El candidato presidencial José Brito propone acabar con el modelo rentista e impulsar la industria petroquímica. Desestima los señalamientos sobre su presunta participación en una operación para para lavarle la cara a Alex Saab. Asevera que es víctima de una campaña desmedida por «desnudar la podredumbre» de las cúpulas
Fotos: Luna Perdomo
José Brito se estrena como candidato a presidente. Cuatro tarjetas lo inscribieron ante el CNE: Unidad Visión Venezuela, Venezuela Unidad y Primero Venezuela, el partido que fundó con los mismos colores que Primero Justicia cuando el TSJ le quitó el control de ese partido intervenido en 2020. En abril de 2024, el máximo tribunal le devolvió el control sobre las siglas del partido fundado por Julio Borges, que reaparece en el tarjetón llevando el rostro del nacido en El Chaparro, estado Anzoátegui.
Formó parte de la Asamblea Nacional de mayoría opositora (2015-2021), electo por Primero Justicia. En 2019, luego de ser acusado de participar en la «operación alacrán» por otros parlamentarios, participó de la escisión encabezada por Luis Parra, su compañero de tolda, para proclamarse presidente de la AN. En 2020 optó a la reelección, con la tarjeta de Primero Venezuela, ganando una curul. En 2021 quiso ser gobernador de Anzoátegui. Apoyado por la Alianza Democrática llegó de segundo en los comicios regionales, superando en votos al entonces gobernador en funciones, Antonio Barreto Sira.
Su programa de gobierno, que aún no ha sido publicado aunque en entrevistas delinea su contenido, se titula «Plan B». Con él, pretende ganar votos mostrándose contrario al «extremismo», la «camorra política» y la corrupción. De hecho, dice que será «implacable» contra este último flagelo de llegar a Miraflores, aunque sobre él pesan señalamientos de haber participado en operaciones de «lavado de cara» de Carlos Lizcano Manrique, socio de Alex Saab y sus empresas.
Al respecto, argumenta que no es corrupto pues «no he sido administrador de la hacienda pública para manejar recursos del Estado (…) Yo lo que he tocado son profundos intereses». Añade que no hay prueba en la que se evidencie que «Brito hizo esto o lo otro», y descalifica la investigación periodística de Armando.info, en la que salió a la luz la trama.
Sostiene que no hay pruebas que demuestren que, tras haber sido reclutado por el diputado Luis Parra, él y otros parlamentarios viajaron a varios países de Europa para interceder por Saab. Los reportajes han mostrado documentos con su firma, fotografías tomadas en Colombia y en Europa y videos de aquellos viajes, además en el documental «Una pauta peligrosa» de Frontline, transmitido por PBS en Estados Unidos sobre el caso, aparece retratado en chats de Telegram entre Parra y Lizcano (video a partir del minuto 34:04).
«La corrupción es un flagelo que hay que combatirlo hoy, mañana y siempre. Yo lo que he tocado son intereses de corruptos. No me perdonan que soy implacable contra la corrupción. El corrupto merece cadena perpetua», replica el candidato presidencial.
Sobre el tema, reitera sus acusaciones ante quienes lo señalan. «No me perdonan haber desnudado la podredumbre de los sectores de la cúpula, haber ido a Italia a denunciar a uno de los ladrones de la historia, que decía que Pdvsa era roja y roja fue que dejó las cuentas: Rafael Ramírez (exministro de Petróleo). Al no perdonarme eso vinieron campañas de señalamientos infundados».
Brito dice que «no hay ninguna prueba» de que haya cometido acciones cuestionables, pues «todo fue una campaña para callar las acciones, para desenmascarar a los desangradores».
—El portal Armando.info publicó fotografías y hasta documentos con su firma. ¿Es suya o no?
—No hay ninguna. No hay nada. Lo que sí había era un plan para generar hambruna y causar un estallido social. Eso se iba a usar como excusa para que sectores asaltaran el poder por la fuerza. Yo me distancio de eso porque jamás conspiraría, mucho menos con algo como con la comida del pueblo.
