En Caracas, la alcaldía instaló parquímetros digitales para organizar las áreas públicas de parqueo que, en su mayoría, están controladas por los cuida carros informales. A menos de un año de la implementación de un plan piloto, los espacios dispuestos para estacionar en vías públicas están sucios y fueron abandonados por los funcionarios que se encargarían de gestionarlos. Los mismos parqueaderos de la calle dirigen los parquímetros
Fotos: María de los Ángeles Graterol
Los parquímetros digitales llegaron a las calles de Caracas desde hace casi un año, en mayo de 2023, en el marco de un plan piloto desarrollado por la alcaldía capitalina que encabeza Carmen Meléndez. En sus inicios era muy prometedor porque significaba un «paso hacia la modernización» —en palabras del propio oficialismo— y hacia la organización de los espacios públicos para estacionar. Ahora algunos de esos parquímetros solo son áreas abandonadas y llenas de basura.
En el mapa de la aplicación móvil Pago Directo, diseñada para cancelar los tickets de parqueo en las zonas reglamentarias, aparecen ocho parquímetros activos en la ciudad. Sin embargo, en un recorrido realizado por TalCual se constató que apenas cuatro de ellos estaban operativos. A continuación se muestra la distribución de los mismos y se indica cuál es el estatus en el que se encuentran (ver mapa):
Al menos tres operadores, quienes pidieron reservar su identidad por motivos de seguridad, aseguraron que los que están fuera de servicio es por falta de personal.
En el parquímetro 0003, ubicado frente a Galerías Ávila, debajo del elevado Andrés Bello, estaban estacionados algunos carros, pero no había ningún promotor del Instituto Autónomo de Transporte Caracas (Intrac), ente adscrito a la alcaldía encargado de manejar esos espacios.
El parquímetro 00002, localizado apenas a una cuadra del anterior, sí estaba activo y con una funcionaria del ente al servicio de los clientes, de nombre Jonaly Suárez, quien explica que si bien cualquier persona puede estacionarse en los parquímetros en los que no hay efectivos del Intrac, lo estarían haciendo «bajo su propio riesgo, porque aunque la unidad esté en los puestos y el dueño del carro haga el pago de forma virtual, igualmente lo pueden remolcar. La gente de la grúa no sabe si ese carro canceló o no, y si no hay nadie (del Intrac) que se los diga, no sirve».
La norma es que haya al menos una persona vigilando los automóviles y cobrando a quienes estacionen y quieran pagar con punto de venta, como ocurre en el parquímetro 00005 de Parque Caracas. Allí apenas alguien se parquea, uno de los funcionarios se acerca y emite el boleto correspondiente para el pago, que es de $1,5 por vehículo, debido a que esos espacios se rigen por una tarifa plana.
El personal de Intrac enfatiza que el horario es de 7:00 a.m. a 9:00 p.m., y aclaran que si algún cliente se excede de la hora establecida debe pagar una multa; igual ocurre con las personas que se nieguen a cancelar por el uso del espacio.
En el parquímetro del Sambil La Candelaria y en el de La Bandera hay una ventaja: entre unos 50 y 100 metros hay un puesto de policías y funcionarios de tránsito que brindan mayor seguridad. Pero no todos corren con la misma suerte.
Para usar los parquímetros se debe descargar la app Pago Directo, que está en la Play Store en los dispositivos Androids, o en la Apple Store de los Iphone. Allí se introduce el número de placa, modelo de carro y otros detalles para crear el usuario al que posteriormente se cargará el monto a pagar por el uso del servicio. Pueden agregarse los datos de otros automóviles también.
El pago se puede hacer de dos formas: desde la app, escaneando el código impreso en la señal de identificación del parquímetro o introduciendo el serial del parquímetro; y por el punto de venta de los promotores con una tarjeta de débito. Con la primera opción, siendo que la aplicación funciona como una billetera móvil, se puede recargar saldo a través de pago móvil, tarjeta nacional e internacional y transferencia. El tiempo empezará a correr desde el momento en el que el conductor presione el botón de inicio.
