A medida que los gigantes farmacéuticos mueven sus fichas, el panorama de la industria en EE.UU. parece estar preparándose para una transformación significante. Según el informe original, en marzo, Johnson & Johnson declaró que destinará $55 mil millones en inversiones durante los próximos cuatro años. Por otro lado, Eli Lilly, otro jugador clave, anunció en febrero un plan de $50 mil millones, del cual la mitad ya estaba contemplada en planes antes.
Detrás de estas metas multimillonarias, existe una realidad menos glamorosa. La pandemia de COVID-19 reveló los riesgos de depender de una infraestructura global, alentando a las compañías a regionalizar sus cadenas de suministro. Sandy Romero de Cushman & Wakefield menciona que estos proyectos llevan años en planificación, aunque los recientes anuncios coinciden con la amenaza de aranceles sobre productos farmacéuticos importados, una medida que ha acelaredo ciertos planes.
El frenesí de construcción que se espera ha puesto los ojos en la capacidad de la industria para cumplir con la creciente demanda. Bryan Northrop de Skanska USA destaca que el volumen de trabajo es significativo para todas estas empresas en EE.UU. Sin embargo, con un aumento del 45% en los precios de construcción desde 2020, la industria enfrenta retrasos y mayores costos, lo cual es un reto añadido para estos ambiciosos proyectos.
Mientras las empresas consideran dónde ubicar sus nuevas instalaciones, algunas áreas, como Ohio, Georgia, Texas y Florida, emergen como destinos potenciales. Pero la decisión no es simple. Según Laks Pernenkil de Deloitte, aunque se podría contemplar construir en lugares con terrenos y mano de obra mas baratos, la falta de una fuerza laboral capacitada sería un obstáculo insalvable. Así, las nuevas instalaciones podrían no limitarse a los centros farmacéuticos tradicionales.
Con la necesidad de cumplir plazos acelerados, Jennie Taveras del STO Building Group predice una mayor colaboración entre grandes y pequeñas firmas de construcción. A pesar de la importancia de estas colaboraciones, el avance tecnológico y la automatización están reduciendo las necesidades de mano de obra. Esto podría alterar los patrones de empleo en el sector, requiriendo menos trabajadores de alta calificación. Seguiremos atentos a cómo estos desarrolos moldean el futuro de la industria farmacéutica en EE.UU.
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