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La prosperidad de un contrabandista brasileño en medio de la crisis venezolana: el oscuro negocio del oro ilegal

La prosperidad de un contrabandista brasileño en medio de la crisis venezolana: el oscuro negocio del oro ilegal

Las galletas de almidón de yuca han sido parte fundamental en la vida de Brubeyk García Nascimento, un hombre de 38 años, de estatura media y barba espesa, oriundo de Goiás, Brasil. Gracias a los ingresos de Biscoito Estrella, una pequeña fábrica de galletas fundada por su madre en tierras familiares en Anápolis, Nascimento logró estudiar en escuelas privadas hasta graduarse con un título en ingeniería.

Sin embargo, fue otro producto, mucho más valioso, el que lo convirtió en millonario casi de la noche a la mañana: el oro amazónico. Entre 2019 y 2022, Nascimento compró y vendió 4,6 toneladas de oro, generando ingresos brutos de casi 1.500 millones de reales (aproximadamente 269,5 millones de dólares al cambio actual), según datos de la Agencia Nacional de Minería (ANM). Este volumen equivale a 6,7% de todas las reservas de oro del Banco Central de Brasil.

La mayor parte de ese oro fue exportado a Italia, desde donde se distribuyó por todo el mundo, adoptando varias formas, como componentes electrónicos de celulares Apple y piezas de automóviles Tesla.

Para la Policía Federal (PF) brasileña, no obstante, se trata de oro ilícito, que salió de contrabando desde Venezuela o de minas que devastaron partes de tierras indígenas en Pará y Roraima, ambas provincias selváticas del norte de Brasil, siendo la última fronteriza con Venezuela. Según las investigaciones, el oro fue blanqueado mediante una red de permisos de minería fraudulentos que se emitieron a cooperativas mineras del sur de Pará.

Según la PF, Nascimento es uno de los mayores contrabandistas de oro de la historia reciente de Brasil. Rivaliza con el famoso Rey del oro, apodo que Dirceu Santos Frederico Sobrinho se ganó entre 2019 y 2020, cuando comercializó 4,3 toneladas de oro de producción ilícita.

Los allegados de Nascimento corroboran su gran influencia en el mercado aurífero brasileño. «Exportaba 100 kilos de oro a la semana», asegura uno de ellos, el pastor evangélico Harley Franco Sandoval, también acusado de contrabando de oro en el norte del país.

El metal le proporcionó a Nascimento la prosperidad que deseaba. Hoy, el empresario exhibe las predecibles señales externas de riqueza: automóviles Porsche y BMW en el garaje y un avión privado en el hangar. Así como otras señales, menos predecibles: coleccionista de licor de cachaza, llegó a pagar casi 12.000 dólares en una subasta por una botella de edición exclusiva de la destilería Weber Haus de Rio Grande do Sul.

Y es que, hasta mediados de la década pasada, Nascimento solo ayudaba a sus padres a empaquetar y vender galletas de yuca en la zona rural de Goiás.

A Brubeyk Nascimento (cuyo nombre fue elegido por su padre, un policía militar, inspirado en la película estadounidense de 1980, Brubaker) le gusta citar clichés empresariales para contextualizar su meteórico ascenso. «La oportunidad llama a tu puerta, pero tienes que abrirla», es uno de sus preferidos. Esa oportunidad se presentó en su vida cuando, a principios de la década de 2010, recién graduado en ingeniería mecánica por la Universidad Estatal Paulista (Unesp), tuvo que regresar a Anápolis para ayudar a su madre con las galletas. Hizo lo que pudo.

Durante su trayectoria, duplicó con creces la producción: se asoció con camioneros para transportar las galletas a otros estados y descubrió Tucumã, una localidad en el sur de Pará -el segundo estado más grande de Brasil, enclavado en la región amazónica-, donde abrió un centro de distribución de Biscoito Estrella. Allí, el emprendedor diversificó su negocio y se convirtió en propietario de un mayorista de alimentos. También descubrió que algunos de sus clientes pagaban con oro extraído de la región. No dudó: la oportunidad estaba al alcance, solo debía aprovecharla. Contactó al Centro de Gemología del estado brasileño de Goiás, en Anápolis, y con la oficina de la ANM en Goiânia para conocer mejor la composición del metal y cómo funciona el comercio del oro brasileño.

