En Washington DC, la fiebre por la pérdida de peso no solo se vive en los gimnasios: ahora se saborea en los restaurantes. La llegada de la dieta Ozempic y otros medicamentos GLP-1, que funcionan al reducir el apetito, ha inspirado a la escena gastronómica local a reinventarse. Adiós a las porciones gigantes; hola a los mini-platos pensados para estómagos más pequeños.
Cuba Libre, en pleno centro de DC, estrena su menú “GLP-Wonderful”, con versiones reducidas de sus clásicos cubanos. Desde la ropa vieja hasta otras especialidades normalmente abundantes, ahora se sirven en raciones más pequeñas, llenas de proteína y aprobadas por nutricionistas. La idea: mantener el sabor y la experiencia sin abrumar a los comensales que toman GLP-1 como Wegovy o Zepbound, medicamentos aprobados específicamente para la pérdida de peso, que hacen que incluso “cuatro bocados sean suficiente para sentirse lleno”, según un usuario de TikTok citado por TODAY.
Axios explicó que los mini-platos tienen más de la mitad del tamaño de los platillos habituales y cuestan un 25% menos, reflejando la reducción en cantidad. La tendencia no es exclusiva de DC: en Nueva York, cadenas como Clinton Hall introdujeron mini-hamburguesas con pocas papas y cerveza pequeña, mientras que restaurantes italianos de lujo como Tucci ofrecen albóndigas en porciones reducidas. La estrategia no solo atrae a clientes que antes evitaban comer fuera, sino que también ayuda a reducir el desperdicio de comida: hasta el 40% de lo servido en restaurantes termina desechado, según un informe de Recycle Track Systems 2025.
Con alrededor del 2% de adultos estadounidenses tomando un GLP-1 para tratar la obesidad —millones de personas, según FAIR Health 2025—, los restaurantes han tenido que adaptarse a comensales “comprometidos a comer porciones más pequeñas y menos indulgentes”, de acuerdo con un informe de The Food Away from Home Association. Menús de porciones reducidas, comidas frecuentes y snacks controlados están redefiniendo la manera de salir a cenar.
La capital estadounidense demuestra que incluso la fiebre por la dieta Ozempic puede convertirse en oportunidad culinaria. Porciones más pequeñas, precios ajustados y sabor intacto permiten que los comensales disfruten sin excesos, mientras que los restaurantes encuentran formas creativas de atraer a una nueva generación de clientes conscientes de su apetito. En DC, menos puede ser más… y asi, deliciosamente memorable.
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