El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) reveló que en el primer trimestre del año, la pobreza en ese país alcanzó al 55% de la población y la indigencia al 18%. Datos demoledores que marcan a fuego los primeros seis meses de la gestión del presidente Javier Milei y que siembran interrogantes sobre el gobierno del economista libertario.
En el medio, una sociedad que todavía guarda esperanza pero que cada vez pierde más la paciencia. Mientras tanto, el presidente se muestra en entrevistas conforme con lo hecho e insistiendo en que el único camino para salir de la crisis es que el él propone.
Los datos divulgados hace apenas dos semanas reflejaron un veloz incremento de esos índices como nunca se vio en la historia reciente de Argentina. Es que cuando asumió como mandatario, heredó del gobierno de Alberto Fernánez una pobreza estimada en el 44% y una indigencia cercana al 10%.
Es decir, en apenas 90 días de gestión aumento en 10 puntos la cantidad de pobres y duplicó la indigencia. Se trata de la última cifra que se conoce en esta materia, lo que supone que resta todavía conocer cómo se agravó la situación en los tres meses restantes. Hoy, que cumple 6 meses, el panorama parece no haber mejorado.
Durante su campaña electoral, el entonces diputado nacional y líder del partido La Libertad Avanza, prometió la reducción del gasto público para terminar con el déficit fiscal y la emisión monetaria que, según sostiene, son la causa del principal problema que tiene la economía argentina: la inflación. Y en ese sentido, la promesa la cumplió a rajatabla.
Su mantra “innegociable” es el déficit cero. Es decir, gastar menos de lo que el Estado ingresa. Él mismo lo definió como «un ajuste fiscal sin precedentes en la historia de la humanidad».
Y vaya que lo ha conseguido. De los casi 17 puntos del Producto Bruto Interno (PIB) de déficit que heredó de Fernández -si se suman el fiscal, el comercial y el del Banco Central-, en apenas meses recortó 13 puntos.
Redujo a la mitad los ministerios y secretarías
Despidió empleados públicos con menos de un año de antigüedad
Suspendió la obra pública por un año
Redujo subsidios a la energía y al transporte
Suspendió publicidad del gobierno en medios de comunición por un año
Redujo casi totalmente las transferencias discrecionales del Estado nacional a las provincias
Desamanteló prácticamente los medios de comunicación públicos
Recortó las jubilaciones
El costo fue altísimo. Si bien generó el superávit financiero que buscaba el gobierno, muchos argentinos pagaron las consecuencias. Suspender la obra pública provocó un desplome de la construcción, que cayó un 32% en el primer cuatrimestre del año, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
La producción industrial retrocedió un 15,4% en el mismo período. Estos número, incluso superaron a la caída registrada durante la pandemia del COVID-19. Echó unos 25.000 despidos en el Estado -Milei ya advirtió que echará a 50.000 funcionarios más.
Además, se registró la mayor reducción de puestos asalariados desde 2002, con una contracción interanual del 1.4%. En el primer trimestre del año, el nivel de actividad económica cayó un 5.3%. En marzo la caída interanual fue del 8.4%.
El acumulado de la inflación en lo que va de 2024 es del 65% y de 289.4% en 12 meses. Esta es la principal batalla del gobierno de Milei, quien prometió combatirla apenas asumiera el cargo al frente de la Casa Rosada. ¿Cómo le ha ido hasta el momento?
Apenas asumió, el libertario aplicó una devaluación del peso casi del 60%, lo que disparó el índice. En diciembre, el primer mes de su administración, prodcuto de esta medida, la inflación mensual fue de más del 25%.
Sin embargo, cabe destacar que a partir de entonces, producto del ajuste brutal del Estado y de la caída en el consumo, el índice de precios ha disminuido marcadamente mes a mes.
Desde los números de fin de año, el INDEC informó en abril una inflación del 8.8% y se espera que la de mayo sea esté alrededor del 5%.
Si se analizan las cifras sin contexto, el resultado es más que positivo. Es marcada la desaceleración de la inflación, pero los analistas coinciden en que lo importante es saber qué tan sostenible es el plan a futuro.
Es decir, qué tan viable es el superávit financiero y una caída sostenida de la inflación si el resto de la economía (actividad, consumo, pobreza, salarios, etc) están completamente destruidos.
Desde el gobierno sostienen que la caída económica llegará a su piso en lo inmediato y que luego habrá un “fuerte rebote” en forma de “V” cuando se abran las restricciones cambiarias que pesan sobre el dólar.
De hecho, el ministro de Economía, Luis Caputo, señaló hace unos días que el país ya está «en franca recuperación». Los números muestran otra cosa.
“El plan que puso sobre la mesa el Gobierno tenía alarmas que se encendían en cuanto a su sostenibilidad. Ya empezamos a ver ahora que empiezan a aparecer de vuelta alertas respecto a lo mismo. Por ejemplo, las últimas semanas volvió a aumentar la brecha cambiaria la diferencia entre el dólar oficial y los dólares paralelos. El Gobierno ya dijo que en junio va a mostrar déficit financiero y no va mantener el superávit”
Claudio Caprarulo, economista argentino, director de la consultora Analytica, en entrevista El Tiempo Latino,
El experto dijo que el gobierno mostró una estrategia que era cortoplacista que le permitió mostrar mejores indicadores financieros durante los primeros meses.
Sin embargo, esos indicadores como la brecha cambiaria (diferencia entre el valor del dólar oficial y el paralelo), el riesgo país y también los números fiscales empezaron a empeorarse.