Comunicación destinada a la Fiscalía de Colombia, firmada por José Brito | Fuente: Armando.info
Carta recibida en Fiscalía de Colombia, firmada por José Brito | Foto: Armando.info
—Hace más de tres años aseguró que daría pormenores sobre estos hechos, su explicación de los viajes. ¿Por qué demorar tanto en dar estos detalles?
—Siempre di detalles. Lamentablemente nunca pensé que el tamaño de la miserabilidad fuera tan grande. Estoy escribiendo un libro en el que se verá una verdad nunca contada. Tiene que ser leído en su momento, cuando las aguas estén un poco más calmadas.
—Ese libro lo prometió hace más tres años. ¿Cuándo lo publicará?
—Me dicen que uno sabe cuándo comienza a escribir, pero no cuándo termina.
José Brito ha recibido decisiones favorables a su causa por parte del Tribunal Supremo de Justicia, la Contraloría General, y el Consejo Nacional Electoral. Consultado sobre su opinión sobre las intituciones públicas, señaladas por distintos sectores y hasta organismos internacionales como coptadas por el oficialismo, responde confiar en el CNE. «Yo he sido electo varias veces con ese Poder Electoral», apunta.
A su juicio, un buen candidato debe tener capacidad de negociación con el Gobierno y le dé garantías de una ruta de salida que incluya un acuerdo de perdón y encuentro.
—En un país con denuncias de torturas y violación de derechos humanos, ¿cómo mantener el equilibrio entre ese perdón y la justicia para víctimas o sus familiares?
—¿Entre salir del atolladero y saciar tus bajas pasiones de venganza con cuál te quedas? Yo me quedo con salvar el país. Aquí hay que aprender a tragar grueso. Hay que perdonar cosas.
—¿Cómo califica las candidaturas de Nicolás Maduro y de Edmundo González Urrutia, a quien le dijo recientemente que era pirata?
— No, pirata no, tapa amarilla. Venezuela necesita un presidente de verdad, que vaya a las entrañas de la Venezuela profunda. Este país necesita un presidente enérgico, con juventud, con ganas, con la suficiente capacidad de tener ojo clínico para escoger a los funcionarios idóneos en la gestión. La gente no quiere un bobolongo en la presidencia.
—¿Cómo se llama al reencuentro cuando se descalifica a otros candidatos?
—No es una descalificación, es una diferenciación.
—¿»Bobolongo» no es una descalificación?
—¿A quién le dije bobolongo?
—Acaba de referirse como bobolongo a candidatos.
—Bueno, no quiero bobolongos, ellos no se controlan. No quiero maniquíes. Venezuela quiere un presidente de verdad. En Venezuela están ocurriendo cosas. No conocen (las cúpulas) la realidad de la gente. Que no se equivoquen porque la Venezuela profunda no sabe de términos como alacranes o de sus campañas, sino de las respuestas que uno es capaz de darle.
—¿Por qué cree que el TSJ le entregó la tarjeta de Primero Justicia justo ahora que es candidato?
—No sé por qué lo hicieron ahorita, pero yo todos los meses iba con mi abogado. Yo dije el mes pasado cuando fui (al TSJ): «Decidan, ‘a’ o ‘b’, pero decidan». Sobre qué haré, te digo, yo le di mi confianza a la juventud. Vamos a evaluar los mecanismos para un proceso de elecciones (internas), pero no voy a participar en ningún proceso que suponga algún cargo, quiero ser un militante más.
—¿Con qué país se encontrará quien sea electo como presidente?
—El próximo presidente encontrará un país fracturado en lo social, lo económico y lo político; con una nación en la que la política se convirtió en un zoológico. También ladeará con los restos de un gobierno oxidado que no tiene qué ofrecer y con opciones títeres, que no responden a la gente. Quien asuma verá una Venezuela en la que se generó un caldo de cultivo nefasto para el pueblo producto de las sanciones y la corrupción.
