Nissan ha presentado la tercera generación de su popular vehículo eléctrico Leaf, y está listo para salir al mercado estadounidense este otoño. Según el informe original, este nuevo modelo busca recuperar la posición que una vez tuvo Nissan como pionero en el campo de los vehículos eléctricos. Con un diseño reonado como crossover, el Leaf promete una experiencia mejorada tanto en rendimiento como en autonomia.
Los modelos que se vendan en Estados Unidos serán fabricados en la planta de Nissan en Tochigi, Japón. Además, se ha confirmado que el nuevo Leaf también se producirá en la planta de Sunderland, en Gran Bretaña. A pesar de los planes de cierre de otras plantas de producción, las instalaciones de Tochigi y Sunderland están seguras por ahora. Sin embargo, la histórica fábrica de Oppama, donde se produjo por primera vez el Leaf, podriá enfrentar su clausura.
El lanzamiento del nuevo Leaf en Estados Unidos llega en un momento complicado. Koji Endo, de SBI Securities, ha señalado que la combinación de aranceles y la reducción de subsidios para vehículos eléctricos por parte de la administración Trump podría afectar negativamente las ventas. Aunque el precio todavía no se ha anunciado, se espera que el Leaf tenga una ventaja competitiva en el mercado incluso enfrentando estos desafios.
En términos de rendimiento, el nuevo Leaf ofrece mejoras notables. La capacidad de su batería es un 25% superior en comparación con la versión anterior, y su alcance máximo en los Estados Unidos se estima en hasta 303 millas con una batería de 75 kWh. Esto representa un avance significativo en la autonomia de los vehículos eléctricos de Nissan, un factor clave que podría atraer a nuevos compradores.
Nissan ha vendido casi 700,000 vehículos Leaf desde su introducción por Carlos Ghosn, pero enfrenta serios retos financieros. Bajo la dirección del Director Ejecutivo Ivan Espinosa, la compañía ha reportado una pérdida neta de aproximadamente $4.5 mil millones en el último año fiscal. Además, Nissan se enfrenta a una deuda considerable que debe liquidarse en el próximo año. Espinosa ha tomado medidas drásticas, incluyendo el cierre de siete plantas y la eliminación de 11,000 empleos en un esfuerzo por estabilizar las finanzas de la empresa mientras continúa invirtiendo en el desarrollo de nuevos vehículos.
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