Momentos Inéditos de la Ceremonia del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado: Un Homenaje a la Diáspora Venezolana en Oslo

La ceremonia del Nobel de la Paz para María Corina Machado dejó momentos simbólicos para la diáspora venezolana reunida en Oslo. Todas las fotografías fueron tomadas durante la cobertura exclusiva del único medio venezolano en la ceremonia.

Quizá nadie más se dio cuenta, pero justo antes de que comenzara la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz en el City Hall de Oslo, Noruega, una canción sonó en mientras los asistentes tomaban sus lugares. Se trató de una versión muy particular: tocada con campanas.

La pieza «Vera», en su versión original, fue publicada en 1979, como parte del disco The Wall de la banda británica Pink Floyd. Fue compuesta por Roger Waters, un furibundo (y desinformado) adulador de Nicolás Maduro, y alude a la icónica cantante británica Vera Lynn, cuya voz acompañó a los soldados y civiles durante la Segunda Guerra Mundial.

Quién diría que una canción compuesta por él terminaría sonando cuando a la venezolana que más en jaque ha puesto al líder chavista estaban por entregarle un Nobel de la Paz, a través de su hija Ana Corina Sosa.

Fue una de las curiosidades de un evento histórico, tanto como único. Donde la camaradería entre venezolanos se hizo notar más allá de protocolos y rigideces escandinavas. Por eso entre los invitados hubo abrazos, reencuentros, sonrisas y selfies… muchas selfies.

La disposición de la sala destacaba a la familia real al centro, y el área de invitados internacionales estuvo encabezada por Edmundo González y su esposa, además de toda la familia de María Corina Machado: su madre, sus hermanas, sus hijos y su esposo, que se mantuvo sonriente durante toda la ceremonia. Antes de comenzar, las hermanas se hicieron fotos conjuntas. No habían estad en un mismo sitio desde hace años.

Atrás, los presidentes invitados: el panameño José Raúl Mulino, el primero en llegar; el ecuatoriano Daniel Noboa, y el argentino Javier Milei. Por allí también políticos de otros países, como la diputada española Cayetana Álvarez de Toledo, el canciller panameño, el expresidente colombiano Iván Duque. Y un montón de políticos venezolanos, incluyendo a Antonio Ledezma que, mencionado en el discurso del presidente del Comité Nobel, debe haber sentido que levitaba; y a María Beatriz Martínez que optó por una vestimenta que generó comentarios.

Pero también hubo invitados anónimos. Los residentes en Oslo pudieron anotarse para acudir desde hace semanas y varios aprovecharon, bandera tricolor en mano.

Lo que marcó el inicio del acto fueron los trompetistas reales que anunciaban la entrada al recinto del rey Harald V, su esposa Sonja y el príncipe heredero Haakon. Y todo el mundo derechito.

Los vientos volvieron a sonar cuando Ana Corina Sosa entró al salón central, un lugar de techo altísimo y preciosos murales, acompañada por el presidente del Comité del Nobel… y quien resultó una estrella durante el día gracias a su discurso: Jorgen Watne Frydnes.

La ceremonia fue sobria, con dos discursos centrales. El de Frydnes cargado de verdades, con un retrato tridimensional de la destrucción de la democracia venezolana y un saludo directo a Edmundo González como ganador del 28 de julio de 2024.

–¿Me paro?, le preguntó el exdiplomático a su esposa cuando los aplausos colmaron la sala.
–Sí, le respondió.

Y así lo hizo.

El otro discurso fue el de Machado interpretado por su hija, tan bien expuesto que hubo quien creyó que lo hizo de memoria. En realidad, tenía dos pantallas con teleprompter al frente, que supo usar muy bien.

Ambos tuvieron modificaciones menores a última hora. El noruego incorporó una mención a Alfredo Díaz, el exgobernador de Nueva Esparta que acaba de morir encarcelado sin proceso justo; y el de Machado por la circnstancia de no ser ella quien leería. Las versiones originales fueron entregadas a la prensa con antelación, en varios idiomas. Algunas reporteras hispanas también tuvieron los ojos húmedos.

Entre los momentos más emotivos estuvieron los musicales, con la presentación algo desafinada pero bien perdonada del «Alma llanera» de Danny Ocean, acompañado por el pianista Curtis Crump Jr.; y la posterior interpretación angelical de la cantante noruega Vera Sonne.

Ella cantó «Solbøn: Nå rinder solen opp av østerlide», un himno/melodía matutina muy conocido en la tradición luterana noruega. Su título significa «Ahora se alza el sol por el oriente», en agradecimiento por la luz que renace cada día. Se trata de un poema del siglo XIX escrito por el poeta, filólogo y político Elias Blix, que adaptó y tradujo al noruego un antiguo himno danés de origen incluso más temprano (medieval o renacentista, según versiones).

Y finalmente la participación de la pianista Gabriela Montero, que comenzó con «Mi querencia» de Simón Díaz para luego improvisar las notas del himno nacional venezolano. Entonces brotaron lágrimas en decenas de ojos y –ante la mirada sorprendida de los locales– los venezolanos se pusieron de pie y no pocos pusieron su mano sobre el corazón. «Allí se lleva el país», dijo una asistente.

Ana Corina Sosa fue saludada por la realeza noruega, y ella respondió con reverencia, antes de que todos salieran del recinto bajo las notas de la melodía protocolar de los trompetistas reales y ante los aplausos de la multitud.

Afuera del edificio, frente al Centro Nobel, una gran pantalla había permitido a decenas de venezolanos seguir la ceremonia en directo. Allí se acercó la hija de Machado: «Llegará ese día en el que nos reencontraremos todos. Y pienso en ustedes porque sé que aquí varios no pueden abrazar a sus familias. Les agradezco el apoyo, porque esto es para todos», le dijo a esa multitud antes de partir.

*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes «contra el odio», «contra el fascismo» y «contra el bloqueo». Este contenido fue escrito tomando en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.

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