“El gobierno va a tener que empezar a mostrar un cambio, una modificación en su programa económico de cara a los próximos meses, en particular a partir principalmente de octubre, que es cuando ya empieza la estacionalidad más baja en la liquidación de las exportaciones del sector agropecuario, que en la Argentina es el más relevante en cuanto a exportaciones”, advirtió.
Al coctel se le suma “una crisis en la economía real muy fuerte”. Básicamente, una recesión de gran envergadura “más allá de que en los últimos meses empezamos a ver cierta recuperación del nivel de actividad”.
La economía atraviesa una fuerte recesión, lo que erosionó fuertemente los indicadores sociales como los salarios, el empleo, la pobreza y ahí es donde el gobierno todavía muestra falencias, de acuerdo con lo que destacó el analista.
Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel EFE/ Luciano González
Los asalariados ya tenían uno de los ingresos más bajos de América Latina cuando llegó Milei ($494 según el índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables -Ripte- que elabora la Secretaría de Trabajo).
Los datos del Ripte, que solo mide el sector formal muestran que en los primeros cuatro meses de gobierno los salarios promedio cayeron un 17% (en marzo la caída interanual fue del 24%).
Si se le suma una inflación acumulada del 65% en el 2024, la ecuación da una masa de trabajadores registrados que están por debajo de la línea de la pobreza. El Ripte no cuenta, por ejemplo, el universo de los trabajadores en negro.
“La mayor deuda de cara a la sociedad, siempre con la promesa de que todo lo que estaba haciendo era por un bien mejor, entre otras cosas, es la inflación. Si bien siguió bajando en mayo, lo que empezamos a ver hacia adelante y venimos señalando es que no hay condiciones para que la inflación perfore mucho más los indicadores que se están viendo”, adviritió Caprarulo.
La explicación es que anunció recortes a los subisidios en las tarifas de los servicios públicos, además de que se vienen incrementos en los combustibles. Ambos factores esenciales para la conformación del índice de la inflación.
“Parecería que al menos la tasa mensual de inflación empieza a encontrar en mayo o en junio un piso”, dijo.
Caprarulo señaló que que se vienen meses más complejos en términos de la política económica. Probablemente la actividad frene su caída, pero a pesar de eso hay una acumulación de severos problemas que empiezan a hacer que también el clima social para el gobierno sea más dificultoso.
“Eso lo estamos viendo, por ejemplo, en el Congreso, que le está planteando al Gobierno una modificación en el aumento de las jubilaciones. Algo que no es lo que planteaba el equipo económico de Milei. Y eso también le pone un límite su estrategia de reducir el déficit fiscal”, agregó.
Lo que está leyendo la oposición es que necesitan dar una señal porque “claramente los jubilados en estos primeros meses fueron los que están entre los sectores que más perdieron”, aseguró.
En estos 6 meses, Milei pasó gran parte de su tiempo arriba de un avión. Su acumulado de millas no se detuvo en un solo momento. Viajó varias veces a Estados Unidos, donde mantuvo reuniones con el empresario Elon Musk hasta con los CEO de Meta, Open IA, Google y Apple.
Paradójicamente no se reunió con el presidente Joe Biden. El objetivo de sus viajes, al menos dijo oficialmente, es conseguir inversiones para su país. Sin embargo, a la fecha de redacción de este artículo, no ingresó un solo dólar a Argentina.
También viajó a Europa, concurrió a la asunción de Nayib Bukele en El Salvador y visitó Israel, en medio del confilicto que vive ese país con la organización terrorista Hamás.
En contraposición a sus buenas relaciones con el “mundo libre”, Milei mantuvo un sinfín de conflictos diplomáticos con varios países, algunos de gran vínculo comercial.
Mantuvo entredichos con Brasil, Chile, Colombia, México, Venezuela, China y el más reciente con España, cuyo gobierno decidió retirar a su embajadora de Buenos Aires.
Casi todos los conflictos fueron producto de declaraciones e insultos proferidos por el propio Milei hacia los presidentes de dichos países, con quienes mantienen claras diferencias ideológicas.
“El gobierno tiene un desafío muy grande, que es que Argentina ya desde hace muchos años cuenta con una línea de financiamiento con el Banco Central de China y ahora está en discusión si ese país está dispuesto a renovárselo o no a la Argentina. El gobierno tensión mucho la cuerda”, dijo el experto.
Parte de lo que se está viendo fue algo que el propio Milei anunció durante sus primeros discursos. Debido a la herencia que recibió, el flamante presidente adviritió que se vendrían meses muy duros y hasta ahora lo fueron.
Sin embargo, también prometió que atravesar estos primeros seis meses iban a a ser la condición necesaria para un futuro más próspero que por ahora no se ve. Son muy pocos los logros que consiguió por el momento. Apenas algunos números financieros avalan sus gestión pero el resto de la economía y los indicadores económicos crujen. Y el gobierno lo sabe.
Es por eso -coincide el analista- el gobierno debe a partir de ahora atender los problemas de la economía real y comenzar a incentivar la actividad en general. Salir de la recesión. No será fácil. Deberá equilibrar entre mantener las cuentas públicas para controlar la inflación y no dejar que la actividad decaiga más.
Para ello necesita cuanto antes que capitales extanjeros inviertan o al menos conseguir financiamiento. Por ahora no lo logra.
“El gobierno tiene tiene un desafío por delante muy grande: tratar de permitir que la actividad se recupere y al mismo tiempo que eso no genere un aumento en la inflación y a su vez seguir sosteniendo su ancla fiscal”, aseveró.
“Ese es un trilema bastante difícil de de sostener. Entonces el gobierno va a tener que priorizar en los próximos meses sobre qué prefiere trabajar o en última instancia ser más gradual en algunas medidas”, finalizó.
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