No existe bulo sin propósito
No son lo mismo. No señor. Ese es uno de los innumerables derivados de la deficiencia escolar, universitaria, alimenticia y gestacional. Bullying, bulos, y bullets no son lo mismo. Habría que fundar una escuelita para algunos altoparlantes (¿periodistas?) de medios de comunicación para evitar que se malinterpreten públicamente términos foráneos por más que su uso sea moneda corriente en países hispanoparlantes.
Sucede que el hombre nuevo ha arrastrado con su soga todo lo que pudo servir de algo alguna vez. Hasta canales de televisión otrora de alguna utilidad, ahora van reptando en las marismas de la ignorancia, de la estética plástica y del mal gusto. Esta misma semana el ancla de un programa de farándula de TV acusó a una conocida y respetada actriz venezolana de bullying por haberse negado a concederle una entrevista para el programa de marras. Pero, entonces, ¿eso es bullying? No.
“¿Y dónde están las balas? Las balas están en todas partes. En los disparos de bulos, en los falsos bullyings”
“El bullying o acoso escolar se refiere a un tipo de comportamiento violento e intimidatorio que se ejerce de manera verbal, física o psicológica entre niños y adolescentes durante la etapa escolar. Se trata de una serie de maltratos continuos que son llevados a cabo de manera intencional por uno o varios perpetradores, con el propósito de agredir, generar inseguridad o entorpecer el desenvolvimiento escolar de la víctima. La palabra bullying deriva del inglés y se puede traducir al español como ‘acoso escolar’ o ‘intimidación”.1
El bullying se relaciona sobre todo con ciertas dinámicas de abuso de poder, mediante las cuales un individuo humilla a otro para sentirse superior, y para ello se vale de todo tipo de agresiones como burlas, insultos o hasta maltratos físicos. Cabe destacar -ojo con esto, periodistas desprevenidos- que las situaciones de acoso que tienen lugar fuera del entorno escolar, como en el trabajo, espacios de vida social o episodios aislados de abuso, no se denominan bullying. En este tipo de casos lo correcto es más bien hablar de intimidación, acoso, abuso, vejación o violación, dependiendo de la gravedad del acoso.
Y bueno, aquí viene lo obvio: negarse a responder una entrevista no es ni parecido a lo que significa bullying. Diría yo que abstenerse de hacer lo que uno no quiere es más bien el libre albedrío. Este es pues, un falso bullying, como el bulo que es un falso rumor o una falsa información. A su vez, un bulo no es bullet, pero todo cabe como en aquella película de Woody Allen, Bullets over Broadway -de singular remembranza por aquellas des-talentadas amantes que los gangters suelen imponer en sus circos, televisados o no.
Así es que de la misma forma en que hay periodistas despistados, hay hasta presidentes distraídos. Y así como los primeros desconocen -a estas alturas- qué es el bullying, otros desconocen lo que es un bulo. Y esto que afirmo no es un bulo, es una verdad como un elefante blanco. Y la he constatado en las redes, en medios de comunicación y hasta en páginas institucionales de organismos muy reputados. Que no es lo mismo que reputeados pero se parece.
Imagínense que el presidente de Colombia se la pasa en Twitter que ahora es X, difundiendo bulos a conveniencia. Y como él, muchos, muchísimos fanáticos del bulo (¿O del “bulismo”?), desde cuentas oficiales hasta corporativas.
Por estos días, el Señor Petro difundía un falso ataque israelí sobre un hospital en Gaza lleno de niños sobre todo. Cuando la verdadera noticia era que por un error de la propia yijad islámica, un cohete con la firma de ese terror había caído sobre ese hospital. Claro, lo malo de los bulos es que como reza el dicho aquel que mi madre, bendita sea su memoria, repetía: “Después de ojo sacado no vale Santa Lucía”. Cuando el daño ha sido consumado, de nada vale aclarar.
