El exministro, exgobernador, exvicepresidente y ¿exrevolucionario? Tareck El Aissami, acumuló un gran poder político y económico durante sus casi veinte años en altos cargos gubernamentales. Formó parte del chavismo desde sus orígenes, primero como líder estudiantil, luego como diputado, ministro de interior y justicia, gobernador del estado Aragua; hasta escalar a la vicepresidencia del área económica y el ministerio de petróleo.
El poder de El Aissami dentro del Gobierno se robusteció, porque heredó importantes cuotas que le fueron rebanadas al presidente del Partido Socialista de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello; y luego sumó los espacios que quedaron vacíos a raíz de la detención de Alex Saab, con quien había hecho ya distintos y millonarios negocios.
Cuando se hablaba la toma de decisiones en área de finanzas o petróleo, su nombre siempre estaba presente; aunque en los últimos años fue perdiendo poder frente a la vicepresidenta de la república, Delcy Rodríguez, hasta que finalmente, y con ayuda de otros factores dentro del chavismo, lo desbancaron y desaparecieron.
Durante 386 días nadie supo de Tareck El Aissami, hasta que el pasado 09 de abril el fiscal general del madurismo, Tarek William Saab su detención, junto a principal socio y testaferro Samark López, y al exministro de economía y finanzas, Simón Zerpa. Los delitos que les endosan van desde traición a la patria, hasta legitimación de capitales y asociación para delinquir, entre varios más. Razón por la que ya el Fiscal del Gobierno anunció que pedirán una pena que ronde los treinta años de cárcel.
Pero, ¿cómo cae en desgracia una figura tan importante en el chavismo?, ¿a quién molestó dentro de la nomenclatura?, ¿qué error cometió?, ¿su detención es también un mensaje interno en pleno año electoral? Y no menos importante, ¿cuánto dinero se han robado de las arcas públicas?
Durante este último año varias cifras del desfalco fueron mencionadas por reconocidos medios de comunicación, la sumatoria supera, ampliamente, los treinta mil millones de dólares en crudo vendido y no cobrado oficialmente por Petróleos de Venezuela (PDVSA) y la República.
La caja chica en período electoral
El exfiscal del Ministerio Público venezolano, Zair Mundaray, dijo a La Gran Aldea que cuando el actual presidente de PDVSA, Pedro Tellechea, revisa los fondos de la estatal petrolera para saber con cuánto dinero cuentan para comenzar a aceitar la maquinaria para la campaña presidencial, «se dan cuenta que no hay dinero, porque la renta petrolera la cobraron en criptomonedas y el dinero se esfumó».
Y ahí comienza el precipicio. «Esa coyuntura electoral lleva a los hermanos Rodríguez a convencer a Maduro de que tiene que haber una conspiración detrás, que no hay un simple acto de corrupción, sino que hay una conspiración para sacar a Maduro del poder», detalla Mundaray.
«Por eso cae en desgracia,justamente, por haber acabado con la caja chica, en período electoral, y por estas voces que le hacen convencer a Maduro que El Aissami está en una conspiración», apunta el abogado.
Pero hay más. «Él (Maduro) quiere enviar un falso mensaje de lucha contra la corrupción, que no existe, pero también, manda un mensaje hacia adentro, hacia quienes les secundan, y el mensajes es: hay que seguir las instrucciones. Se puede robar, pero no en estas coyunturas», advierte.
Otra fuente consultada por La Gran Aldea, que militó en el chavismo, ocupó cargos oficiales y prefirió mantener su identidad resguardada, señaló que con el proceso abierto contra el exfuncionario y sus colaboradores, el alto Gobierno busca tener otra carta de negociación con Washington, “recordemos que la justicia estadounidense ofrece 10 millones de dólares o más de recompensa por su captura”.
El Departamento de Justicia y la Oficina de Activos del Tesoro (OFAC) de los Estados Unidos, desde hace años, pide la detención de Tareck El Aissami por presunto lavado de dinero, narcotráfico y terrorismo. La Unión Europea también lo tenía en su lista de sancionados.
En todo caso, la versión de la Fiscalía General de la República, deja más preguntas que respuestas.
Lo que parece más verosímil en todo esto, es que hubo una guerra entre los sectores económicos más fuertes del chavismo. Hoy sabemos de la corrupción liderada por Tareck El Aissami, pero no sabemos qué hay detrás de su captura, como tampoco qué ha pasado con el dinero desaparecido durante 25 años de chavismo a través de gestiones como la de Rafael Ramírez (acusado de corrupción), Eulogio del Pino (preso desde 2017), Nelson Martínez (quien murió bajo custodia).
¿Dónde están los millones perdidos? ¿Se trata de justicia y transparencia o un pase facturas? ¿Quién más va a caer en el juego interno de poder, corrupción y venganza del chavismo? Y el mensaje ¿es para atemorizar y evitar que “se descarrilen” o es para quedar bien con quienes hay que negociar? El tiempo lo dirá.
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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