¿Ataques invisibles?: El síndrome de La Habana y la sombra rusa
Un giro en la investigación apunta a Rusia como posible autor detrás de misteriosos ataques a oficiales estadounidenses.
En un escalofriante desarrollo de los eventos relacionados con el Síndrome de La Habana, una serie de informes y testimonios están sacando a la luz la posibilidad de que Rusia esté detrás de estos ataques con armas de energía dirigida que han afectado a más de 100 miembros y familiares de la seguridad nacional estadounidense.
Rusia ya está atacando a Estados Unidos
Greg Edgreen, exjefe de investigación para la Agencia de Inteligencia de Defensa, así lo considera. ¿Se acuerdan del «Síndrome de La Habana», las consecuencias de salud en un extraño ataque a la embajada de EE.UU. en la capital cubana?… pic.twitter.com/JcbPRpmgft
— Francisco Poleo (@FranciscoPoleoR) April 1, 2024
Este síndrome, caracterizado por síntomas como intensos dolores de cabeza, desorientación y problemas auditivos, ha desconcertado a investigadores y médicos desde que los primeros casos se reportaron en 2016 en la embajada estadounidense en Cuba.
Greg Edgreen, teniente coronel retirado del Ejército y líder de la investigación para la Agencia de Inteligencia de Defensa, en una entrevista con CBS News, expresó su convicción personal de que «estamos siendo atacados» y señaló directamente a Rusia como responsable.
Este señalamiento se basa en un meticuloso trabajo de recolección de inteligencia y análisis de patrones que han llevado a enfocarse en Moscú.
Los ataques han resultado en lesiones cerebrales traumáticas para varios de los afectados, neutralizando efectivamente a oficiales de inteligencia y diplomáticos estadounidenses.
«Los oficiales de inteligencia y nuestros diplomáticos trabajando en el extranjero están siendo removidos de sus puestos con lesiones cerebrales traumáticas. Están siendo neutralizados,» afirmó Edgreen, subrayando la gravedad de la situación para la seguridad nacional de Estados Unidos.
La investigación también arrojó luz sobre casos individuales alarmantes, como el de una agente del FBI que experimentó un ataque agudo en su hogar en Florida, dejándola con síntomas comparables a los de un Alzheimer temprano.
Otro caso es el de Olivia Troye, ex asesora de seguridad del vicepresidente Mike Pence, quien sufrió un ataque similar cerca de la Casa Blanca.
Uno de los testimonios más impactantes proviene de «Joy», la esposa de un oficial de la embajada de EE.UU. en Tbilisi, Georgia, quien identificó a Albert Averyanov, un agente ruso, como la persona que vio justo antes de experimentar los síntomas del ataque. Este encuentro, junto con la acumulación de evidencia, ha reforzado las teorías que apuntan a una campaña sistemática de hostigamiento y neutralización por parte de Rusia.
A pesar de las contundentes afirmaciones y el sustento científico que las respalda, desde la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de EE.UU. y la Casa Blanca se ha indicado que es «muy improbable» que un adversario extranjero esté detrás de los AHIs reportados, una postura que ha generado críticas y acusaciones de encubrimiento.
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