Los inmigrantes en Estados Unidos con parole humanitario necesitan ajustar su estatus de inmediato o enfrentar la amenaza de deportación. Esta situación ha generado gran preocupación en la comunidad inmigrante y resalta las responsabilidades que asumen los patrocinadores, quienes desempeñan un papel fundamental en el proceso de ajuste.
Estados Unidos lanzó en enero de 2023 un programa que permite a 30.000 personas mensuales de Cuba, Nicaragua, Haití y Venezuela ingresar legalmente al país por 2 años. Esto siempre que tengan un patrocinador y pasen una rigurosa verificación.
Este programa, conocido como libertad condicional humanitaria, busca brindar protección a quienes huyen de crisis en sus países de origen. Sin embargo, en julio se suspendió temporalmente debido a debido a investigaciones de fraude del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). A finales de agosto, se reanudó con medidas de seguridad más estrictas, lo que ha ralentizado el proceso.
Recientemente, el DHS reanudó las autorizaciones de viaje, pero implementó revisiones más estrictas para los patrocinadores, incluyendo verificaciones financieras y huellas dactilares. Un portavoz del DHS manifestó a Univisión que estas medidas «reforzarán la integridad de estos procesos y ayudarán a proteger contra la explotación de los beneficiarios».
Los inmigrantes con parole humanitario enfrentan un gran obstáculo: regularizar su situación legal en Estados Unidos. Si no logran ajustar su estatus migratorio a tiempo, corren el riesgo de ser deportados. Este requisito busca balancear la ayuda a quienes huyen de crisis con el mantenimiento de un sistema migratorio ordenado.
El programa ha demostrado ser exitoso en reducir la migración irregular. Según comentó a Houston Landing Tom K. Wong, del Center for American Progress, los cruces fronterizos de personas provenientes de Venezuela, Cuba y Nicaragua disminuyeron en un 65% entre diciembre de 2022 y julio de 2023. Sin embargo, muchos inmigrantes siguen sintiendo incertidumbre sobre su futuro legal en Estados Unidos.
La presión recae sobre los patrocinadores, quienes deben mantener a los inmigrantes en condiciones que eviten depender de la ayuda pública. Esto convierte a los patrocinadores en piezas clave para el éxito del programa.
El programa de parole humanitario ha sido una respuesta vital ante la crisis migratoria en la región. Este ofrece un refugio a quienes huyen de la violencia y la persecución. Sin embargo, este programa enfrenta desafíos significativos, como la necesidad de regularizar el estatus migratorio de los beneficiarios y el compromiso de los patrocinadores.
Líderes comunitarios han destacado la importancia del programa, argumentando que «detener el programa no es la respuesta», según Adolfo Rodríguez, presidente de Casa Cuba en Houston. La represión política en Venezuela, la violencia en Haití y el deterioro del clima político en Nicaragua han llevado a muchas familias a buscar refugio en Estados Unidos.
La situación actual exige atención y acción. Es imperativo que el gobierno estadounidense continúe trabajando para perfeccionar este programa, asegurando que aquellos que buscan una nueva vida encuentren un camino hacia la integración y el éxito.
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