No es solo otra «elección más importante de nuestras vidas». Las presidenciales de 2024 marcan un punto de inflexión en la historia política de Estados Unidos. En dos décadas, el país pasó de obsesionarse con el terrorismo (2004) y la recesión (2008) a tener un tema dominante que, aunque siempre estuvo presente, nunca tuvo este protagonismo: la inmigración se ha convertido en el eje central de la narrativa electoral más polarizada de la historia moderna.
La retórica que lo cambió todo. Trump hizo «double down» en su mensaje anti-inmigrante, sin filtros ni medias tintas. Promete «mass deportations» de millones de indocumentados, algo que ahora es muy discutido, pero que antes parecía impensable. Venezuela y El Salvador fueron acusados de vaciar cárceles y mandar criminales—comentarios que le dan a Maduro un inesperado «leverage» en la política americana, mientras Bukele probablemente revisa su Twitter para responder.
Las verdaderas diferencias. Mientras Trump va all-in con su discurso, la administración actual parece moverse hacia el centro. Kamala habla de frenar a la gente en la frontera, tratando de posicionarse como opción centrista.
Pero no se habla de «mass deportations». Ahí está la clave. Esa es la gran diferencia en la retórica que puede cambiarlo todo. Sí, hemos oído estos argumentos antes, pero quizás no habíamos considerado cómo estas propuestas no solo difieren en grado, sino en esencia, redefiniendo el enfoque del país hacia la inmigración.
Un momento definitorio. Por primera vez en la historia reciente, dos visiones tan diferentes y opuestas sobre cómo manejar la inmigración podrían decidir quién lidera la potencia más poderosa del mundo.
Y sí, hay muchos otros frentes críticos que influirán en el resultado—como Gaza o la inflación—pero esos son temas constantes en la política americana desde hace décadas. Se habla de economía, la gente quiere precios bajos y empleos; se habla de guerra, nadie quiere conflictos sin fin. Son variables que cambian de nombre y porcentaje, pero siempre están ahí.
La inmigración, sin embargo, ha sido testigo de un cambio profundo y social en Estados Unidos. Trump ha sido un catalizador de todo esto, reconfigurando la importancia del tema y cómo se percibe y se discute.
El legado del 5 de noviembre. Cuando los historiadores miren hacia atrás, verán este día como el momento en que Estados Unidos decidió mucho más que un presidente: decidió cómo se aborda y se siente sobre la inmigración en la política americana. Este tema continuará teniendo un papel protagónico. Gane quien gane, la inmigración seguirá en el centro del escenario, redefiniendo lo que significa ser americano.
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