Tratar de entender el movimiento de los precios del petróleo es, en el mejor de los casos, una tarea ingrata. Apenas se llega a una explicación razonable de la situación, un cambio, hasta insignificante en las condiciones, hace que el mercado abandone el sentimiento que solo días antes consideraba lógico y tome una nueva dirección, aunque solo sea de manera temporal.
La tendencia de los precios a la baja de las últimas semanas, que venía siendo predicada en un sobre suministro versus una demanda que se presume en recesión, resultó no ser tan robusta como se pensaba. Bastó que emergieran algunas situaciones coyunturales con el suministro para que el mercado tuviera un momento de euforia.
El huracán Francine, una tormenta tropical de intensidad moderada, provocó el cierre preventivo de las plataformas de producción de petróleo y gas costa afuera en las costas de Luisiana, EE. UU. En Libia, persiste el cierre de parte de su producción por las diferencias irresueltas entre facciones que se disputan el control del ingreso petrolero, a pesar de la mediación de la ONU. Como ya ha ocurrido recientemente, el sobresalto exagerado es la forma en que reacciona el mercado ante nueva información que, al final, es la naturaleza del negocio petrolero – algunos dirían que es la forma como se hace negocio en la especulación del mercado.
Algunas de las reacciones resultan ser paradójicas. En la reciente Conferencia del Petróleo de Asia Pacífico (APPEC: por sus siglas en inglés), realizada en Singapur, en un ambiente de pesimismo generalizado, el banco Goldman Sachs afirmó que los precios podían bajar aún más, inclusive a 60 dólares por barril. Recordemos que esta fue la misma banca de inversiones que pronosticaba los precios llegando a 100 dólares por barril antes de fin de año. Encontramos difícil identificar los cambios que justifican semejante giro de opinión, que además queda en evidencia ante el menor trastabille del suministro. Pero como acabamos de mencionar, esa es la naturaleza del mercado petrolero.
Sin embargo, ahora que el pesimismo de China está alcanzando su punto de aparente máxima preocupación, se necesitaría algo más que interrupciones en el suministro para elevar el Brent por encima de su precio actual de 72 dólares por barril. Ese “algo más”, en nuestra opinión, lo constituye, en primera instancia, un incremento en el suministro, tanto por el lado de la OPEP+, como los productores fuera de la esfera de la OPEP, inferior a los variopintos pronósticos de las diferentes agencias IEA, EIA y la OPEP.
Las preocupaciones con la seguridad de las instalaciones petroleras en el golfo de México, y particularmente en las costas de Luisiana, condujeron a los operadores a evacuar las plataformas marítimas, reduciendo la producción de petróleo y gas, y a las refinerías a minimizar sus corridas las refinerías en el área.
Como resultado, setecientos mil barriles por día de barriles equivalentes de petróleo y gas (700.000 bped) fueron cerrados, alrededor de la mitad de ese volumen correspondiente a petróleo, aunque solo por pocos días. Igualmente, las refinerías localizadas en la trayectoria proyectada del huracán, redujeron su carga a mínimos operacionales, pero ya están volviendo a la normalidad. Tanto Phillips66 (NYSE: PSX) como CITGO, en Lake Charles, Luisiana, reportaron no haber sufrido daños.
La producción de crudo en EE. UU., para la semana, refleja este cierre preventivo; en el promedio semanal apenas se manifiesta en la cifra de 12,9 millones de barriles por día (MMBPD). La tendencia decreciente de actividad de taladros, que se había convertido en una contante, cambio de rumbo esta semana. De acuerdo a Baker Hughes, 8 taladros fueron activados, en su mayoría en áreas de gas natural o en desarrollo de crudo convencional. Esta semana, los inventarios comerciales de crudo, según el informe de la Administración de Información Energética (EIA: por sus siglas en inglés), mostraron un aumento de 800.000 mil barriles, una cifra insignificante cuando la comparamos con el aumento estimado por los analistas de dos millones de barriles y el hecho de que los números individuales semanales tienen relevancia cuando se miran inscritos en la tendencia. Los inventarios de gasolina aumentaron en 2,3 millones de barriles, en línea con la época del año.
