Este texto forma parte de la serie La última frontera, una cobertura sobre la migración ilegal a Estados Unidos realizada por TalCual en Texas y Nueva York
Fotos: Luna Perdomo
Una muñeca está acostada boca abajo en territorio mexicano, a escasos metros del muro fronterizo de Estados Unidos en el sector de El Paso, alrededor, marcas de zapatos en distintas direcciones marcan el rumbo de los migrantes que deambulan de un lado a otro esperando el momento ideal para cruzar la última frontera para pisar suelo estadounidense.
En tierras norteamericanas, la parte delantera de un camión de juguete, amarillo, y la muñeca de trapo, dan cuentas del rastro de los niños que llegan a esta nación y que van dejando atrás sus pocas pertenencias.
Una de las escenas más dolorosas de la migración es de la de menores no acompañados que viajan a Estados Unidos (EEUU) desde distintos países de Centroamérica y Suramérica, un fenómeno que ha crecido en los últimos años y que, lejos de decrecer, se ha mantenido.
«La cifra de niños migrantes solos ha permanecido estable, no ha crecido, pero tampoco ha disminuido. Seguimos encontrando menores de edad tratando de ingresar de manera ilegal por el sector de El Paso, Texas. Es una situación lamentable», afirma Claudio Herrera, funcionario de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés).
En estos datos se incluyen los niños desde uno hasta los 17 años. Los funcionarios han encontrado menores en la soledad del desierto de tres, cuatro y hasta seis años de edad, enfrentando solos los peligros de la zona: las altas temperaturas en el verano y el frío entre diciembre y enero.
Solo en 2023 se dieron casi mil rescates de menores de edad en la zona de El Paso que quedaron abandonados a su suerte por organizaciones criminales que trafican con migrantes.
Orlando Marrero Rubio, funcionario de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, describe el desierto como «una boca de lobo porque no se ve nada en la noche» y recuerda que hace unos meses, en la oscuridad, unos traficantes de migrantes lanzaron a dos niñas, quienes fueron captadas por las cámaras de seguridad y los agentes lograron rescatarlas.
En otro episodio, una cámara de vigilancia captó en mayo de 2023 el momento en el que un niño de cuatro años fue arrojado por encima del muro fronterizo, a nueve metros de altura.
El infante, que fue lanzado en San Diego, estado de California, resultó ileso tras caer por la barrera. Viajaba junto a otro menor de ocho años de edad que también fue arrojado; se desconoce si los adultos que lo tiraron eran familiares.
Claudio Marrero cuenta que a las 3:00 de la madrugada agentes de migración encontraron en el desierto a «una pequeña de tres años de edad, quien había sido separada de su madre un día antes por las organizaciones criminales en México».
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