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Fiestas de Fin de Año de la Familia Petro en Cataluña: La Influencia de Manuel Grau y la Vida de Verónica Alcocer en Europa

La familia Petro ha pasado al menos diez celebraciones de Año Nuevo en su casa de campo en Cataluña, una cercanía que también tomó forma con contratos en el Gobierno.

Verónica Alcocer atrae por estos días las lentes de la prensa sueca debido a las revelaciones periodísticas sobre sus altos roces sociales, el crecimiento de sus gastos en fiestas de lujo, tiendas de grandes marcas y sus gustos glamourosos.

De otra manera, quizá no habría llamado tanto la atención que la primera dama colombiana estuviera de compras con el empresario catalán Manuel Grau, quien es su amigo desde la época en que su esposo Gustavo Petro se desempeñó como alcalde de Bogotá, a quien nacionalizó de manera flash recién llegó a la Casa de Nariño.

Desde entonces y durante dos lustros consecutivos, el hoy presidente, Verónica y su hija Antonella han recibido el Año Nuevo en las acogedoras estancias de una masía de propiedad de Grau en l’Empordá –el Ampurdán-, una región de Cataluña enclavada en la Cordillera de Los Pirineos.

Lo contó en febrero de 2025 una deliciosa crónica del diario El País de España. Su redactor, el periodista Juan Diego Quesada, describió con lujo de detalles cómo eran aquellas reuniones en las que un Gustavo Petro tranquilo, alejado de las amenazas de muerte que lo rodeaban, se sentaba a manteles con sus amigos o se entregaba a la lectura, sin los apremios de la vida siempre agitada que vivía en Colombia.

El menú de las fiestas de fin de año con Grau como anfitrión

La cena del 31 de diciembre consistía en una crema de gambas y roast beef. A lo mejor por iniciativa de Antonella, los Petro llevaban regalos y se dejaban obsequiar con otros manjares de la gastronomía local.

Los vecinos se habituaron a ver a un Gustavo Petro en sus caminatas por los hermosos parajes de la Costa Brava, donde se conserva la casa donde Truman Capote escribió A Sangre Fría, inspirado por las brisas del Mediterráneo. Allí se detenía a hablar con sus nuevos amigos, con los que contaba historias mientras degustaba un arroz sofrito de tomate, con embutidos y mariscos.

A los huéspedes de la casa de Grau se unía cada 2 de enero otro amigo común ampliamente conocido en Colombia: Xavier Vendrell. Con todos sentados a la mesa, las conversaciones solían girar en torno a los procesos separatistas y las guerras de guerrillas. No lo hacían solo porque Petro había pertenecido a la guerrilla, sino porque en su juventud Vendrell también empuñó las armas y se unió a un grupo extremista Catalán.

Ambos catalanes aparecieron activamente en la campaña presidencial del 2022 y han terminado vinculados a temas de contratación.

Lo único que le incomodaba a Petro eran las expresiones machistas que se hacían evidentes cuando alguno de los contertulios sugería que a la hora del postre los hombres se sentaran en un lugar distinto al de las mujeres y los niños para hablar tranquilos de política.

A los encuentros de Año Nuevo no faltaba Eva Ferrer, quien habría de convertirse en una de las mejores amigas de la primera dama colombiana. Cuando los catalanes se hicieron colombianos, ya con Petro como presidente de la república, sus relaciones de amistad se transformaron en relaciones de poder y de negocios. Incluso, Ferrer se convirtió en asesora de la consejería presidencial para la niñez.

La influencia de ese círculo sobre el gobierno colombiano llegó a ser tan fuerte que Armando Benedetti, según recuerda la crónica, recelaba de los catalanes, tal vez porque los veía como una amenaza para su posición privilegiada en la Casa de Nariño. En ese sentimiento, según el relato, el hoy ministro del Interior estaba perfectamente correspondido por ellos.

En una de las pocas cosas en que Benedetti y Augusto Rodríguez -mano derecha de Petro- estaban de acuerdo era en la prevención que les provocaba Vendrell y Grau. Rodríguez llegó a achacarles responsabilidad en los intentos que ‘papá Pitufo’, el tristemente célebre zar del contrabando, se acercara a la campaña con un plante de $500 millones que luego sería rechazado.

El resto de la historia sobre los privilegios que los españoles han encontrado en Colombia y el impacto de su influencia sobre la gobernabilidad de Petro ya es conocido.

En esta investigación de La Silla Vacia aparecen los negocios de Xavier Vendrell y Manuel Grau.

rpoleoZeta

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