El panorama financiero en EE.UU. está generando preocupaciones entre los inversores. Moody’s recientemente rebajó la calificación crediticia soberana de Estados Unidos el 16 de mayo, un acontecimiento que ha resonado fuertemente en los mercados según el informe original. En respuesta, la subasta de bonos a 20 años recibió una acogida poco entusiasta de los inversores, elevando el rendimiento del bono a 30 años a niveles no vistos desde octubre de 2023.
El proyecto de ley fiscal, que pasó una votación en la Cámara de Representantes el jueves, se perfila como un tema candente. Este proyecto, según calcula la Oficina de Presupuesto del Congreso, podría añadir aproximadamente $3.8 billones a la ya abultada deuda federal de $36.2 billones en la próxima década. A medida que el Senado se prepara para discutirlo tras el receso por el Día de los Caídos, las expectativas están puestas en cómo esta legislación podría cambiar antes de llegar al escritorio del presidente Donald Trump.
En el frente de los ingresos, Morgan Stanley ha estimado que los aranceles podrían generar $2 billones en los próximos diez años. Sin embargo, la comunitá inversora está dividida: algunos ven en los cortes de impuestos un impulso al crecimiento, mientras que otros, como Mohit Mittal de PIMCO, esperaban recortes más significativos en el gasto. Los cambios previstos en el proyecto de ley fiscal podrían beneficiar particularmente a sectores como el industrial, servicios de comunicaciones y energía.
Personajes claves dentro del sector financiero, como Brian Nick de NewEdge Wealth, expresan preocupaciones sobre el impacto de las decisiones legislativas en los rendimientos de los bonos. Mike Reynolds, de Glenmede, advierte que estos rendimientos aún no son suficientes para justificar grandes inversiones adicionales por parte de algunos jugadores institucionales. Mientras tanto, figuras como Thanos Bardas de Neuberger Berman, han estado observando oportunidades en los tramos largos de bonos, reconociendo la oportunidad que representa una curva de rendimiento más pronunciada.
En el complejo triángulo de política, mercados y deuda, la influencia de Wall Street no es insignificante. Brian Gardner, de Stifel Financial, destaca que los legisladores están atentos a cómo las decisiones impactan en las tasas de préstamos para los consumidores. Conforme avanza el debate en el Senado, los movimientos de los mercados financieros podrían jugar un papel crucial en la forma final del proyecto de ley, un recordatorio de cómo las políticas fiscales resuenan más allá de los pasillos del Congreso.
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