En teoría, con el uso de estos aparatos digitales y con la ayuda de la Policía Nacional y la Policía de Caracas —únicos cuerpos designados específicamente para el «servicio de resguardo y custodia de los parquímetros»—, los espacios con mayor congestionamiento vehicular de la ciudad estarían más controlados y con mayor seguridad. Pero eso solo está escrito en la teoría y en los posts de Instagram que publica la alcaldía, que prometió en un principio llevar estos dispositivos a 10 parroquias caraqueñas y hasta el momento solo funcionan en tres: La Candelaria, El Recreo y San Pedro.
En Plaza Venezuela, los conductores aún tienen que pagarle a los parqueros informales que piden una «colaboración» para cuidar los vehículos estacionados en la vía, así esté o no demarcada por el parquímetro. En Caracas, durante los últimos años, los espacios públicos han estado bajo «la ley del aplique», pues los cuida carros cobran más de un dólar para vigilar los vehículos.
La «colaboración» exigida por los parqueros informales muchas veces excede lo que cobra un estacionamiento privado. Dependiendo de la zona, la tarifa plana puede ser desde 30 bolívares el día, es decir, menos de un dólar, hasta cinco dólares, en centros comerciales como El Líder o el mismo edificio La Previsora.
En muchos casos, de hecho, ya no es un pago voluntario o una propina «pa’l fresco». Varios usuarios se han quejado de la actitud de algunos cuida carros que han llegado a ser groseros cuando se les da bolívares y no divisas en efectivo. En la Clínica Vista Alegre, por ejemplo, una mujer embarazada quiso estacionarse y no pudo debido a que no tenía dólares para pagarle al parquero. La denuncia fue presentada en redes sociales por vecinos de esa zona.
A pesar de esta situación, algunos consideran que es mejor pagarle a estos parqueros que dejar sus autos «a la suerte, a la buena de Dios».
«Yo estaciono todos los días aquí (en el parquímetro de la avenida Las Acacias) porque soy dueño de un local. Tengo que estar pendiente todo el tiempo de que la grúa no se vaya a llevar mi carro. Ni el café me puedo tomar tranquilo. Hace unos días vino una gente (de la Alcaldía) a tomarse unas fotos, pero más nada. Si gastaron plata para hacer las rayitas esas (el demarcado del piso), ¿por qué no mandan a alguien a que se encargue hacer esto funcionar de verdad?», expresa Alí Mármol*.
En entrevista con Últimas Noticias, realizada en septiembre del año pasado, Carlos Sabadiego, encargado del plan piloto de los parquímetros en el municipio Libertador de Caracas, señaló que las personas que trabajaban como cuidadores de carros «están siendo contratados para este gran proyecto (…) se les pone su chaleco y reciben formación». Sin embargo, a la fecha ninguno de los cuatro entrevistados por TalCual ha sido contactado.
Los parqueros informales de Plaza Venezuela y de la Avenida Este 0 de la esquina de Colchonar más bien agradecen que esos estacionamientos a cargo de la alcaldía no estén operativos o que, en el transcurso del 2023, hayan dejado de prestar servicios al público.
«Para mí mejor que no está funcionando (el parquímetro) porque aquí con los carros uno se resuelve. Viene uno, otro, y así hacemos el día (…) la verdad es que con esto le están quitando el trabajo a uno que tiene años aquí. Llegamos primero que ellos (los funcionarios de la alcaldía)», cuenta el señor David Flores, vigilante de carros parqueados en la avenida Las Acacias.
Más hacia el centro, uno de los trabajadores informales dice que desde que el parquímetro 00007 entró en inoperatividad él retomó el control del sitio, en donde no hay presencia de trabajadores de la alcaldía o del Intrac. «Aquí uno le echa un ojito a los carros y nos ayudamos todo. Mucha tecnología, mucho lo digital, pero si uno no está, se pueden robar un retrovisor, una cosa y nadie va a responder», explica el cuida carro, que prefirió reservar su identidad.
En octubre de 2023, José Reyes, concejal del municipio Libertador y militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), dijo que el documento del plan de parquímetros se presentó ese mes ante el Concejo Municipal y que correspondía, luego de eso, hacer una consulta pública para la aprobación del mismo.
