Horacio Velutini y el dilema de ser empresario en revolución
Horacio José Velutini Sosa (Caracas, 20 de julio 1961) fue víctima de una conspiración mediática. O de su lengua. O de su “ingenuidad”.
“Conversé con él y me dijo que lamentaba haber expresado su opinión al Financial Times (FT). Me aclaró que él ofreció esa declaración un mes antes de las elecciones, pero la publicaron un mes después (26 de agosto) y mezclada con la posición que expresó María Corina Machado tras las presidenciales”, confía un accionista de la Bolsa de Valores de Caracas (BVC).
La fuente, que prefiere resguardar su identidad, se refiere al último affaire en el que se vio involucrado el flamante presidente de la BVC, que durante varios días fue la comidilla en las redes sociales por un breve párrafo que incluyó el mencionado periódico británico en una nota dedicada a Machado, donde la lideresa de la oposición afirmaba que “la represión de Nicolás Maduro es insostenible”.
En el fragmento que generó tanto revuelo, Velutini advertía que “existe un dilema porque la oposición no está ofreciendo estabilidad ni la eliminación de sanciones en estos tiempos de crisis política”, y remataba señalando: “El sector empresarial venezolano busca estabilidad y no más sanciones”.
“Horacio no es político, es sincero en su forma de expresarse y eso parece que es un pecado. En realidad, es transparente en lo que cree, es lo menos cercano a un ‘enchufado’ que pueda haber, no tiene ningún negocio con el Estado y está siendo víctima de un complot”, sostiene un amigo del empresario, que egresó con el título de abogado de la Universidad Santa María.
Otro hombre de negocios que admite haber tenido diferencias con Velutini, coincide en describirlo como “un tipo impecable” y observa que el jefe de la Bolsa “no es avezado en declaraciones a la prensa”. Estima que “sus palabras fueron mal captadas” y sirvieron para atizar “la campaña que existe contra los empresarios que proponen convivir con el régimen de Nicolás Maduro”.
Abona a la tesis de la confabulación el episodio sufrido por Ron Santa Teresa a mediados de septiembre, cuando corrió el rumor de su venta al grupo Bacardí. En el comunicado mediante el cual negó la especie, la compañía de Alberto Vollmer denunció que “una vez más, intereses subalternos claramente identificados intentan socavar con información falsa la institucionalidad de Ron Santa Teresa”.
Vollmer preside el Consejo Nacional de Promoción de Inversiones (Conapri), en cuya junta directiva se sienta Velutini. Ambos dijeron a la agencia Reuters en 2020 que forman parte de un grupo que se define como “optimistas anónimos”. “La negatividad es como un virus que llegó a Venezuela y nosotros somos el anticuerpo”, explicó Velutini hace cuatro años.
Elección polémica
El empresario que reconoce haber tenido discrepancias con Velutini ubica el origen del conflicto en la última elección de la presidencia de Fedecámaras. Sostiene que factores ajenos a la patronal -Velutini y Vollmer- e internos -los expresidentes Ricardo Cusanno y Carlos Fernández- se aliaron para frenar el ascenso de Adán Celis. Debe indicarse que desde el entorno de Vollmer niegan rotundamente haber operado en contra de Celis.
En los últimos 11 años, en Fedecámaras se había impuesto el consenso para escoger a su mandamás. De esa forma, quien ocupaba la primera vicepresidencia ascendía por aclamación y reinaba la paz. Sin embargo, en 2023 se rompió esta fórmula y se realizó una elección que abrió no pocas heridas.
Por sus antecedentes “radicales”, los adversarios de Celis temían que su entronización significara la demolición de los puentes que Cusanno y Fernández habían construido con el gobierno. No podían imaginar en ese momento que el actual presidente de Fedecámaras iba a tratar de “queridísima” a la vicepresidenta Delcy Rodríguez y que aplaudiría de pie en cadena nacional a Maduro.
Con la bolsa
El camino que llevó a Velutini a la presidencia de la BVC no estuvo exento de controversias. El cargo lo ostentaba Gustavo Pulido Medina, quien en marzo de 2023 había sido reelecto por unanimidad para un periodo que debía culminar en 2025.
No obstante, una “rebelión” interna defenestró a Pulido Medina y allanó el camino a Velutini. Los detractores del volantazo compararon la situación con un “golpe de Estado”, resaltando que el cambio vino precedido por una serie de correos anónimos que atacaban al expresidente y de una reforma a las normas internas para facilitar la promoción de su sucesor.
En las elecciones convocadas por adelantado para escoger al nuevo jefe del corro capitalino, Velutini se impuso sin inconvenientes gracias al apoyo del principal accionista de la BVC: José María Nogueroles, el fundador del Banco Nacional de Crédito (BNC) de 88 años de edad y expresidente de la Asociación Bancaria de Venezuela.
Además de contar con el respaldo clave de Nogueroles, también pesó tener en su equipo a Carlos Guruceaga Rodríguez -Promotores de Inversiones y Valores, C.A. (PIVCA)-.
Uno de los correos anónimos que fustigaba a Pulido Medina subrayaba: “La persona que ocupe el cargo de presidente (…) debe ser un individuo con capacidad de interrelacionarse con el mundo de las finanzas públicas y privadas, de una forma ética y profesional neutral, sin exhibir opiniones personales que no son solicitadas para el cargo”
Otro accionista de la bolsa que ha podido conversar con Velutini apunta que “me ha expresado la necesidad de unir los esfuerzos del sector, tanto entes reguladores como regulados, y de mantener una comunicación cordial con el gobierno como única forma de resolver las cosas que pueden mejorar. Su actitud diaria refleja sus palabras”.
