Las refinerías de la Costa del Golfo de Estados Unidos están comprando mayores volúmenes de crudo de Medio Oriente y Sudamérica para compensar la pérdida de barriles venezolanos y mexicanos, según datos de seguimiento de barcos, una solución alternativa que podría ser de corta duración si Estados Unidos permite que parte del crudo venezolano sancionado regrese al mercado.
La reestructuración de los flujos comerciales refleja una escasez de crudos medianos y pesados en el principal centro de refinación de la Costa del Golfo, que ha tenido dificultades en los últimos meses para asegurar suministros adecuados en medio de los desafíos de producción y calidad de México, y la estrategia de presión de Washington sobre la industria energética sancionada de Venezuela.
En marzo, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos revovó la licencias clave que permitían a algunas empresas exportar petróleo y combustible venezolanos a Estados Unidos después de que el presidente Donald Trump criticara el historial de la nación de la OPEP en materia de migración y democracia.
Sin embargo, el gobierno ahora se prepara para otorgar nuevas autorizaciones a socios clave de la estatal venezolana PDVSA para permitirles operar con limitaciones, que podrían incluir swaps de petróleo, dijeron esta semana cinco fuentes cercanas al asunto.
Estados Unidos importó alrededor de 175.000 barriles por día (bpd) de crudo venezolano en promedio este año antes de que se revocaran las licencias, lo que representa alrededor del 16% de las importaciones de petróleo de la Costa del Golfo, según datos de la firma de investigación Kpler.
Las importaciones de petróleo de la Costa del Golfo procedentes de Oriente Medio, principalmente Qaiyarah de Irak, Eocene de Kuwait y Arab Light, de acidez media, de Arabia Saudita, también aumentaron marcadamente este mes hasta alcanzar los 212.000 bpd, el nivel más alto desde enero.
La mayor parte del petróleo crudo producido en Estados Unidos es liviano y con bajo contenido de azufre, lo que no es ideal para las refinerías del Golfo de México, que normalmente prefieren procesar petróleo más pesado.
Cambiar a calidades de crudo con características muy diferentes puede representar un desafió operativo y limitar la producción, reduciendo los márgenes.
Si el petróleo venezolano sancionado regresa al mercado estadounidense a través de los swaps autorizados por Washington, muchas refinerías de la Costa del Golfo podrían volver a cambiar a sus grados pesados preferidos, lo que ayuda a sus márgenes.
Arathy Somasekhar/ Reuters
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