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Juan Martín Caicedo Ferrer: Reflexiones sobre su Trayectoria y el Desafío de la Jubilación en el Sector de Infraestructura

Juan Martín Caicedo Ferrer: Reflexiones sobre su Trayectoria y el Desafío de la Jubilación en el Sector de Infraestructura

Tras una exitosa carrera como líder de importantes gremios, el caleño que fue el primer alcalde liberal elegido por voto popular, se retira de la vida pública.

Caleño hasta la médula, la última vez que alguien vio bailar salsa en público a Juan Martín Caicedo Ferrer ocurrió hace 34 años. Era alcalde de Bogotá, pero dejó de lado el protocolo para seguir con mucho swing -como decían los jóvenes de su época- las notas de la banda de Fruco y sus Tesos.

Lo hizo con tanto entusiasmo, que contagió al presidente César Gaviria, quien acompañó con sus palmas las canciones del Joe Arroyo y aplaudió a rabiar a Richie Ray con su ‘Jala, Jala’, lo mismo que al sonero Andy Montañez.

Se sabe que las visitas furtivas de Juan Martín a Juanchito, el olimpo de la salsa o de algún exceso etílico en las ferias decembrinas de su ciudad. Quizá sea porque lo suyo, más que la heredad rumbera, fue siempre una dedicación académica que le dio brillo propio entre su promoción de abogados y economistas de la Universidad Javeriana y en sus clases de especialización en Lovaina y Amberes.

Aristócrata, le llamaban sus adversarios cuando hizo una tregua, después de diez años como cabeza del gremio de los comerciantes, para lanzarse a la política y alcanzar la alcaldía de Bogotá con una de las votaciones más históricas. En la galería del Partido Liberal tiene reservado un lugar especial como el primer hijo de esa colectividad en alcanzar en las urnas el que es considerado el segundo cargo del país.

 - El camino hacia la jubilación, la obra más difícil para Juan Martín Caicedo FerrerTuvo un paso fugaz por el Senado en la bancada de Cambio Radical, liderada por Germán Vargas Lleras.

Su árbol genealógico podría confirmar que sí, que algo y mucho de aristócrata puede advertirse en su árbol genealógico. Su padre, Álvaro Caicedo Martínez, era bisnieto de próceres de la independencia y estaba emparentado con el banquero Pedro Agustín Banquero, tesorero de la Casa de la Moneda de Popayán, en una época en que la ciudad se peleaba el liderazgo con otras que como Quito eran sedes virreinales.

Su madre, Stella Ferrer del Valle, desciende de Francisco Ferrer y Guardia, un letrado y jurista que llegó a las tierras del gran Valle del Cauca y de Manuela Ferrer, esposa del empresario de origen hebreo George Henry Ferrer, padre del poeta y novelista Jorge Isaac. Todos ellos muy cercanos a la industria azucarera.

Aunque la afirmación es discutible, Caicedo Ferrer ha tenido mayor éxito como dirigente gremial que como político. Lo advirtieron desde el comienzo los comerciantes cuando lo promovieron y mantuvieron como presidente de Fenalco durante diez años. Sin embargo, pese a un trance dificíl con la justicia, hizo una buena alcaldía de Bogotá y fue uno de los primeros mandatarios de ciudades capitales que habló de modernidad en la infraestructura. Esa convicción se afianzó en él durante su paso por el Congreso de la República.

Pero su vena como dirigente gremial nunca la perdieron de vista líderes y dirigentes como el exministro de obras Luis Fernando Jaramillo y como el ya desaparecido Andrés Uriel Gallego. Hay que darles a ambos el mérito que se merecen porque a los dos se les ocurrió que Juan Martín era el indicado para agrupar y cohesionar un gremio con constructores, consultores y concesionarios de obras públicas que estaban dispersos y hacían cabildeos por su cuenta ante los gobiernos de turbo.

No se equivocaron porque su candidato le dio vida, hace 22 años, a uno de los gremios más influyentes del país: la Cámara Colombiana de La Infraestructura. Durante este tiempo ha sido su presidente ejecutivo, con un dinamismo que hace que todos los afiliados vean en él el mismo ejecutivo de hace quince o veinte años.

 - El camino hacia la jubilación, la obra más difícil para Juan Martín Caicedo Ferrer - El camino hacia la jubilación, la obra más difícil para Juan Martín Caicedo FerrerInició su carrera gremial como presidente de Fenalco tras unos años en la Cámara de Comercio de Cali.

Desde la cumbre de los 82 años -que en realidad no se le notan- Juan Martín Caicedo Ferrer decidió que ya era tiempo del retiro. Este miércoles 26 de noviembre se despidió entre aclamaciones ante el Congreso del gremio que este año convocó en Cartagena a más de 4.500 hombres y mujeres, actores clave todos de la industria de la infraestructura.

A la hora de decirle adiós al gremio (aunque seguirá liderándolo hasta febrero del 26) presentó, con la misma memoria prodigiosa de sus épocas de la Javeriana un balance elogiado por los que saben.

Con cifras a mano y en mente mostró como por cada peso que se invierte en obras civiles se generan 2,25 pesos en productividad, 2,46 en salarios y 4,9 en impuestos. “Pocas actividades económicas tienen una capacidad multiplicadora semejante. Por cada billón de pesos invertido, el sector crea alrededor de 28.400 empleos directos, indirectos e inducidos”, dijo.

Evocó los primeros programas de concesiones, en 1991, que tomaron forma con proyectos viales, portuarios y aeroportuarios que han generado hasta hoy más de 996.000 empleos directos. “De ellos, el 34 por ciento ha sido ocupado por mujeres, lo que demuestra que esta industria, históricamente masculina, también ha sido escenario de inclusión y equidad”, dijo al perfilar el rostro social de la actividad.

Entre tanto experto, hay que tomar como referencia el PIB. Por eso, rescató cifras que reflejan que la participación en el Producto Interno Bruto pasó de 1,2 por ciento en 2005 a 2,1 por ciento en 2019. Eso quieren decir que, en menos de dos décadas, la infraestructura duplicó su aporte al crecimiento económico del país.

Durante su despedida ante quienes lo reeligieron durante todos estos años admitió que no todo ha sido miel sobre hojuelas. Habló de las vías terciarias son un gran faltante. Y del Plan de Caminos Comunitarios, quizás la mayor apuesta del Gobierno en materia de infraestructura, como un Gran fracaso: en medio de irregularidades solo se contrató cerca del 10% del presupuesto previsto en el Plan Nacional de Desarrollo.

También abrió el espacio para las puyas a los gobiernos nacionales y regionales porque, a su juicio, hay que ponerle fin al abuso de los contratos interadministrativos, que distorsionan la competencia, evaden los pliegos tipo y terminan en procesos con un solo oferente.

Y su último mensaje fue el de rescatar la confianza de los financiadores e inversionistas, lesionada por los ataques sistemáticos, desde las esferas oficiales al modelo de participación privada en el desarrollo de la infraestructura. “Sin el factor confianza, valga decirlo, difícilmente las concesiones viales, portuarias y aeroportuarias habrían sido capaces de superar, en escasos 30 años, el rezago de un siglo en materia de infraestructura”, concluyó sin abrir muy pronto el espacio para la nostalgia.

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