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Iván Cepeda: Lucha y Perspectivas en la Encrucijada de Guerra y Paz en Colombia

Iván Cepeda: Lucha y Perspectivas en la Encrucijada de Guerra y Paz en Colombia

El senador del Pacto Histórico será el candidato de la izquierda, ganador de una consulta con una participación que fue inferior a la que ganó hace 4 años Petro.

Quizá la única vez que Iván Cepeda aceptó ir a Washington para asistir a una ceremonia de gala ocurrió en junio de 2007. Aquel año viajó a Estados Unidos en compañía de su esposa Claudia Girón para recibir el Premio Medalla de la Libertad ‘Roger Baldwin’, reservado por Human Rights First a los más connotados defensores de derechos humanos.

Era el segundo latinoamericano en recibir esa significativa placa de vidrio, once años después de que lo hiciera el mexicano Carlos Beas Torres, líder de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo de Tehuantepec, que defiende los recursos naturalezas y los derechos de los habitantes de esa zona del norte de su país.

El jurado dibujó de cuerpo entero a Cepeda. Lo definió como un caracterizado defensor de derechos humanos, líder beligerante de una izquierda contestaria y víctima de la violencia, no solo porque su padre, el dirigente del Partido Comunista Colombiano Manuel Cepeda Vargas, fue asesinado en agosto de 1994, sino por las persecuciones desatadas en su contra por el establecimiento colombiano.

 - Iván Cepeda, historia de un luchador entre los dilemas de la guerra y la pazCépeda llegó al Congreso en 2010 en representación del Polo Democrático
Foto: Congreso

Ese perfil está claro para aquella franja de electores que ha hecho que Cepeda hijo no haya perdido ninguna de las elecciones por voto popular a las que se ha presentado. En 2010 conquistó, con 35.000 votos, una curul en la Cámara en representación de Bogotá y en 2014 llegó al Senado con cerca de 90.000 votos y repitió en 1018 y 2022, con altos caudales electorales.

Quienes lo conocen de cerca dicen que es un hombre de convicciones firmes, pero no por eso “radical hirsuto”, palabras utilizadas por una integrante de su Unidad Legislativa. Por eso no ha hecho distinciones por enseñas y colores políticos a la hora de apoyar los procesos de paz. Lo hizo sin reservas al acompañar a Juan Manuel Santos en el proceso que condujo a la firma de los Acuerdos de La Habana y lo ha hecho, con igual disposición, cada vez que cualquiera de los más recientes gobiernos invitó al ELN a mesas de diálogo.

Como miembro de la coalición de gobierno, no podría actuar de manera diferente frente al proyecto de “paz total” propuesta por el presidente Gustavo Petro, así rompa el molde que hacía que a la mesa llegaran representantes de movimientos armados con alguna intención política en su filosofía y no delincuentes comunes.

Cepeda dejó clara su intención desde el comienzo del Gobierno. “El diálogo es con todos los delincuentes de alto impacto”, declaró en 2022 en una entrevista con Las2Orillas.

“La inclusión de narcotraficantes y de otros delincuentes comunes que tengan impacto real en ciudades y regiones, lejos de ser un motivo de estigma o vergüenza, será una fórmula práctica, jurídica y democrática para que cesen 70 años de violencia en Colombia”, explicó en aquel entonces.

 - Iván Cepeda, historia de un luchador entre los dilemas de la guerra y la paz - Iván Cepeda, historia de un luchador entre los dilemas de la guerra y la pazLa senadora María José Pizarro renunció a la consulta para apoyar a Cepeda y atajar a Daniel Quintero
Foto X

Para él, uno de los líderes insignes de la izquierda, la clave está en que en un proceso esté resguardado de manera tal que nadie podrá acogerse a él con propósitos perversos como el de lavar fortunas mal habidas. Por eso incluiría un modelo de justicia restaurativa que asegurara, por encima de cualquier otra consideración, los derechos de las víctimas. Esa es la postura de alguien forjado en medio de los dilemas de la guerra y de la paz.

Sus convicciones han ido al tono de sus ejecutorias. Además de facilitador de los procesos de paz, ha sido cofundador del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE) y por todo eso líderes de opinión, incluso varios provenientes de sectores políticos adversos al suyo, no han dudado en reconocerlo como uno de los mejores y más disciplinados congresistas del país.

Su aspiración presidencial es reciente. Surgió el 22 de agosto de 2025, en medio del juicio al expresidente Álvaro Uribe Vélez, durante el cual jugó un papel fundamental como denunciante y víctima. Aquí cabe recordar que el proceso se invirtió porque inicialmente el denunciado era él, señalado por Uribe de ir por las cárceles en busca de reclusos que declararan en contra suya como promotor de grupos paramilitares.

Aunque su nombre siempre ha sido relevante, lo cierto es que su popularidad se vio potenciada cuando se produjo la condena de primera instancia contra Uribe, así luego hubiese sido revocada.

Cuando lanzó su precandidatura presidencial por el Pacto Histórico, si bien luego buscó el abrigo del Polo Democrático, para salvar reparos formulados por el Consejo Nacional Electoral, se comprometió a continuar con la agenda de gobierno del presidente Gustavo Petro y a “profundizar la justicia social y la paz en Colombia”.

Los dos, Cepeda y Petro, caben bajo la sombrilla de la izquierda, pero no hay evidencias de un pasado con los una en ejecutorias cuando los dos alternaron en el Congreso de la República.

Su nombre es bien conocido en el Sistema Interamericano a raíz de sus denuncias sobre las consecuencias del conflicto armado en Colombia. La sentencia de la CIDH que condenó al Estado colombiano por el asesinato de su padre, Manuel Cepeda, hace 31 años, resume en uno de sus párrafos la dualidad de la justicia y la persecución que ha rodeado su vida:

“(…) En la sentencia que condena al Estado por el asesinato del senador Manuel Cepeda, y que determina que violó los derechos a la vida e integridad personal, a las garantías judiciales y protección judicial de la honra y la dignidad, la libertad de pensamiento y expresión, la libertad de asociación y los derechos políticos, el Estado había alegado esta cuestión: El Estado sostuvo que ciertos sectores de la población tenían la percepción de que el PCC era «un partido que no desarrollaba una actividad política exclusivamente, sino como un partido que desarrollaba [dicha actividad] en función del fortalecimiento de la lucha armada revolucionaria, particularmente de las FARC». Además, señaló que esta situación generó una ambigüedad ideológica en la percepción de la UP, lo cual, sumado a la aplicación de la tesis de «la combinación de todas las formas de lucha», a sus orígenes en los acuerdos de La Uribe y las actividades militares de las FARC-EP, «necesariamente lo pusieron [a Manuel Cepeda] en una situación de vulnerabilidad”.

El ganador este domingo 26 de octubre de la consulta que eligió al candidato de la izquierda deberá decidir si enarbola las banderas del continuismo o de giro más afín con sus propias ideas.

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