En una charla con Piauí el octubre pasado en el vestíbulo de un hotel de Goiânia, Nascimento rememoró aquella época: “No sabía nada de este mercado, así que fui a estudiar”. Durante una de las visitas con técnicos de la ANM, Nascimento se enteró de que una empresa italiana, llamada Safimet, había abierto una sucursal en la capital de Goiás para comprar oro. En 2018, decidió fundar la empresa BAMC Laboratório de Análises de Solos e Minérios, con sede en Anápolis, y se convirtió en el principal proveedor local de oro para los italianos. Así comenzó una singular historia de éxito empresarial, plagada de irregularidades y delitos ambiental.

En río revuelto, ganancia de ‘garimpeiros’

El río más grande de Roraima, con 870 kilómetros de longitud, es el Uraricoera, que atraviesa de oeste a este el Territorio Indígena Yanomami, una etnia que vive entre Brasil y Venezuela.

Las aguas impetuosas del Uraricoera garantizan la supervivencia de decenas de comunidades indígenas, pero también despiertan el interés de los buscadores de oro. Durante la última década, el Uraricoera ha sufrido una brutal invasión de hombres y máquinas en busca del metal. Los yanomami estiman que actualmente hay 5.000 buscadores trabajando a lo largo del río. «El sonido de aviones y helicópteros que transportan maquinaria y alimentos a las minas es cotidiano», afirma Fernando Palimi Theli, jefe de la comunidad yanomami de Palimiú. Como resultado de la invasión minera y la deforestación, los casos de malaria se han disparado entre los yanomami que viven a orillas del río. En 2015, solo se registraron 164 casos. El año pasado llegaron a 2.605, según datos del Instituto Socioambiental (ISA) de Brasil.

La situación empeoró drásticamente durante el gobierno de Jair Bolsonaro (2019-23). Impulsados por el entonces presidente, los mineros de oro se abalanzaron por millares sobre el territorio yanomami, incluyendo las orillas del Uraricoera. Solo en 2022, la minería de oro destruyó 459 hectáreas a lo largo del río, según el ISA. Debido a la constante excavación del suelo con maquinaria, las aguas del Uraricoera se volvieron turbias y los peces desaparecieron, agravando la escasez de alimentos para los indígenas. Además, hombres armados comenzaron a atacar las comunidades; en una de las invasiones, dos niños de la comunidad de Palimiú se ahogaron al intentar huir.

En Pará, Nascimento conoció al hombre que, según la investigación de la Policía Federal, lo ayudó a introducirse en el mundo del contrabando de oro: Fábio Monteiro da Silva, oriundo del estado de Sergipe, el más pequeño de Brasil. Mientras trabajaba como taxista en Lagarto, Silva era centinela para sicarios y narcotraficantes, vigilando a las víctimas. Finalmente fue sentenciado, pero cumplió su condena de servicio comunitario en Tucumã. Allí aprendió a pilotar aviones y montó su propia mina de oro.

Cuando Nascimento lo conoció, Silva era dueño de una gran mina en el río Uraricoera, donde trabajaban unos 20 hombres, según una investigación de la Policía Federal. La mina se encontraba a solo 25 kilómetros de la comunidad yanomami de Waikás, una de las más impactadas por la minería ilegal. Para entonces, Silva ya era un hombre adinerado. La conexión entre ambos, siempre según la PF, se evidenció en informes del Consejo de Control de Actividades Financieras (COAF), que revelaron transferencias sospechosas de Silva a Nascimento por un total de 1,74 millones de reales, poco más de 300.000 dólares.

El esquema del dúo, según la policía, involucraba a la Cooperativa Minera de Ourilândia y Región (Cooperouri), de la que Silva era director. Cooperouri es un foco de ilegalidad ambiental. Acumuló 4,9 millones de reales, equivalentes a cerca de 877.000 dólares en multas del Ibama por practicar la minería en zonas no autorizadas. Además, en 2021 fue objeto de un operativo de la Policía Federal por patrocinar la minería de oro en el Territorio Indígena Kayapó, otro pueblo aborigen de Pará.

Según la investigación de la Policía Federal, Cooperouri es uno de los mayores proveedores de oro de Nascimento. La relación comercial se volvió tan estrecha que, en correos electrónicos del empresario, la policía encontró pruebas de que él mismo emitía las facturas de la cooperativa. (Nascimento negó que controla a Cooperouri; afirmó que simplemente enseñaba a los socios a trabajar de manera legal).

