Inmigración, economía, política exterior… en Estados Unidos se buscan soluciones para muchos problemas, pero se olvidan de uno muy real que ha marcado la vida de miles de personas: la violencia armada. Las armas de fuego se convirtieron en una crisis de salud pública que, no ha sido abordada como debería.
El lunes, otro tiroteo escolar (ahora en Wisconsin) volvió a demostrar cuán vulnerables están las escuelas y cómo estos tiroteos, en lugar de disminuir, han aumentado.
Este año marcó un récord preocupante: 205 incidentes de tiroteos en escuelas en Estados Unidos, superando el máximo anterior de 199 incidentes en 2021, según datos de Everytown for Gun Safety.
El aumento de tiroteos en las últimas dos décadas refleja un patrón constante.
Desde 2013, Everytown comenzó a recopilar datos sistemáticamente. En 2018, se registró un aumento significativo después del tiroteo en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida, que dejó 17 muertos.
En 2022, el ataque en la escuela primaria Robb en Uvalde, Texas, donde 21 personas (19 niños y 2 maestras) perdieron la vida, marcó otro punto de inflexión en la crisis de violencia armada en las escuelas.
De acuerdo con la base de datos de Gun Violence Archive, en 2023 se han registrado un total de más de 600 tiroteos masivos en el país, mostrando que la violencia armada no se limita a escuelas, aunque estas son particularmente sensibles debido a la vulnerabilidad de los estudiantes.
Más del 95% de las escuelas públicas en Estados Unidos realizan simulacros de tiroteos activos, según Everytown for Gun Safety. Estas prácticas, aunque bien intencionadas, han generado un debate sobre su eficacia y los efectos psicológicos en los estudiantes.
¿Son efectivos los simulacros de tiroteos? La investigación sobre la eficacia de los simulacros en situaciones reales es limitada. Mientras que algunos estudios sugieren que preparar a estudiantes y docentes reduce el caos durante emergencias, otros señalan que:
No abordan las causas raíz del problema, como el acceso a armas de fuego.
Los simulacros hiperrealistas (con actores, ruidos fuertes y sangre falsa) pueden resultar traumatizantes para estudiantes, especialmente para aquellos que ya han vivido experiencias de violencia armada.
Un análisis del Journal of Adolescent Health encontró que los simulacros de tiroteos pueden provocar ansiedad, estrés y depresión en estudiantes y maestros.
En el artículo de Axios, Abbi Stinger y Bobbi Sloan describen cómo los niños internalizan estos entrenamientos desde una edad temprana, normalizando la idea de que la violencia es parte de su vida escolar.
Además, preguntas como «¿podemos luchar?» o «¿podemos lanzar nuestros iPads?» muestran la incertidumbre de los estudiantes sobre cómo actuar, algo que evidencia la falta de una estrategia coherente a nivel federal para estos ejercicios.
Acceso a armas. Estados Unidos cuenta con más armas que personas; hay 120 armas de fuego por cada 100 habitantes, según Small Arms Survey.
Insuficiente legislación. Aunque algunos estados han implementado leyes más estrictas (como verificaciones de antecedentes), a nivel federal no se han logrado grandes reformas.
Problemas de salud mental. Aunque la salud mental es un factor importante, expertos como Everytown y American Psychological Association coinciden en que no es la única causa y que se necesita un enfoque más amplio.
Medidas adoptadas en las escuelas
Para contrarrestar los tiroteos, las escuelas han implementado medidas como: detectores de metales, vidrios antibalas y sistemas de alerta temprana.
Pero, lo expertos advierten que estas soluciones son reactivas y no atacan las causas fundamentales del problema. Además, las escuelas más afectadas suelen ser de bajos recursos, donde implementar estas medidas es económicamente inviable.
La cultura del miedo ha transformado la experiencia escolar en Estados Unidos. Como lo relata Abbi Stinger en Axios, la primera preocupación de los docentes ya no es solo educar, sino proteger a sus estudiantes, a veces incluso a costa de sus propias vidas
Los niños, por su parte, crecen con un sentido de vigilancia constante, interiorizando estrategias de supervivencia como «jugar a estar muertos». Esto tiene un impacto a largo plazo en su bienestar emocional y su percepción del mundo.
¿Soluciones? Son escasas. Aunque los simulacros buscan proteger a estudiantes, su eficacia es cuestionable y sus efectos psicológicos preocupan a expertos. La verdadera solución pasa por políticas que regulen el acceso a armas, refuercen la salud mental y proporcionen apoyo a las comunidades afectadas.
últimas noticias
9 horas antesdiciembre 17, 2024
9 horas antesdiciembre 17, 2024
10 horas antesdiciembre 17, 2024
10 horas antesdiciembre 17, 2024
10 horas antesdiciembre 17, 2024
Sucesos
Política
Nacional
Pocas cosas exponen la insistencia de la oposición venezolana en el intento de precipitar una…
El historiador Froilán Ramos, investigador de temas militares, expresa que los términos radicales que se…
Esta última entrega del año es una oportunidad propicia para dar una mirada retrospectiva a…
La noticia que le faltaba a Estados Unidos para terminar el año de la mejor…
El presidente electo Donald Trump ha renovado su llamado para poner fin a la ciudadanía…
Venezuela cierra 2024 encendiendo nuevamente las alarmas por el aumento de precios y de la…