recordar la época de Jimmy Hoffa, cuando los sindicatos eran más que solo trabajo organizado: eran jugadores clave en el ajedrez político, intercambiando favores estratégicos y electorales con Washington.
Ahora, sus miembros apoyan a Trump, pero los líderes sindicales enfrentan una difícil realidad: el candidato que prefieren sus bases amenaza los intereses de los sindicatos como instituciones.
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