Tanto Cooperouri como otras cooperativas mineras resultaron útiles para Nascimento, ya que contaban con el llamado Permiso de Lavra Garimpeira (PLG), un documento emitido por la agencia minera que autorizaba a los garimpeiros a extraer dentro de un perímetro específico. En aquel entonces, la ley no exigía a los vendedores demostrar que habían extraído su oro dentro del área cubierta por el PLG. Esto se conocía como la «presunción de buena fe». Por lo tanto, los compradores siempre afirmaban haber realizado transacciones legales con entidades titulares de permisos.

La BAMC de Nascimento operaba en este mercado, pero era un fraude. Para empezar, la empresa no es una DTVM. Aun así, afirmó haber comprado oro a cooperativas y otras empresas que, juntas, se amparaban en 16 PLG. Pero eso tampoco era cierto. El perito forense Ricardo Livio Santos Marques, de la Policía Federal, examinó las 16 autorizaciones y descubrió que en 10 casos no había indicios de actividad minera real. En las otras seis, el área tenía una producción incompatible con el volumen de oro que Nascimento afirmaba haber comprado. Según la Policía Federal, el oro provenía de minas ilegales, especialmente del Territorio Yanomami o de áreas indígenas en Pará.

Pero Nascimento también manejó oro procedente de un origen distinto: la vecina Venezuela.

Intercambio con Venezuela

No hay datos consolidados sobre la producción de oro de Venezuela, pero las estimaciones son significativas. Un estudio de 2021, de la OCDE, la calculaba entre 30 y 40 toneladas anuales, equivalente a poco menos de la mitad de la producción de Brasil en 2024, de 94 toneladas. Sin embargo, la OCDE sostenía entonces que solo 20% del oro extraído en Venezuela se exportaba por canales oficiales. El resto terminaba contrabandeado hacia países vecinos para evadir las sanciones internacionales impuestas al régimen de Nicolás Maduro.

Hasta principios de esta década, Brasil era el principal destino de ese oro, puesto que la minería ilegal venezolana se concentra en los estados sureños de Amazonas y Bolívar, fronterizos con Brasil. Con las sanciones que dificultan las exportaciones de oro y las secuelas de la crisis socioeconómica y humanitaria que azota al país, se configuró el ambiente perfecto para los contrabandistas de ambos lados de la frontera: intercambiar oro ilegal por alimentos. La Policía Federal estima que, entre 2017 y 2019, al menos 1,2 toneladas de oro venezolano se intercambiaron por alimentos en el país vecino y luego se introdujeron de contrabando en Brasil.

El esquema provocó que las exportaciones del estado de Roraima a Venezuela aumentaran de unos míseros 600.000 dólares en 2015 a 275 millones de dólares en 2022, según datos del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios de Brasil.

Según la Policía Federal, Brubeyk Nascimento prosperó en esta fiebre del oro venezolano. Entre finales de la década pasada y principios de la actual, el dueño de BAMC envió 48,7 millones de reales (unos 8,7 millones de dólares) a Roraima, según el COAF. La mitad de esta cantidad se destinó a empresas de alimentos. (Aunque nombrados en una investigación de la Policía Federal, ni el gobernador ni su socio están formalmente bajo investigación).

Otra figura política citada es el militar venezolano retirado y exgobernador del estado Bolívar, Justo Noguera Pietri, también excomandante de la Guardia Nacional Bolivariana. En 2020, cuando era gobernador, Noguera Pietri cruzaba frecuentemente la frontera a bordo de una camioneta brasileña perteneciente a la empresa Fríos Roraima, sospechosa de estar involucrada en un esquema de intercambios de oro por alimentos.

No fue posible encontrar a ningún representante de Fríos Roraima. Quien sí atendió a la solicitud fue el general Noguera Pietri, que atribuyó cualquier acusación en su contra por vinculación al contrabando de oro como parte de un ataque político. “Me han involucrado hasta en supuestas violaciones a los derechos humanos en Argentina, yo mientras tanto sigo aquí en mi finca del estado Apure”, respondió desde el suroccidente de Venezuela. “No puedo referenciar que conozca a alguien que trafique con oro”.

