El Impactante Discurso de Jørgen Watne Friydnes sobre la Libertad en Venezuela y la Lucha Contra la Dictadura de Maduro
Jørgen Watne Friydnes es el presidente del Comité Noruego del Nobel. Era, hasta hace poco, un desconocido para mí y quizás también para la mayoría de los lectores que frecuentan La Gran Aldea. Hoy no solo sabemos quién es, sino que también celebramos lo que afirmó sobre el país que padecemos. Ya lo consideramos un admirado compañero de viaje. Su ascenso a la celebridad venezolana se debe al discurso que pronunció en la entrega del Premio Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado: un contundente alegato contra la dictadura que todavía nos gobierna y un clamor por la libertad ansiada.
Es evidente que el hecho de representar a una institución de prestigio universal, en la entrega de un galardón de especial significado para numerosas comarcas que sufren el horror de la opresión, obligaba a la presentación de palabras convincentes, a ofrecer un texto cabalmente penssado para un auditorio de dimensiones infinitas. Pero el orador superó con creces los retos de su empresa debido a los datos concretos que aportó sobre la realidad venezolana y a cómo los relacionó con la necesidad de acabar, en breve, con el régimen de Maduro. Dado que no se trata de un mitineador como los de costumbre, ni de un vocero interesado en la defensa de situaciones banderizas, los hechos que refirió y el desenlace que propuso hacen de su pieza una de las mayores armas para la causa de la democracia venezolana.
La médula de la exposición radicó en los datos sobre muertes y torturas llevadas a cabo por la dictadura. Una nómina de muertos y atormentados, así como la descripción de suplicios de diversa índole, constituyeron el fundamento de la exposición. Paseó a los oyentes por un museo de martirios y por una fila de criptas, debido a cuya memoria quedó planteada una situación frente a la cual no queda más remedio que rebelarse, ni mejor sendero que el de acompañar a quienes luchan por la eliminación de una barbarie que no puede tener más ocultamiento. Como no lo dijo en una reunión sigilosa, sino en el Ayuntamiento de Oslo frente a un grupo de personajes de importancia llegados de diversas latitudes y ante una red internacional de televisoras, estamos ante la divulgación de la barbarie madurista más importante de los años recientes. “Hablo de un Estado brutal y autoritario”, aseguró, para redondear el fragmento más espeluznante de la alocución.
El otro tema concreto sobre el cual se extendió Watne Friydnes fue el de las elecciones de 2024, para detallar los pasos del fraude cometido por la dictadura con el objeto de evitar el triunfo del candidato de la oposición y, en especial, para regodearse en las maneras que desarrolló la sociedad civil ante la maniobra que atentaba contra la limpieza electoral. Si lo ignoraba o solo manejaba referencias de paso, el auditorio se enteró de cómo un millón de ciudadanos, bajo la dirección de María Corina Machado, acumuló evidencias de sobra para demostrar que la dictadura venezolana debe su permanencia a un escandaloso escamoteo de sufragios. El discurso debía hacer cumplido encomio de la ganadora del Nobel de la Paz —como lo hizo, desde luego—, pero desde una batería de testimonios escalofriantes y de denuncias con soporte sobrado, a través de los cuales quedaron confirmadas con creces la tragedia venezolana y las virtudes de la dirigente que recibía el Premio Nobel.
En caso de que queden dudas sobre el inusual atrevimiento de un discurso basado en hechos concretos, y de lo mucho que ayuda a la causa de la democracia venezolana, término con la copia de lo que el orador noruego llegó a pedir: “Señor Maduro: debe aceptar los resultados electorales y renunciar a su cargo”.
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editrial de La Gran Aldea.



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