Olvidaba especificar, por si acaso: Un bulo es, según la RAE: Quizá del caló bul, “porquería”, una mentira, engaño, embuste, patraña, habladuría, camelo, infundio, bola, trola, cuento, paparrucha, chisme, rumor, voz, hablilla, filfa.2
Los bulos suelen tener diferentes motivaciones, pero todos tienen un propósito, desde ganancias económicas hasta beneficios ideológicos o políticos o algún impacto viral. “Un bulo (término empleado en España) u hoax (anglicismo ampliamente extendido por Hispanoamérica) es una falsedad articulada de manera deliberada para que sea percibida como verdad, con un fin específico. El anglicismo se popularizó en español al referirse a engaños masivos por medios electrónicos, especialmente Internet. También comparte significado con otro popular anglicismo: fake”.2
No existe bulo sin propósito. De hecho, quien inicia un bulo estudia a su audiencia para diseñar una noticia que tenga en el “sesgo de confirmación”, que lleva a una persona a dar por cierto aquello que es afín con sus creencias previas. También hay cuentas y medios dedicados exclusivamente a conmover audiencias con bulos. Y si llevan muertos, criaturas, sangre y hacen daño, tanto mejor.
Y por supuesto, hay bulos de ida y bulos de venida. Por ejemplo, hoy hay serias dudas de la veracidad de la muerte de la senadora colombiana Piedad Córdoba, dado que deja muchas cuentas pendientes con la justicia y un hermano narcotraficante extraditado en EE.UU. En suma: que la Señora Córdoba, además de conocer (suponemos) intríngulis inéditos de las FARC, Gustavo Petro, la política venezolana, Hugo Chávez, la guerrilla toda y las minas de oro en Venezuela, podría también haber estado pendiendo del hilo de la DEA como su bro e incluso ser sensible de extradición. Ese podría ser un bulo de muerte. ¿O no? Ese bulo lo he topado desde que se conoció el fallecimiento de la senadora en distintas redes. El bulo de la falsa muerte.
En cambio a Hugo, que también dejó cuentas pendientes de diverso tenor, lo revivieron durante meses en un bulo descomunal que iba desde una enfermera que lo vio caminando hasta una foto del muerto leyendo la prensa con sus hijas. Lo que se podría llamar, pues, al contrario del otro, un bulo de falsa vida. Así que en esta guerra de narrativas, de enredos, de significados torcidos, es excesivamente normal que, al contrario de Piedad, en Venezuela a Chávez lo declararan vivo después de muerto. Hasta hoy. Aunque para no caer en más entuertos, que Hugo vive hoy es un slogan. No un bulo. Ni una historia de zombies.
¿Y dónde están las balas? Las balas están en todas partes. En los disparos de bulos, en los falsos bullyings, en algunos magnicidios preelectorales que son bulos y balas. Las balas están en Colombia: Primer fin de semana de 2024 registró asesinatos en varias regiones del país, por riñas, sicariatos y pare Usted de contar; aunque Petro prefiera al Medio Oriente. Las balas están en nuestras mafias endógenas, en las imágenes de nuestros pranes y nuestras cárceles, en la mala intención de ciertas cuentas de desinformación.
Y es cierto, a veces también están en las palabras que pongo yo misma para efectos del trabalenguas nada más. Pero otros sí que ponen las verdaderas: Las de los asesinados en Colombia que Petro no ve, o las balas de los enchufados que donde ponen el ojo ponen la bala. O como las señoras que últimamente cunden en las redes y en algunos medios de comunicación que negocian la candidez por un inapelable tiro al piso.
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(1)https://www.significados.com/bullying
(2)“Bullets over Broadway”, Dirigida por Woddy Allen y escrita por Douglas McCarthy y Woody Allen. Años 20. David Shayne, un escritor, lucha por sacar adelante su obra de teatro. Para ello necesita una buena financiación que conseguirá gracias a un gánster que le propone darle el dinero necesario con la condición de que uno de los papeles de la obra lo realice su novia Olive. El dramaturgo acepta encantado, aunque pronto se dará cuenta que la joven Olive tiene un pésimo talento, o realmente ninguno.
(3) Wikipedia.com
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