Santo Domingo.– Mientras sectores estratégicos como la Mujer, la Juventud y la Administración Pública operan con presupuestos limitados, el Senado de la República Dominicana administra más de RD$2,500 millones en 2025, con gastos que evidencian una desconexión entre las prioridades nacionales y la gestión de los fondos públicos.
De acuerdo con datos oficiales, solo en el primer trimestre del año, la Cámara Alta ejecutó más de RD$30 millones en compras sin licitación, a través de procesos menores y adjudicaciones directas. Aunque fragmentados, los montos revelan una dinámica institucional que se asemeja más a la de un órgano ceremonial que a la de un ente legislativo con funciones importantes.
Entre los gastos más llamativos se encuentran:
Más de RD$256 mil en papelería institucional con escudo en pan de oro — sobres, folders y hojas crema — para una sola oficina senatorial.
RD$1.3 millones en cortinas para el Salón de la Asamblea.
Cientos de miles de pesos en mobiliario ejecutivos, sillones y flores naturales.
RD$500,000 en “compartir navideños” en enero, destinados a chocolate caliente, galletas y jengibre.
A esto se suma una preocupante ausencia de licitaciones públicas: ninguna en todo 2024 y apena una publicada hasta marzo de 2025. Además, el Senado no ha sido auditado por la Cámara de Cuentas desde 2014, situación que impide una supervisión efectiva del manejo de los recursos públicos.
En cuanto al personal, la nómina senatorial cuenta con 2,239 empleados fijos, con un gasto mensual que supera los RD$93 millones. Se identifican casos de asesores sin funciones claras, posibles vínculos familiares y salarios que contrastan con la realidad de otros servidores públicos.
Todo esto ocurre en un contexto donde amplios sectores sociales demandan mejoras en salud, educación, seguridad y servicios basicos.
En una democracia funcional, el poder legislativo no solo está llamado a legislar y fiscalizar, sino también a predicar con el ejemplo. En tiempos donde la eficiencia en el gasto público es impostergable, un Senado que destina recursos a cortinas de RD$100,000 y papelería con pan de oro dificilmente parece tener claro cuáles son las verdaderas prioridades del país.
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