María Corina: ¿Un 4-0 Imaginario? La Realidad del Oposición en Venezuela

“Vamos 4-0 y el quinto tal vez sea el mejor”, repite el líder de la oposición de manera triunfante. Pero, ¿cuáles son esos cuatro puntos exactamente? ¿Y cómo es que la oposición está ganando, si Maduro sigue en el poder?

Desde finales de 2023, la oposición encabezada por María Corina Machado ha intentado construir una narrativa de logros acumulativos: las primarias en octubre de 2023, la victoria en las elecciones presidenciales del 28 de julio, los esfuerzos internacionales para no reconocer a Nicolás Maduro como presidente electo, y la baja participación en las elecciones parlamentarias y regionales de mayo de 2025.

En papel, parece un historial sólido. En la realidad de Venezuela, no se traduce en un cambio de poder ni en una transición política, ni siquiera en mejoras concretas.

¿Cómo puede la oposición declararse ganadora cuando no ha recuperado las instituciones, carece de presencia en el territorio y no muestra capacidad de acción?

En política, la puntuación no se mide por seguidores en redes sociales, o encuestas, o el volumen de la ira popular. El juego lo ganan aquellos que detentan el verdadero poder. Y el hecho es que el terreno sigue bajo control chavista. Maduro y sus aliados controlan todas las ramas del gobierno, las fuerzas armadas, los medios de comunicación y las regiones. Se han vuelto altamente eficientes en el uso de la fuerza, en romper la cohesión de sus adversarios y en subvertir instituciones. Ahora, avanzan hacia el control de todas las alcaldías del país.

En este contexto, ¿qué sería un 4-0 donde la oposición está realmente por encima? ¿Qué situación podría mostrar a Machado un progreso real y no solo gestos simbólicos?

Para empezar, los venezolanos necesitarían ver pasos visibles hacia el cambio de régimen, en lugar de solo escuchar promesas de una eventual ruptura dentro del régimen. Eso requiere el inicio de un proceso que erosione el control chavista sobre las instituciones, con presión internacional efectiva y señales claras de debilidad interna en la alianza chavista.

Acción más allá de las redes sociales

En segundo lugar, el movimiento anti-Maduro no solo necesita cuentas populares en redes sociales, sino estructuras de base en cada estado, municipio y comunidad. Múltiples voces propagando mensajes a diferentes demografías, construyendo sobre la capacidad del pueblo para movilizarse y responder a situaciones con autonomía sin la intervención constante de políticos de oposición que son acosos, encarcelados y forzados al exilio.

Conquista de garantias mínimas

La gente necesita mucho más que memorandos firmados por Jorge Rodríguez o promesas del chavismo. Se debe obligar al régimen de Maduro a ceder condiciones políticas mediante presión y organización. Un registro electoral auditado, observación internacional creíble, candidatos que puedan postularse y una autoridad electoral que cuente y publique cada voto.

Un presidente electo basado en Venezuela

El presidente electo no puede estar en el extranjero, sino que debe estar presente y defender la voluntad popular expresada en las urnas. Él debe ser capaz de liderar, construir gobernanza y representar a la nación desde el territorio.

Ninguno de estos objetivos se ha cumplido. Por el contrario, la oposición obtuvo una victoria crucial pero no ha podido recoger el premio. Edmundo González Urrutia fue empujado a España antes de tomar posesión. La promesa de tenerlo en Caracas para la inauguración del 10 de enero quedó vacía, como muchas otras.

Él no vino a Venezuela ese día, pero no había un Plan B. Lo que realmente vino fue más frustración para una sociedad que ha estado acumulando derrotas durante un cuarto de siglo.

Entonces, ¿por qué Machado sigue hablando de ir 4-0 si ninguno de sus logros le ha otorgado verdadero poder? La oposición perdió estados, municipios y presencia institucional, mientras que el régimen fortaleció su control. Hay más personas encarceladas y en el exilio, más miedo y hambre. Y menos esperanza.

El chavismo está haciendo lo que mejor sabe hacer: cuando está en crisis, mueve el tablero. Lanzó otra elección sin garantías, prohibió más líderes, suprimió más controles y verificaciones al sistema electoral. Está apostando por el desgaste, la desmovilización y la fragmentación.

Ahora, el régimen se está preparando para una elección de gobierno local el 27 de julio. No es cualquier fecha, sino el aniversario del día en que millones votaron por un cambio que no ha llegado.

Un liderazgo sin plan y sin un mensaje claro está esperando a que el cambio simplemente ocurra, cuando el chavismo se rinda por agotamiento. Mientras tanto, nos presentan un marcador imaginario, cuando lo que realmente necesitamos son resultados reales.

Mientras ese ‘4-0’ siga siendo una metáfora sin sentido, continuamos perdiendo el único juego que realmente importa: las vidas de los venezolanos.

rpoleoZeta

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