La importancia de resolver la crisis política
Resolver la larga y dolorosa crisis política es una necesidad desde muchos ámbitos, pasa de lo cotidiano, hasta la definición del rumbo futuro de toda la nación. Estas líneas las dedicaré a mi área de trabajo: la economía.
Hay varias realidades relevantes que debemos tomar en cuenta para entender la importancia de encontrarle una salida a la crisis política. En primer lugar, sería una vía necesaria para dejar atrás el actual sistema institucional, el cual es extractivo y que beneficia abiertamente al grupo que hoy ejerce el poder, para llevar adelante un proceso de reinstitucionalización serio e inclusivo que sirva al ciudadano venezolano sin distinción o privilegio alguno.
Dos, sin tal resolución sería muy difícil o imposible lograr las mejoras necesarias y urgentes en los distintos servicios públicos como electricidad, agua, educación, salud, etc. Más allá de los inmensos retos técnicos y operativos, no se podría conseguir el financiamiento requerido para alcanzar dichas mejoras sea por el lado de la inversión o por el crédito que podían entregar los distintos organismos multilaterales.
Tercero, dada la dependencia de nuestro aparato productivo a la materia prima importada, el crecimiento económico, al menos en el corto plazo, viene de la mano con la capacidad de generar divisas del sector petrolero y este sector no crecerá hasta que Venezuela pase por el proceso de reinstitucionalización ya mencionado, sumado a la reinserción del país en el sistema financiero internacional, lo que a su vez implica resolver lo concerniente a la reestructuración de su deuda externa.
Cuarto, un punto que quizás no sea tan tangible, pero eso no disminuye su importancia: salir de la actual crisis política es un requerimiento para ir hacia un sistema político, económico y social que genere confianza hacia dentro y hacia afuera.
Continuar por el actual sendero significa la dolorosa extensión del largo período de contracción y estancamiento económico, de frustración y anomia social. La ciudadanía quiere algo distinto, lo ve como un asunto que requiere urgente solución. El reciente despertar por lo “político”, la disposición a organizarse, la renuencia a resignarse, el mantener sus esperanzas a pesar de su hostil realidad, son algunas señales que corroboran la existencia de esa voluntad de cambio.
La dinámica económica actual le sirve a unos cuantos. Algunos grupos empresariales no tendrán mayor disposición al cambio, porque fue muy duro y extenso el período de sobrevivencia y adaptación, y prefieren lo actual, aunque limitado, que lo desconocido, aunque este implique un futuro promisorio. Otros tantos tampoco quieren cambios drásticos porque se ven beneficiados por los privilegios que significa estar cerca del poder.
La actitud es muy distinta en quienes no les sirve el sistema actual, es decir, a la gran mayoría del país. Esos grupos hoy actúan con más vehemencia que algunas élites porque sienten que ya no tienen nada que perder y mucho que ganar. Esa tensión existe, se siente, se percibe.
El reto del liderazgo político es convencer a la población, empresarios, profesionales, trabajadores, servidores públicos, etc, de que un futuro distinto es posible, uno virtuoso, generador de bienestar para todos. Es alinear incentivos para que los esfuerzos se concentren en lograr ese ansiado cambio político que le servirá a toda la nación, no sólo para superar la crisis actual, sino para sentar las bases de una Venezuela estable, armoniosa y gran generadora de riqueza, más allá de sus recursos naturales.
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