La idea era crear un total de 1.500 puestos, dispuestos en 130 espacios de Caracas, en coordinación con el Instituto Municipal de Transporte y el ministerio de Transporte.
Hasta el momento, lo que se sabe por la actividad del concejal en redes sociales, es que en noviembre la Comisión de Obras Públicas y Vialidad del Concejo Legislativo de Caracas hizo «consultas asamblearias» en las parroquias Catedral, Santa Rosalía, Macarao y la Candelaria.
A nivel municipal, explica la oenegé Acceso a la Justicia, no hay un regulación de cómo debería ser un mecanismo de consulta pública, «lo que hace que las autoridades consideren consulta cualquier conversación con sus afines».
Y sí, hay que reconocer que muchas personas están muy satisfechas con estas nuevas áreas en la ciudad, como el señor José Prado, quien piensa que «es más barato y uno no anda dando vueltas para conseguir un puesto». Pero no todo es claridad.
Si bien Carlos Sabadiego contó que el dinero ingresado en la primera etapa del plan se usó para ampliar la inversión de los parquímetros en otras zonas de la capital, hasta el momento no se ha especificado cuántos más se van a poder instalar con los fondos recogidos —que tampoco se sabe a cuánto llegaron ni el período exacto de su recaudación— ni en qué sectores estarán.
Según una publicación de Últimas Noticias, el plan de parquímetros digitales se normará por la «Ordenanza de Zonas de Estacionamiento Limitado«, aún en discusión. Inicialmente se supo de este instrumento jurídico en septiembre de 2022, cuando se propuso demarcar 16 avenidas como áreas de estacionamiento limitado, a fin de que «los ciudadanos no tomen las vías públicas como estacionamiento privado» ni tampoco los «parqueaderos improvisados».
Pero, de acuerdo con el encargado de este proyecto en Libertador, «la matriz» del plan en sí viene de la Ordenanza de Convivencia Ciudadana, Civismo y Justicia de Paz Comunal (mayo 2023), en la que en el artículo 18 de su capítulo V (de Infracciones concernientes al Tránsito Terrestre) establece que serán sancionados quienes «exijan a cambio del acceso de personas o vehículos por vías públicas, cualquier tipo de contraprestación indebida».
El experto Juan Carlos Vidal, abogado municipalista, en entrevista realizada con TalCual en 2022 explicó que el vacío legal existente en el país respecto a ese tema es un negocio para las alcaldías. Esto porque al no legislar en materia de ocupación y uso de espacios públicos, no hay ordenanzas ni entes para pagar impuestos para estacionar en avenidas.
De implementar un cambio y crear tasas o tributos por estacionar en zonas de uso público, se podría generar una gran fuerza de ingreso municipal. En otros países de América Latina, como Colombia, México o Chile han implementado los sistemas de parquímetros digitales con los que los mismos ciudadanos han dicho sentirse no solo más seguros sino también más holgados en cuanto a gastos por concepto de estacionamiento.
En Ciudad de México, de acuerdo con la Secretaría de Movilidad, el 70% de lo recaudado a través de este sistema, se reinvierte en el mantenimiento de los aparatos, sistemas de señales y en utilidad de las empresas que los operan. Otro 30% se destina a obras de mejoramiento del espacio público o infraestructura urbana. Allí, por cierto, se crearon Comités de Transparencia, liderados por vecinos de las zonas con parquímetros, con el fin de que ellos sean los que decidan qué es más urgente atender con el ingreso recaudado.
TalCual contactó por redes sociales y posteriormente por Whatsapp a Carlos Sabadiego, de la alcaldía, y al concejo municipal, para solicitar información al respecto y, para el momento de publicación de este reportaje, no obtuvo respuesta por parte de ninguno de los entes. El equipo también se dirigió hasta la sede principal del Instituto Autónomo de Transporte Caracas para conocer más detalles sobre el proyecto. Sin embargo, tras más de una hora y media de espera, el personal de coordinación al que se le hizo la solicitud de entrevista no apareció.
* El nombre de Alí Mármol no es su nombre real. Fue cambiado por motivos de seguridad.
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