Aunque los tres defienden la propiedad privada y la empresa, cada uno tiene su propio enfoque que se extrae de sus declaraciones públicas.
El ingeniero Alcíades Velásquez, un consultor gerencial de Monagas con poca experiencia en asuntos gremiales y empresariales, promueve “La unificación de las bases” y “El fortalecimiento institucional».
Al ex presidente de Fedenaga José Luís Betancourt se lo identifica por su apoyo a la extinta Coordinadora Democrática. Su discurso se centra en los objetivos de la “Fuerza opositora” al gobierno de Chávez. Habla de tolerancia pero acusa a Chávez de “populista, sectario y exclusionista”, y de “no dejarse amilanar”. Su posición es de total aceptación por un grupo influyente dentro de la estructura de Fedecámaras, que no necesariamente sea la mayoría de las Cámaras y Asociaciones, que inclusive en Asamblea han votado por una conciliación y por buscar acuerdos con el Gobierno.
Por su parte Alberto Cudemus, presidente de Fedeporcina, tiene un discurso centrado en el “indispensable diálogo con el Gobierno” y expone la necesidad de políticas públicas, leyes y reglamentos que institucionalicen el papel del empresariado en la actividad productiva.
Mientras Velásquez y Betancourt son vistos por el Gobierno como opositores a ultranza que tendrán que buscar en el tiempo un entendimiento, Cudemus es visto como un defensor de la Constitución Bolivariana.
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