En cuanto a la producción de la OPEP+, las cifras recientes indican una reducción de unos 500.000 mil barriles por día (Mbpd) con respecto al mes de julio; incluye rebajas de 300 Mbpd en Libia, 100 Mbpd en Irak, 50 Mbpd en Arabia Saudita Rusia y 30 Mbpd en Rusia. En el caso de Libia, a pesar de que el cierre de producción es mayor, la contabilidad de las fuentes secundarias de la OPEP utiliza los cargamentos reportados como base de cálculo, que incluyen el uso de inventario. La decisión de la OPEP+ de posponer las aperturas de producción cerrada hasta fin de año, reduce aún más el crudo suministrado al mercado. En todo caso, como lo hemos mencionado en varias ocasiones, la capacidad ociosa que se mantienen en la contabilidad de la OPEP+, pudiera haber sido erosionada por la declinación inherente a usar esa capacidad, en lugar de invertir en nueva capacidad.
Por el lado de la demanda, China domina el panorama. El país está atravesando una desaceleración económica que parece ser prolongada, incidiendo en la demanda petrolera china, para potenciar el efecto, coincide con la descarbonización en curso de su flota de transporte. Paradójicamente, el gobierno chino usa estos períodos de relativos bajos precios para engrosar sus reservas estratégicas, agregando algo de dinamismo a su demanda: las importaciones de petróleo crudo de China aumentaron a un máximo de un año de 11,56 millones de bpd en agosto, recuperándose de un mínimo de dos años en julio.
El sector petroquímico del país, un área importante para la demanda petrolera, ya que no está sujeta a reemplazos a corto y mediano plazo, podría verse amenazado si las crecientes tensiones comerciales con occidente afectan las exportaciones.
En suma, un mercado donde las fuerzas fundamentales de la industria compiten en un mercado de pies ligeros y de visión de corto plazo.
El desarrollo de la guerra Israel vs. Hamás se asemeja a un juego de ajedrez sin reloj. Predecir los eventos y su cronología es prácticamente imposible. Quizás por eso la contienda luce a veces estancada y sin efectos colaterales al resto de la región, con la excepción importante de las continuas bajas humanas. Esta semana, ni siquiera se registró nueva actividad de los hutíes de Yemen en el mar Rojo, aunque de manera sorprendente los rebeldes lanzaron un misil de nueva tecnología a territorio israelí, que parece haber sorteado la sofisticada defensa área de ese país.
Mientras que la guerra de Ucrania y Rusia involucra cada vez más territorio y más países y tiende a afectar el mercado energético marginalmente por la destrucción de infraestructura petrolera y eléctrica en ambos países.
Así las cosas, la prima de riesgo geopolítico que el mercado normalmente asignaría a los precios petroleros cuando hay conflictos con probabilidad de una escalada que interrumpa las actividades petroleras, es casi inexistente, por ahora. Uno debe presumir que el mercado factoriza la capacidad de producción ociosa de la OPEP+ y la débil demanda, como una protección ante la eventualidad de problemas de suministro; una apuesta riesgosa.
El precio del crudo Brent ha perdido alrededor del 13 % de su valor en los últimos 20 días, por una mezcla de realidades y retroalimentación entre el sentimiento pesimista del mercado y la aplicación de la popular Ley de Murphy como mecanismo interpretativo de cada noticia nueva que aqueja la demanda de crudo, en particular la situación económica de China: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”.
El martes pasado, los precios petroleros continuaron en su dinámica descendente, cayendo hasta alcanzar los menores niveles del año. Sin embargo, la interpretación de que las interrupciones en el suministro pudieran causar estragos en el mercado físico de corto plazo hizo que los precios comenzaran a reaccionar de manera paulatina. El viernes, los futuros del petróleo crudo daban un paso adelante y un paso para atrás, aunque las pérdidas de producción en Libia y el golfo de México ayudaron a consolidar una modesta ganancia semanal, rompiendo la tendencia de semanas anteriores.
