El Barrio Latino de Washington, antes vibrante y lleno de vida, se ha vuelto silencioso. Comerciantes y vecinos evitan salir por temor a redadas y detenciones desde que la Guardia Nacional se federalizó el 7 de agosto, aumentando los arrestos de inmigrantes en la ciudad. El miedo ha vaciado calles y frenado la rutina de una de las zonas con mayor población hispana de la capital.
Hace días que el negocio está más lento para Ana, vendedora de frutas en Columbia Heights. “Algunas personas prácticamente ni están viniendo”, contó a CNN, preocupada por la caída en sus ventas en un puesto que mantiene desde hace años en una de las esquinas más concurridas del barrio. Antes veía entre 30 y 50 personas en la calle; ahora apenas llega un puñado.
“El que puede se queda encerrado en casa por miedo a los arrestos”, agregó Ana.
Lorena, quien vende camisetas sobre la calle 14, también siente el golpe. Esta vez, decidió cerrar a media tarde y guardó su mercancía. Apenas vendió $30, cuando normalmente termina el día con entre 150 y 200.
“La gente pasa y no quiere comprar. El que se acerca viene a querer saber si migración ha venido, si ha agarrado gente”, explicó.
En Mount Pleasant, los bares y restaurantes también notan la caída de clientes. “Nos han llamado las empresas de suministro para preguntar por qué no hacemos pedidos, pero es que no tenemos clientes a los que vender el producto”, dijo un gerente de un local especializado en pollo a EFE. La mayoría de los repartidores y trabajadores latinos han dejado de salir, y algunos han sido arrestados por agentes de inmigración.
Un análisis de CNN muestra que desde el 7 de agosto se han registrado más de 300 detenciones relacionadas con inmigración. Aunque el presidente Trump cuestiona estas cifras, los datos indican que la inseguridad y la violencia habían disminuido en la ciudad antes de la intervención federal.
Según The Guardian, desde la inauguración de la administración Trump se han registrado 195,249 arrestos por inmigración en todo el país, un aumento de 15,190 en los últimos 14 días. Actualmente, 61,226 personas permanecen en detención y se han concretado 197,526 deportaciones. Estos números evidencian la magnitud de las políticas migratorias que afectan directamente a barrios como Columbia Heights.
Los hábitos de la comunidad han cambiado. Calles que antes rebosaban vida hoy parecen apagadas. Los vecinos coinciden: no temen a la delincuencia que se anuncia en los medios, sino a la agresiva acción contra los inmigrantes. En Mount Pleasant, una gran lona en la plaza principal anuncia: “No a las deportaciones en Mount Pleasant. No a la Migra”, reflejando el sentimiento de los residentes del barrio, conocido como “Pequeño El Salvador”.
“Esto es solo contra nosotros. No se ve a los etíopes, a los chinos o a otros con miedo. Vienen a por los hispanos”, explicó a EFE una trabajadora salvadoreña de la zona, que pidió mantener el anonimato.
Muchos vecinos han paralizado sus vidas: no van a lugares de ocio, hacen la compra online y solo salen de casa para ir a trabajar.
“En 40 años de vivir en EEUU no había visto algo así”, dijo Lorena, recordando la detención que presenció temprano en el día.
Los negocios locales también sienten la presión. Restaurantes y tiendas reportan caídas de ventas de hasta 50% y algunos consideran cerrar temporalmente ante la falta de clientes. En Mount Pleasant, los locales han reducido los turnos del personal ante la falta de pedidos y la disminución de comensales. La presencia de agentes de inmigración ha generado miedo incluso entre los conductores de VTC y trabajadores con permisos legales, que evitan salir de sus casas por precaución.
Ante la creciente preocupación, la fiscal general de Washington D.C. presentó una demanda contra el despliegue de la Guardia Nacional, calificándolo como una «ocupación militar involuntaria». Además, la alcaldesa Muriel Bowser firmó una orden para continuar la cooperación con las fuerzas federales, estableciendo reglas claras para su actuación en la ciudad.
La presencia de agentes de inmigración también ha afectado a las familias y trabajadores del barrio. En un centro de cuidado infantil en el noroeste de la ciudad, padres recibieron mensajes alertando sobre la presencia de autos sin marcar fuera del centro. Poco después, agentes federales arrestaron a dos personas no vinculadas al centro, generando pánico entre los padres y trabajadores.
Ana, desilusionada por la situación, lanza un mensaje directo al mandatario: “Que haga bien su trabajo. Si son presidentes, esto también se lo deben al pueblo y pues que trabajen para hacer el trabajo bien, no para castigar a las personas que son trabajadoras”.
Columbia Heights, Mount Pleasant y otros sectores del Barrio Latino enfrentan un momento de incertidumbre. La federalización de la Guardia Nacional y el aumento de detenciones no solo modifica la rutina diaria, sino que amenazan la estabilidad económica y social de una comunidad que siempre ha trabajado para salir adelante. A medida que los vecinos buscan protegerse, la vida del barrio se adapta a la nueva realidad: más silenciosa, más cautelosa, pero con la resiliencia que caracteriza a la comunidad latina.
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