Nascimento tenía un interés directo en esa zona fronteriza. Piauí obtuvo una copia de un poder notarial de 2022 en el que el supuesto propietario de la hacienda São Felix cede el control de su propiedad a Nascimento. El Centro de Análisis de Delitos Climáticos, una ONG, realizó un estudio a solicitud de Piauí y no encontró evidencia de actividad económica en la hacienda. Sin embargo, además de estar ubicada a solo 13 kilómetros de la zona de actividad minera ilegal en el lado venezolano, la hacienda se encuentra en un área donde la cooperativa Minerar tiene un permiso PLG. Completando el círculo, Minerar suministró oro a BAMC.

En su conversación con Piauí, Nascimento negó el contrabando de oro de Venezuela a Brasil. Según él, las transferencias a supermercados y mayoristas en Roraima eran donaciones para paliar la crisis causada por la pandemia de Covid-19. «Hice donaciones a Boa Vista, a los venezolanos que pasaban hambre», declaró.

Margen dorado

Un análisis de los informes del COAF sobre las transacciones bancarias sospechosas de Nascimento, proporciona pistas importantes sobre sus socios. Entre los proveedores de oro de BAMC hay personas que actualmente son procesadas por contrabando de oro o minería ilegal en la Amazonia. BAMC también compró oro a la Cooperativa de Mineros de Oro de la Amazonía, cuyo director enfrenta acusaciones por lavado de dinero procedente del tráfico de cocaína y armas en Rondônia. El caso penal aún no se ha resuelto.

Otro importante proveedor para Nascimento fue Serra Pelada Mining, propiedad del pastor evangélico Harley Sandoval. Entre julio de 2020 y diciembre de 2022, Serra Pelada vendió 294 millones de reales (cerca de 53 millones de dólares) en oro a BAMC. «En esos años, trabajé casi al 100% con él [Nascimento]. Hablábamos todos los días», contó el pastor a Piauí en Goiânia en agosto. Según los cálculos de Sandoval, Serra Pelada vendió un total de dos toneladas de oro, de las cuales 1,5 toneladas fueron a BAMC. La empresa del pastor tenía un proyecto minero en Natividade, Tocantins, pero, según la Policía Federal, extraía oro en una zona ilegal, vecina al Territorio Indígena Kayapó. Se encontraron conversaciones telefónicas con mineros que negociaban con los kayapó para establecer minas dentro del territorio indígena.

En entrevista con Piauí, Nascimento admitió haber comprado oro de origen ilegal, pero niega cualquier mala fe. Compara la compra de oro que hacía con la compra de un carro. «Nadie pregunta si el carro es de fabricación local o extranjera. Como llega la factura, todo está correcto», afirma.

Brubeyk Nascimento no fue el único empresario minero que utilizó los PLG para blanquear oro ilegal. Un estudio de la Universidad Federal de Minas Gerais reveló que, entre 2021 y 2022, 26% de la producción de oro en Brasil fue de origen ilegal, ya que el origen declarado se basó en permisos PLG sin evidencia de minería o exploración más allá del perímetro permitido. «El estudio expuso la falta de control sobre la producción de oro en la Amazonía», afirma el investigador Raoni Rajão. La falta de supervisión por parte del gobierno federal impulsó al Ministerio Público Federal a presentar una acción civil pública contra la ANM y el Banco Central, responsables de investigar los DTVM.

Al blanquear el origen ilegal del oro, Nascimento aumentó su margen de beneficio. Todo el comercio de oro, legal o no, se rige por el precio del gramo de oro en la Bolsa de Valores de Londres. El oro legal se vende generalmente con un 5% de descuento sobre el precio oficial. El oro de minas ilegales, en cambio, cuesta ligeramente menos, entre 7% y 8%. Al camuflar el origen del metal mediante los PLG, según la Policía Federal, Nascimento se embolsó esa diferencia de 2% o 3%. Aunque puede parecer poco, en transacciones que involucran toneladas, las ganancias se acumulan.

