La Mayoría de los Venezolanos Considera Necesaria y Legítima una Acción Militar de EE. UU.
Es completamente comprensible que las diversas motivaciones de esa pequeña porción del país que aún apoya el régimen de Nicolás Maduro los lleve a expresar rechazo y temor ante la posibilidad de una intervención directa de los Estados Unidos para remover al grupo atrincherado en Miraflores y en los cuarteles militares. Y es totalmente comprensible que aquellos identificados como los jefes de una organización narcoterrorista pasen sus días gritando contra una amenaza que parece cada vez más cercana en el horizonte. Dentro de ese coro de voces que no cesa en su clamor y inunda las redes sociales, hay un poco de todo, incluidos personajes como aquel que intentó “demostrar” con una encuesta de X que la opinión pública está en contra de la intervención, y que tuvo que rehacerla cuatro veces en un intento por obtener un resultado alineado con sus intereses. A pesar de presentar un escenario apocalíptico que solo existe en su cabeza—50,000 muertes, 20,000% de inflación, la destrucción de servicios básicos ya destruidos—no logró su objetivo. Y no solo porque nadie lo tome en serio, sino porque la mayoría de los venezolanos ha llegado al punto de entender que un régimen autoritario que no respeta los mecanismos democráticos ni los derechos humanos solo puede ser removido por la fuerza.
Ciertamente, una encuesta de X carece de validez metodológica y no es la herramienta adecuada para llegar a esa conclusión. Pero el estudio más reciente del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, realizado con la encuestadora Delphos y presentado el 20 de noviembre, sí tiene ese fundamento. “La encuesta muestra que el deseo de un cambio de gobierno es prácticamente unánime en el espectro político venezolano”, explicó el abogado y analista Benigno Alarcón. “Casi 8 de cada 10 venezolanos—77.1%—consideran que un cambio de gobierno es ‘necesario’ o ‘muy necesario’”. Y eso incluye lo que suele denominarse “chavismo blando”. Una de las conclusiones del estudio, señaló Alarcón, es que la posibilidad de este cambio depende en parte de la acción interna, pero también del apoyo y las acciones de la comunidad internacional, especialmente del gobierno de EE. UU.
Así que hagamos la pregunta de manera clara: ¿Los venezolanos apoyan acciones directas por parte de esa fuerza militar que actualmente proyecta poder en el Caribe? La respuesta es sí. A pesar de la intimidación policial y del temor natural que produce la represión del régimen, un grupo de profesionales llevó a cabo un estudio cualitativo enfocado en sectores de bajos ingresos. Por razones de seguridad obvias, La Gran Aldea no puede identificarlos completamente, pero los resultados desmantelan la narrativa impulsada por el régimen y sus socios en la desinformación.
Jorge Lazo, politólogo y profesor actualmente en la Universidad de Ottawa, compartió sus observaciones sobre este trabajo de grupo focal realizado en 14 estados venezolanos: “El estudio se centra en reunir opiniones de los venezolanos sobre el despliegue militar de EE. UU. en el Caribe y la posibilidad de que dicho despliegue pueda llevar a la erradicación del Cartel de los Soles. También explora otros temas como las negociaciones entre un sector de la oposición que no ha respaldado a María Corina Machado y el régimen de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello; por qué no ha habido manifestaciones en este contexto; y lo que los venezolanos esperan para el futuro político del país”.
“Hay una distinción entre remover la liderazgo del régimen y lo que la gente entiende como soberanía”, explica Lazo. “El estudio muestra que la gente no asocia una intervención militar de EE. UU. con un ataque o amenaza a la soberanía de Venezuela. La gente no percibe la soberanía como algo que esté en juego. Lo que está en juego es la posibilidad de remover ese liderazgo—un liderazgo asociado al saqueo de los recursos del país y compuesto, en la percepción de los venezolanos, por personas etiquetadas y percibidas como asesinos”.
“Los participantes en el estudio tienen una opinión claramente favorable sobre una acción militar de EE. UU.; la ven como necesaria y legítima, dado que todos los demás caminos que el país ha intentado durante años no han producido resultados”, enfatiza el politólogo. “La percepción es que el régimen agotó todas las opciones y que no queda alternativa; por lo tanto, la opción militar—esa intervención militar—sería legítima y necesaria”.