Al cierre de los mercados, el viernes 13 de septiembre, los crudos marcadores Brent y WTI se negociaban a 71,61 y 68,65 dólares por barril respectivamente. Una escasa ganancia de alrededor de un 1 % con respecto a la semana anterior.
El presidente electo en las muy acontecidas elecciones del 28 de julio, embajador Edmundo González Urrutia (EGU), después de días de paradero resguardado, sorprendió a la opinión pública del país con su salida de Venezuela a bordo de un avión de la fuerza aérea española, rumbo a Madrid, donde el gobierno le había concedido los beneficios del asilo político.
Como el realismo mágico no deja de ser parte de nuestra idiosincrasia, toda clase de cuentos y mitos rodearon el inesperado desarrollo de los eventos. Mientras el régimen anunciaba que la salida había sido producto de una negociación, la cancillería española negaba que se hubiera negociado más allá de los contactos para solicitar y conceder el asilo, según las leyes. Se conoció, también, que EGU tenía varias semanas como huésped de la embajada de los Países Bajos, eufemismo que le permitía al saliente embajador de ese país europeo, no comunicar su presencia a la cancillería venezolana.
También surgió la duda si la decisión de EGU era del conocimiento de María Corina Machado (MCM), o, por el contrario, como la mayoría, también fue sorprendida por la partida. Pero la preocupación mayor, en las filas de la oposición, consistía en la duda sobre cuáles serían las intenciones del presidente electo, una vez residenciado en España. Estas dudas surgieron por declaraciones iniciales muy confusas de parte de EGU. La oposición democrática en Venezuela difundió la narrativa de que la situación era conveniente, ya que la vida de González Urrutia corría peligro en Venezuela y además, desde el exilio, podía defender su victoria con mayor precisión en los centros de poder.
En España su causa ha tenido mucha resonancia, a pesar de que el Gobierno de Sánchez no reconoce ni a Maduro ni a González Urrutia como presidente electo, insistiendo en que el CNE tiene que presentar las actas de votación oficiales. Un argumento que transcurridas ya semanas desde el fraude, resulta pírrico, ya que el lapso para presentar los resultados oficiales prescribió y, por otro lado, el régimen recurrió a un sainete jurídico para soslayar las obligaciones legales a ese respecto.
El Partido Popular (PP) y VOX, sabiendo que algunos de los aliados del Gobierno español no acompañarían a Pedro Sánchez en su postura no reconocer a EGU como presidente electo, sometieron y lograron la aprobación por mayoría, en el Congreso de Diputados de España, de un exhorto al gobierno para que reconociera a EGU como presidente electo de Venezuela. Una acción similar se está programando en el Senado. Es más un capítulo en el forcejeo político interno de España que un eficaz apoyo a EGU.
En lo que parece aclarar un poco los planes de González Urrutia, este se reunió con el presidente Sánchez en la Moncloa, y al día siguiente con los expresidentes Felipe González y Mariano Rajoy; aunque luego se anunció que se le limitaría su accionar político en España hasta se formalice su situación.
Por otro lado, el secretario de estado de EE. UU., Antony Blinken, ha reconocido al candidato de la oposición Edmundo González Urrutia como el ganador de las elecciones en Venezuela celebradas el 28 de julio y ha pedido el comienzo de un proceso de transición. En un comunicado ha declarado que “pruebas abrumadoras” demuestran que González Urrutia “logró la mayoría de los votos”. Este viernes se han sumado los Gobiernos de Argentina y Uruguay al reconocimiento de la victoria de EGU.
En Venezuela, como era de esperar, el régimen reaccionó ante estos avances diplomáticos con su usual beligerancia, mezcla de estridencia callejera y circo, y amenazó con romper relaciones diplomáticas y comerciales con España. Sin embargo, todo parece ser no más que una postura pública, puesto que en paralelo, la ministra de petróleo, Delcy Rodríguez, se reunía con la petrolera española, Repsol, para apurar el paso de la actividad de esa operadora en la empresa mixta, PetroQuiriquire. Ya veremos cuál será el apetito de Repsol por el riesgo Venezuela.