Aunque no votó por Velutini, tiene ahora un buen concepto de él. “El personal de la bolsa parece quererlo y en las oportunidades que he necesitado reunirme con él, me ha recibido con la debida atención. Ha resultado ser una persona cordial, dedicado a la función que le fue encomendada y con sus opiniones personales argumentadas sobre las mejores vías para la resolución del conflicto”.
Otra visión
Velutini es cofundador junto con su primo Luis Emilio Velutini de Asesoría Financiera Velutini & Asociados, y se desempeñó como CEO del Fondo de Valores Inmobiliarios (FVI) entre 1994 y 2022. El FVI arrienda y administra una serie de oficinas, residencias, hoteles y centros comerciales de alta gama como Paseo El Hatillo, Tolón, San Ignacio y Llano Mall (Acarigua, estado Portuguesa).
¿Por qué salió del puesto que ocupó durante 28 años? Un socio de Velutini responde: “Él ha sido un factor importante del FVI, no solo como accionista sino como ejecutivo. Pero como en todos los procesos, llega un momento de cambio que tiene que ver con la vocación de las personas. Siempre tuvo una actuación muy profesional y prefirió separarse porque tenía esta inquietud de dedicarse a dinamizar el mercado de capitales en el país”.
Un miembro de la Cámara Inmobiliaria agrega que Velutini dio un paso al costado por diferencias de criterios. “Producto de la crisis económica y política que ha sacudido al país, en el seno de la junta directiva del FVI -donde está su primo Luis Emilio- creció una tendencia que sostiene que no se debe seguir invirtiendo en Venezuela por el alto riesgo que representa, y esa filosofía es contraria a la de Horacio”.
Los consultados indican que Horacio y Luis Emilio Velutini tienen una buena relación, con el segundo atendiendo las operaciones internacionales de la compañía. “Ambos impulsaron esta empresa que despliega un proyecto de internacionalización con un sólido compromiso con Venezuela. La relación con sus socios es muy transparente”, aseveran.
Subrayan que “Horacio tuvo una gestión excelente y cree que se debe invertir en Venezuela, pero la mayoría de la junta directiva tiene otra visión y se inclina por una reestructuración de los costos y ser más cautos, dada la caída de las utilidades. En realidad, una situación normal que se presenta en todas las empresas, hay criterios distintos y la mayoría se impone”.
Ser o no ser
Gran fanático de los deportes extremos, Velutini es campeón de bicicleta montañera, piloto de avión y alpinista. Sin embargo, quizá la actividad más riesgosa que practica es la de empresario en medio de la revolución “irreversible” y en permanente tránsito al socialismo.
Sus críticos le acusan de tener una posición “dócil” frente al gobierno, aunque resaltan que en este contexto hasta la mismísima Fedecámaras ha tenido que bajar el tono dramáticamente. En la otra acera, sus defensores enfatizan que “él es pro Venezuela y quiere seguir luchando y apostando en y por el país”.
Ponen como ejemplo su compromiso con la bolsa. “Asume esa labor con convicción, cree que el mercado de capitales es una gran necesidad para Venezuela y que ha sido poco desarrollado. Comparte la preocupación del empresariado sobre el grave problema de la falta de medios de financiamiento. ¿Acaso no es legítimo plantearse ese problema y buscar solución?”, interpela un empresario.
Aquella etiqueta de “optimistas” y sus buenas relaciones con el Ejecutivo nacional, le han granjeado reprobaciones y sospechas. No obstante, otros resaltan que “su posición es extremadamente difícil. Si el empresariado nacional no participa por el tema político, entonces, entran capitales extranjeros o de ‘nuevo cuño’. Si actúa es calificado de manera negativa y si no, se hunde. Velutini busca reactivar el mercado de capitales para que eso dinamice la economía nacional y no ha renunciado a su país”.
Un dirigente gremial apunta que ese dilema lo tiene todo el sector empresarial venezolano y que se profundizará en 2025, con la tercera juramentación de Maduro como presidente de la República y la renovación de las cámaras y de la cúpula de la patronal.
El oficialismo ha ido avanzando con pie firme. La anteriormente combativa Federación Nacional de Ganaderos (Fedenaga) está en manos de un aliado del gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, con el aval de una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia.
Celis concluirá su mandato en 2025. En principio, se abren dos opciones: retomar la fórmula del consenso, que daría el cargo al actual primer vicepresidente Felipe Capozzolo, vinculado con los expresidentes Cusanno y Fernández. O vuelven a celebrar una elección, lo que algunos prefieren evitar para no azuzar las contradicciones internas.
Falta un largo camino por recorrer, pero ya asoma cierta competencia entre quienes dudan de la capacidad política de Capozzolo y los que especulan sobre las supuestas aspiraciones de Luigi Pisella, jefe de Conindustria que regularmente se esfuerza por demostrar su buena sintonía con el gobierno.
“Hay mar de fondo”, acota el dirigente gremial. Velutini se presenta en su perfil de Linkedin como un aficionado a “leer historia, física y filosofía, en especial la estoica”. Estoicismo en el corazón de la tormenta.
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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