Una de las diapositivas de la presentación, a la que accedió LGA, lo dice claramente: “Dada la percepción de que las opciones internas han llegado a su límite, se deposita la esperanza en el apoyo de organizaciones internacionales y países clave. La comunidad espera una intervención que complemente los esfuerzos ya realizados por el pueblo”.
“La situación actual ha llevado a las personas a creer que el régimen se impone por la fuerza, lo que ha generado desilusión con los procesos democráticos tradicionales y apertura a otras vías de acción”, dice el resumen. Agregado a los intentos de negociación fallidos entre representantes de la oposición y el gobierno chavista, el elemento clave que refuerza esta convicción es la negativa de Nicolás Maduro a reconocer los resultados de las elecciones presidenciales de 2024 y la represión y persecución subsiguiente desatada contra la población.
El documento ilustra esto con citas de los participantes: “Lo que vino después fue un robo absoluto de la voluntad del pueblo.” “Lo que sentimos hoy—tristeza, impotencia, rabia—no es debilidad. Es lo que pasa cuando dimos todo, y nos lo quitaron”.
El Verdadero Enemigo
La perspectiva de Vladimiro Mujica es particularmente autoritaria sobre este tema. Científico, exdirector del Consejo Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, y exmiembro de la Comisión Presidencial para la Reforma de la Educación Superior, Mujica aporta años de experiencia dentro y fuera del país en organizaciones de la sociedad civil que trabajan por la democracia en Venezuela.
Su evaluación de las posiciones de los venezolanos respecto a las acciones de la administración de Trump es que hay tres grupos. “Un grupo entiende que la estrategia del gobierno de EE. UU. es audaz e inteligente al identificar uno de los rasgos más definitorios del régimen: su naturaleza como un estado fuera de la ley controlado por mafias narcoterroristas, y centrarse en eso. Esto desmantela la narrativa de que las acciones de EE. UU. constituyen una agresión contra Venezuela como nación, y en su lugar las enmarca como esfuerzos por destruir el control del narcoestado sobre el país”.
“El segundo grupo de venezolanos percibe la acción de EE. UU. con gran miedo porque la asocia con la posibilidad de una operación militar mucho más intensa que, aunque pueda estar justificada, aún genera temor. El tercer grupo está compuesto por elementos cercanos o financiados por el régimen, que insisten en que es un ataque contra la nación en lugar de contra el narco-régimen”.
Mujica sostiene que los venezolanos tienen mucha más claridad de lo que se asume respecto a la distinción entre imponer un gobierno y restaurar la democracia y el respeto por la decisión de la mayoría expresada en la votación de 2024. “Creo que los tres grupos de venezolanos que mencioné entienden que los argumentos de algunos sectores sobre un eventual cambio de régimen no corresponden al hecho de que el pueblo venezolano ya decidió este asunto en las elecciones presidenciales del año pasado. Lo que la abrumadora mayoría de los venezolanos—y su liderazgo legítimo—demanda ahora es respeto por la voluntad popular y la restauración del orden constitucional”.
Basado en la encuesta realizada en sectores de bajos ingresos, Lazo añade: “Según los datos del estudio, los venezolanos aspiran a retomar su capacidad de tomar decisiones y a dirigir el rumbo del país. Por eso fueron a las urnas el año pasado, por qué votaron masivamente por el cambio, y por qué los resultados electorales fueron los que fueron. Los venezolanos quieren una apertura democrática—un regreso de la democracia al país”.
“El mayor obstáculo en ese camino es un régimen que ha declarado la guerra a su propio pueblo”, afirma Mujica. Y no es solo su opinión personal. “Para los participantes del estudio, el enemigo del país no es Estados Unidos ni la administración de Trump; el enemigo es el régimen”, explica Lazo. “Es un enemigo—según los participantes—‘que quiere eliminarnos’. Es un enemigo que amenaza la integridad física de los venezolanos a través de diferentes formas de represión y terrorismo de estado. Es un régimen que amenaza y lleva a cabo una guerra contra su propia población”.
Esa, entonces, es la verdadera guerra en la que estamos. Y para la mayoría, la opción para terminarla es clara. “El pueblo venezolano, tanto dentro del país como en la diáspora, está pidiendo al presidente Trump que lidere el esfuerzo internacional para recuperar la democracia y la libertad en Venezuela”, señala Mujica. “Y que este esfuerzo se lleve a cabo no solo en alineación con los intereses de EE. UU., sino con respeto y atención a la soberanía y liderazgo de Venezuela”.
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.



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