En general, el país se mantiene en una especie de letargo tenso, que se observa inclusive en una reducción sensible del movimiento de vehículos en la ciudad capital. Lo mismo está pasando con las decisiones de potenciales inversionistas y emprendedores, que esperan que se aclare el panorama, sobre todo en lo que se refiere a las sanciones de la OFAC, por ahora limitadas a sanciones personales a 16 individuos del régimen, relacionadas con el fraude y las posteriores violaciones de derechos humanos.
El régimen sigue aferrado a su planteamiento económico de mantener un alto gasto público, casi al nivel preelectoral, y anclar la tasa de cambio del dólar oficial. Sin embargo, no hay suficientes dólares para cumplir con esas dos políticas y poder financiar las importaciones, por lo que la economía está empezando a sufrir. El aumento de la brecha entre el dólar oficial y el paralelo así lo testifican. La caída de los precios petroleros en las últimas semanas agrava esta estrechez de divisas.
Esta última semana, varios eventos sacudieron las actividades petroleras, en gran parte relacionados con problemas eléctricos recurrentes. El de más envergadura está relacionado con un apagón total en el Centro Refinador de Paraguaná (CRP), que obligó a la parada total de las refinerías de Amuay y Cardón. El evento ocurrió el miércoles en la noche. No se ha emitido comunicado oficial alguno sobre el incidente, sin embargo, algunos trabajadores indicaron que fue un evento catastrófico en uno de los generadores eléctricos que redundó en la caída de todo el sistema; otros culpaban a una tormenta eléctrica en el área de Amuay. El evento parece haber sido interpretado por los cuerpos de seguridad como un sabotaje, ya que un gran número de vehículos oficiales, de la policía, ejército y el SEBIN, fueron vistos y filmados en los alrededores de las refinerías.
En todo caso, la única refinería en operación en Venezuela es la de Puerto la Cruz, que requiere de crudo liviano para su funcionamiento, que a su vez es utilizado para diluente de la segregación Merey 16. No hay suficientes volúmenes para ambas operaciones.
El resultado de estos eventos es que: 1) el suministro de gasolina para el mercado interno, depende ahora de los inventarios y de los volúmenes recibidos en forma de trueque de Repsol. 2) Los niveles de procesamiento en Puerto la Cruz están limitados por la disponibilidad crudo liviano. 3) Para el mezclado de Merey 16 se está utilizando una serie de corrientes de condensado, crudo liviano y productos intermedios que está ocasionando problemas de especificación de calidad que redundan en descuentos en el precio de esa segregación comercial. Se ha mencionado, sin poderlo confirmar independientemente, que estos problemas en el mezclado dan como resultado mayor contenido de azufre, y, por los menores tiempos de residencia en los tanques, se ha despachado crudo con hasta un 4 % de BS&W (contenido de sedimentos y agua) y azufre, afectando a la baja los precios para esos cargamentos.
La producción de crudo durante la semana fue de ochocientos treinta y seis mil barriles por día (Mbpd), un incremento de casi 10 Mbpd con respecto a la semana pasada, pero la mayor parte es la recuperación de producción diferida por los problemas eléctricos en semanas previas. La distribución geográfica de la producción promedio se desglosa a continuación:
Occidente 192 (Chevron 89)Oriente 140Faja del Orinoco 504 (Chevron 104)TOTAL 836 (Chevron 193)
Dado el tiempo que está tomando la perforación y completación de los pozos en PetroIndependencia, parece que el programa de 17 pozos presupuestados será terminado sin problema.
Como mencionamos al principio de esta sección, la refinación está muy comprometida, el promedio de procesamiento de crudo y productos intermedios para la semana apenas alcanzó unos 140 Mbpd.
Las exportaciones para EE. UU. están en línea con el programa, un promedio de 226 Mbpd de crudo ha sido despachado para las refinerías del golfo de México. Igualmente, hacia España, se cumple con el programa, unos 64 Mbpd.
Las exportaciones a otros lares, aparentemente han enfrentado retrasos y obstáculos debido a los problemas de especificación del crudo Merey ya mencionado y los bajos inventarios de crudo mejorado Hamaca.
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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