El discurso contra la migración en América, tanto en el norte como en el sur, ilustra cómo la xenofobia y la endofobia están interconectadas y afectan profundamente a las comunidades migrantes. Esta situación se ve claramente en las políticas y discursos en Estados Unidos y Chile, que, aunque separados por miles de kilómetros, muestran patrones similares en su trato hacia los migrantes.
En una reciente rueda de prensa en la Torre Trump de Nueva York, Donald Trump afirmó: «Venezuela ha reportado hace ya dos años un descenso de la criminalidad en un 72 %, porque ‘sus prisiones las han vaciado hacia Estados Unidos'». Además, insistió que «sus criminales y traficantes de droga han sido sacados de sus ciudades y traídos aquí” haciendo alusión a casos mediáticos de delincuentes venezolanos implicados en crímenes en el centro de Nueva York. Estas declaraciones no solo alimentan la xenofobia, sino que también distorsionan la realidad para crear una imagen alarmante y negativa de los migrantes.
Por su parte, Ana Navarro, reconocida comentarista de la cadena CNN, abordó este tema sin reservas: «Hay algunos inmigrantes latinos que olvidan que vinieron aquí como inmigrantes y quieren cerrar la puerta detrás de ellos. Piensan que ser antiinmigrante de alguna manera los hará pasar por más estadounidenses, por lo que sea. Y esa es una actitud muy estúpida». Navarro subraya que esta actitud no solo es irracional, sino que también pone en riesgo a la comunidad latina en su conjunto, especialmente ante actos de violencia y discriminación.
En Chile, la reiterada propuesta de diputados de RN, la UDI, los Amarillos y algunos representantes de la propia izquierda para criminalizar el ingreso clandestino de migrantes y a los extranjeros refleja una tendencia alarmante que se alinea con las políticas más punitivas implementadas en Estados Unidos. El apoyo de algunos migrantes a estas políticas revela cómo la endofobia puede manifestarse incluso entre aquellos que han experimentado personalmente los desafíos de la migración.
Con las voces de figuras como Trump en Estados Unidos y de representantes de partidos políticos de todos los espectros en Chile, se marca un extremo al cual, trágicamente, se suman inmigrantes que, según Navarro, sueñan con la esperanza de algún día ser vistos como locales. Mientras tanto, son víctimas de un doble sufrimiento: el de la xenofobia y el de la endofobia, que ataca sus propios genes.
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Esta es una traducción de El Tiempo Latino. Puedes leer el artículo original en Factcheck.org. Escrito…