Una vez legalizado el origen del oro, BAMC revendió el metal, siguiendo todos los pasos del mercado legal, con facturas y recaudación de impuestos. En 2022, BAMC se posicionó en el undécimo lugar entre los mayores comerciantes de oro de Brasil, según datos de la ANM. Dado que las exportaciones de oro están exentas del ICMS, a diferencia de las ventas en el mercado nacional, Nascimento priorizó las ventas al exterior. Considerando el alto valor del metal y la gran cantidad de oro comercializada por BAMC, las ganancias de Nascimento fueron sólidas. «Era un importante operador del mercado en Brasil. Las grandes multinacionales me respetaban; tenía credibilidad», afirmó.

Según cálculos de la Policía Federal, aproximadamente 90% del oro adquirido por BAMC se revendió a Safimet, un refinador de metales preciosos con sede en Arezzo, Italia. Con un capital social de ocho millones de euros, Safimet suministra oro a varias multinacionales, como Tesla, Apple, Epson y Konica Minolta.

Cuando fundó BAMC en 2018, Nascimento se asoció con la empresa italiana. «Estoy muy agradecido con Safimet. Es una empresa muy profesional», afirma el empresario. Sin embargo, Safimet no respondió a las solicitudes de Piauí.

Astucias policiales

A finales de 2019, Nascimento encontró otro socio comercial importante: MLBT Consulting Corp (posteriormente renombrada Doromet), una empresa de compraventa de oro ubicada en Nueva York. Tras intentar sin éxito adquirir metal de minas colombianas, los estadounidenses Frank Giannuzzi y Steven Bellino conocieron a Nascimento a través de su esposa. El empresario de Goiás, quien aprendió inglés en su juventud, acordó vender 35 kilos de oro de BAMC a la empresa estadounidense, un cargamento valorado en 6,8 millones de reales, unos 1,2 millones de dólares.

Nascimento habría obtenido una ganancia de 3% sobre el valor de la mercancía. Al mes siguiente, Giannuzzi y Bellino se reunieron con Nascimento en Manaos, y ultimaron detalles del acuerdo. Días antes de embarcar el cargamento hacia Estados Unidos, presentaron la documentación del oro a agentes de Hacienda en el aeropuerto local. El envío fue autorizado, pero sospecharon del origen del metal e informaron a la Policía Federal.

La noche del 24 de enero, en el aeropuerto de Manaos, mientras los dos estadounidenses se preparaban para abordar un vuelo con los 35 kilos de oro, la PF incautó el cargamento, detuvo a Nascimento y le incautó el celular. Al día siguiente, fue liberado tras pagar una fianza de 100.000 reales. Antes, debió declarar ante la Policía Federal.

Dijo que el cargamento consistía en joyas fundidas adquiridas a Werner Rydl, un controvertido empresario austriaco que se nacionalizó brasileño. Nascimento presentó a la policía un contrato en el que Rydl se comprometía a suministrarle 700 kilos de oro por semana.

La Policía Federal entonces había recibido un equipo importado de Alemania, capaz de analizar la composición química de cualquier material. Si el cargamento realmente provenía de joyería fundida, el nivel de pureza debería haber rondado el 75%, ya que este tipo de objetos contienen otros metales. Sin embargo, la pureza de las barras vendidas por BAMC era de 93,2%. Además, se encontraron trazas de mercurio que, según agentes federales, solo se producen cuando el metal se extrae de la naturaleza. Finalmente, el equipo demostró que el oro tenía características similares a las barras incautadas por la PF en minas ilegales de la cuenca del río Tapajós.

El 26 de marzo de 2020, Doromet presentó una demanda solicitando la devolución del cargamento incautado. En noviembre de 2020, ocho meses después, el Tribunal Regional Federal concedió la solicitud a pesar de la prueba pericial que indicaba que el oro provenía de minería ilegal. Para evitar la devolución, la policía utilizó una maniobra burocrática y, en marzo de 2021, retiró el oro de la sucursal de Caixa Econômica Federal donde estaba retenido.

La pérdida del oro no impidió que Nascimento continuara su suministro, y Doromet mantuvo su interés en sus servicios. «Steven, te prometo que no perderé dinero. Una vez que llegue a un acuerdo, te daré una posición para obtener una buena ganancia que justifique todo esto,» le escribió Nascimento a Bellino, días después de la incautación en Manaos. En mayo de 2020, BAMC exportó otro cargamento a Doromet con éxito, sugiriendo que se trataba de más de una tonelada de oro. Parte de este cargamento fue negociado por Bellino y Giannuzzi en Turquía.

