Jorge Valencia Jaramillo: El Visionario Detrás del Metro de Medellín y su Impacto en la Ciudad
Lo nombró Julio César Turbay en 1978 y aprovechó su año en la alcaldía para iniciar el ambicioso proyecto que firmó Belisario Betancur y se inauguró hace 30 años.
Durante el siglo XX, Medellín vivió un esplendor industrial que le permitió convertirse en el principal centro manufacturero de Colombia. El sector textil lideraba la fuerza pujante de la ciudad, pero aquel brillo de la capital de Antioquia terminó apagándose por la violencia que inundó sus calles a finales de los años 80 y comienzos de los 90. Justamente por esos años, Medellín soñaba con replicar el éxito de su ferrocarril con un Metro de Medellín que transformaría la movilidad de la ciudad.
En 1983, año en que se abrió la licitación de la obra, el presidente Belisario Betancur lanzó unas palabras que presagiaban el enorme reto que tendría aquella construcción: “¿No hicimos el ferrocarril en plenas guerras civiles?”, dijo al recibir el acta de renacimiento de Antioquia. La idea del Metro de Medellín había sido concebida por el alcalde Jorge Valencia Jaramillo, quien gobernó entre 1978 y 1979 y quien, de hecho, firmó en el 79 la constitución de la empresa.
Jorge Valencia. Foto: El Colombiano.
Este economista de la Universidad de Antioquia llegó al cargo por ofrecimiento de Julio César Turbay. Impulsó la idea y también acompañó los primeros diseños del Metro de Medellín, sin imaginar los cambios que tendría o los problemas que enfrentaría la ciudad en aquel entonces. Pero antes de aquellas décadas oscuras que vivió la capital antioqueña, Valencia tuvo que enfrentar algo que pareció menor, pero que pesó: las envidias que empezaron a despertarse en Bogotá.

Obras del Metro. Foto: Escuela del Habitat – CEHAP – Facultad de Arquitectura – Universidad Nacional de Colombia – Sede Medellín
En la capital del país, a muchos políticos no les cabía en la cabeza que otra ciudad tuviera metro antes que ellos. Por eso, Valencia propuso una financiación 50/50: la mitad la pondrían Antioquia y Medellín, y la otra mitad la asumiría la nación. Gracias a esa propuesta nació la Ley de Metros de 1989, que estableció las reglas de financiación de sistemas masivos de transporte en Colombia.
Pero aún ante tal resistencia, Valencia siguió adelante con el proyecto, el cual, sería apenas uno de los que lideraría en su carrera como político y figura de liderazgo en el país.
Los años oscuros del Metro de Medellín: violencia, dinero y peleas internas
Finalmente, el contrato se firmó con el Consorcio Hispano-Alemán, encargado del proyecto desde 1983. La idea inicial era que el primer tren rodara cinco años después; sin embargo, ahí comenzaron los problemas. La difícil situación económica del momento dilató la obra y, en 1989, ocurrió lo peor: la construcción del aclamado Metro de Medellín entraba en pausa.

Obras del Metro de Medellín antes de su inauguración. Foto: Escuela del Habitat – CEHAP – Facultad de Arquitectura – Universidad Nacional de Colombia – Sede Medellín
Las enormes columnas que sostenían el viaducto se alzaban sobre una ciudad que no pasaba por su mejor momento. Según el consorcio, la obra se detuvo por falta de dinero e incluso por las trabas para la importación de materiales y maquinaria necesarias. A este problema se sumaron los sobrecostos, que aumentaban por los trazados que cambiaban conforme avanzaba la construcción.
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Tan solo dos años después, los conflictos del proyecto se mezclaban con las muertes que no cesaban en el Valle de Aburrá. Medellín era conocida como la ciudad más violenta del mundo, con unos 19 homicidios diarios. Pero entonces, en 1992, una pequeña luz aparecen a los golpeados paisas, quienes se negaban a convertir su metro en un elefante blanco más de Colombia.
En el mismo año en que Pablo Escobar se fugó de La Catedral, el Metro de Medellín reanudó su construcción. Tan solo un año después, el “Patrón” era abatido por la Policía y el cartel se desmoronaba. Para que la obra no volviera a caer, se lanzó el eslogan “Quiere el Metro, nuestra gran obra”, y la campaña dio resultado.
Tras pleitos, deudas y tropiezos, por fin, el 30 de noviembre de 1995, Medellín vio rodar su primer metro. A la inauguración asistieron figuras como Álvaro Uribe Vélez, quien era el gobernador de Antioquia en este momento, María Emma Mejía, Ernesto Samper, presidente de Colombia en este entonces y Belisario Betancur, quien había estado al frente del proyecto durante un largo periodo.
Aquel recorrido inaugural fue corto, yendo desde la Alpujarra hasta Parque Berrío, llenando de emociones a los paisas testigos de este histórico momento.
El sueño cumplido de Medellín y de Jorge Valencia Jaramillo
La ciudad más violenta del mundo dejaba atrás ese apodo para volver a levantarse después de tocar fondo. Aquel 30 de noviembre cambió la historia de Medellín: con coros y la presencia del monseñor Héctor Rueda, se bendijeron los vagones del Metro. Tras 12 años de tropiezos, cambios, pausas y peleas con la empresa constructora, el sueño de Jorge Valencia Jaramillo se materializaba por fin.
Aquel paisa soñador creció, como la ciudad por la que tanto trabajó. Fue embajador ante la ONU, representante a la Cámara y senador durante cuatro periodos. También fue el primer presidente de la Comisión Nacional de Televisión. Y, quizas no muchos lo sepan, pero fue el primer presidente de la Cámara Colombiana del Libro y de Corferias, desde donde creó la Feria del Libro de Bogotá, incluso antes de que se inaugurara el metro, en 1988.
Hoy, sus aportes en Colombia movilizan a millones de personas en Medellín gracias a esa idea que defendió a capa y espada, pero también inspiran a miles en el mundo gracias a iniciativas como la feria de libros más importante del país. Además, es poeta; aunque perdió 20 años de trabajo, ya ha publicado cinco libros. Uno de esos paisas a quienes la violencia no los apagó, sino que los impulsó a volar alto y llevar al país a otro nivel.
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