—Enumere cinco soluciones que propone.
—El principal problema es el económico. En nuestro «Plan B» buscamos que los venezolanos vean un aumento en su capacidad de compra. Se trata de impulsar la economía humana, hablamos de revisar la pertinencia de las prestaciones sociales. Proponemos un Fondo Soberano de Pensiones Simón Bolívar. Se busca que, con el aporte del Ejecutivo y los trabajadores, el fondo sea sustentable y tenga capacidad para erigir proyectos que Venezuela necesite.
En el tema de la salud. Debemos hacer un sistema que integre al Seguro Social, al Ministerio de la Salud, a los Centros de Diagnóstico Integral y toda esa red, en el que haya control, equipamiento y no termine siendo un estrangulamiento para las arcas del Estado.
Dar atención al tema de los servicios públicos también. Parte de lo que proponemos estaría de la mano con el objetivo de fortalecer las empresas, la industria y hacer de Venezuela una referencia petroquímica.
—¿Cómo se garantiza una vejez digna más allá de una pensión?
—Proponemos revisar la pertinencia de las prestaciones sociales. Planteamos que si tu último salario fue de mil dólares, 70% de ese total lo cubra el Fondo de Pensiones y te jubiles con $700. En 1998, cuando llegó Chávez (a la presidencia), había poco menos de 300 mil pensionados. Transcurridos unos años se registraron 1,5 millones. Si lo ves desde las cifras fue un logro, pero te pregunto: ¿ese millón y medio puede tener calidad de vida o bienestar? No.
—¿Qué le ofrece a los jóvenes?
—Debemos lograr que la gente refuerce su salario y recupere su poder adquisitivo. Debemos trabajar hasta que haya empleos de calidad para poder decir a los jóvenes, entre ellos los que están en el exterior, que regresen porque hay oportunidades con ingresos suficientes. El «Venezuela se arregló» es mentira. No puedes vender la capacidad de compra que tiene solo 3% de la población, por encima de las necesidades que tiene el otro 97%.
*Lea también: ENTREVISTA | Edmundo González: El triunfalismo es el peor enemigo en una campaña electoral
José Brito subraya que en su «Plan B» aborda temas que ningún político tradicional menciona, como el derecho al aborto o el al matrimonio entre personas del mismo sexo. Eso sí, se aleja del término «feminismo».
«Yo no creo en los absolutismos. No creo en el feminismo, creo en el ser social. Creo en el derecho de la mujer a una vida libre de violencia, pero escucho cosas como «no queremos parir». No, ¿Qué es eso? Creo en el matrimonio igualitario, pero no comparto que se dé la adopción como tal. Yo no estoy diciendo que se apruebe esto o aquello, pido que se abra el debate. No le tengo miedo al debate. Es irónico que no se hable de esto en la AN, que es la máxima casa del debate y donde hay diputados homosexuales».
—¿Qué frena esos debates?
—El miedo a una sociedad conservadora. Claro, una cosa es eso y otra, que rechazo, es la pedofilia o perversiones.
— ¿Reconoce que la AN no ha hecho lo suficiente por la comunidad Lgbti?
—No ha hecho nada.
—¿Cuál es su propuesta en materia ambiental?
—Entre otras cosas, y por solo poner un ejemplo, queremos impulsar el parque eólico del estado Falcón, para promover la utilización de una energía sana.
—¿Qué propone con respecto a la minería ilegal?
—Creo que el Gobierno no ha sido lo suficientemente fuerte para combatir las mafias. Tendré los brazos extendidos para hablar con los mineros y volver a la pequeña minería, la artesanal. Pero sí tendría mano firme contra las bandas delincuenciales y las que usan el uniforme para mantener un ecosistema de mucho daño ambiental.
—¿Su gobierno buscaría decir «Venezuela se arregló»?
— No es decirlo, es sentirlo. Una cosa es lo que dicen algunos en campaña. Cuando podamos invertir la ecuación, se podrá decir.
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