Sin embargo, a finales de 2020, Bellino y Giannuzzi tuvieron una disputa. Bellino presentó una demanda en Nueva York contra Giannuzzi y Nascimento, alegando que, a pesar de haber invertido 750.000 dólares, no recibía su parte del negocio del oro. La demanda aún no ha sido vista por la corte.

Brubeyk Nascimento desconocía que, cuando se incautó el cargamento en Manaos, ya estaba siendo investigado por la Policía Federal. Seis meses antes, agentes de la patrulla de carreteras detuvieron un coche que circulaba por la carretera BR-174, y encontraron nueve lingotes de oro, con un peso total de 4,79 kilos. El conductor fue arrestado y un peritaje reveló que el oro provenía de minería ilegal.

Cuando los policías le preguntaron quien era el dueño del oro, el conductor guardó silencio. Al día siguiente, un agente escuchó a tres hombres en un restaurante discutiendo sobre la confiscación de los lingotes. Uno de ellos se lamentaba por la pérdida. A partir de ahí, la Policía Federal comenzó a desentrañar la historia.

Descubrieron que Rabelo era compatriota de Fábio Monteiro da Silva, dueño de la minería ilegal en el río Uraricoera, y estaba afiliado a Cooperouri. La Policía Federal terminó realizando tres operaciones: Emboabas, Eldorado y Lupi. La primera se centró en el intercambio de oro y alimentos en Venezuela, y la segunda en las transacciones ilícitas de oro entre Nascimento y el pastor Sandoval.

La reinvención de los traficantes

El 20 de septiembre de 2023, la Policía Federal lanzó tres operativos simultáneos. Arrestaron a Nascimento y a Sandoval. Nascimento fue liberado 13 días después gracias a un recurso de habeas corpus. Sandoval pasó 39 días en prisión. «Fue increíblemente humillante», lamenta el pastor. «Hasta que fui a prisión, era un hombre de negocios. Pero allí te quitan tu nombre, dignidad y derechos.»

En la Operación Lupi ambos están acusados de contrabando, recepción, declaración fraudulenta y organización criminal. El caso aún no ha finalizado. Por Emboabas, fueron imputados por malversación de fondos federales y delitos ambientales; Nascimento también por ilícitos contables. Finalmente, en la Operación Eldorado aún no se presentan cargos.

Nascimento y Sandoval aún tienen todos sus bienes congelados por los tribunales. «Tuve que empezar mi vida desde cero», dice el pastor. «Sé que no soy un delincuente. Soy un empresario, y mi sueño es demostrar que no debo nada de lo que me acusan».

Sandoval es actualmente un multimillonario corredor de bienes raíces en Goiânia, mientras que Nascimento ofrece consultoría financiera en Manaos. «No era adicto al dinero. ¿Gané dinero? Sí, lo hice. Pero nunca me quedé atrapado en él», dice Nascimento. «Le digo a mis padres que fue una gran experiencia de aprendizaje. Lo intentaré de nuevo, en otras situaciones».

En abril de 2023, cinco meses antes del arresto de Nascimento, el Supremo Tribunal Federal anuló parte de la ley que establecía la «presunción de buena fe» en la compraventa de oro. Desde entonces, es responsabilidad del vendedor demostrar el origen legal del metal. Poco antes, la Secretaría de Hacienda comenzó a exigir la emisión de facturas electrónicas para cualquier transacción relacionada con oro.

Los cambios en las normas del mercado del oro provocaron una caída significativa de la recaudación fiscal derivada del comercio. En 2022, el mercado legal generó 11.300 millones de reales, pero en 2024, ya bajo el nuevo gobierno, la cifra se redujo un 38%. Sin embargo, 7.213,5 hectáreas de bosque fueron destruidas entre 2023 y 2024, lo que indica que la minería ilegal de oro sigue siendo un negocio activo en Brasil.

Tanto el investigador Raoni Rajão como los agentes de la PF sospechan que, dado que Brasil se ha vuelto inhóspito para los blanqueadores de oro, el mercado negro ha buscado contrabandear el metal a países vecinos, desde donde se exporta a Estados Unidos, Europa y Oriente Medio. Entre estos países se encuentra Venezuela, que hasta 2022 envió oro a Brasil y, a partir del año siguiente, empezó a recibir oro brasileño.

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