F-16 Venezolanos: Antiguos Cazas como Símbolos del Régimen de Maduro en la Tensión con EE. UU.

Cuarenta años después de su llegada como símbolo de alianza con Washington, los F-16 venezolanos sobreviven entre sanciones, piezas canibalizadas y vuelos esporádicos. El reciente sobrevuelo de un destructor estadounidense convirtió a estos cazas en emblema de confrontación política más que de poder militar

En 1982, Venezuela firmó con Estados Unidos el programa Peace Delta, que convirtió a la Fuerza Aérea venezolana en la primera de América Latina en recibir el moderno F-16 Fighting Falcon. Llegaron 24 aviones (18 F-16A y 6 F-16B Block 15 OCU) entre 1983 y 1985, destinados al Grupo Aéreo de Caza 16 en la base El Libertador, Palo Negro. Eran un salto cualitativo: radar AN/APG-66, misiles AIM-9L Sidewinder y un alcance que redibujaba el mapa de defensa regional.

Eran tiempos de “guerra fría”, y de presencia de aviones MIG soviéticos en el Caribe, incorporados al ejército aéreo de Fidel Castro en Cuba, que protagonizaba ya dos décadas de repetidos intentos de exportación de su “revolución socialista” por el continente.

El plan original era notablemente ambicioso: tres grupos de combate, cada uno con dos escuadrones de aviones polivalentes, ubicados estratégicamente en el oriente, el centro y el occidente del país. Entre los candidatos evaluados estuvieron el Kfir C.7 israelí, el JA-37 Viggen sueco, el F-16 Fighting Falcon estadounidense, el Mirage 50 francés y el Mirage 2000 (Venezuela ya había comprado Mirage 3 y Mirage 5, estos últimos fueron modernizados posteriormente a la versión 50). El valor total de ese programa se estimaba en 1.500 millones de dólares para 72 aeronaves, una inversión enorme que luego se redujo a 48 y, finalmente, a solo 24 debido a limitaciones financieras.

En su bautizo de fuego, durante el intento de golpe de noviembre de 1992, los F-16 venezolanos derribaron dos Bronco y un Tucano de las fuerzas rebeldes, consolidando la supremacía aérea del gobierno. Esa fue la única ocasión documentada en la que un F-16 latinoamericano usó su cañón M61 Vulcan en combate real.

Cuatro décadas después, esos mismos aparatos protagonizaron uno de los episodios más simbólicos en la confrontación con Washington: el sobrevuelo rasante de dos F-16 sobre el destructor estadounidense USS Jason Dunham (DDG-109) en aguas internacionales el 4 de septiembre de 2025.

El reto de seguir volando

Ya en los noventa, Caracas no participó de manera total en el programa de modernización “Mid-Life Update” (MLU). Con el giro político de la llegada de Hugo Chávez en 1999, el distanciamiento con Estados Unidos se hizo irreversible, y en 2006 el embargo de armas impuesto por la administración Bush dejó sin acceso a repuestos, software ni soporte técnico a la flota venezolana.

Desde entonces, mantenerlos en vuelo ha sido una mezcla de ingeniería de crisis y creatividad local: canibalización de piezas, ingeniería inversa, compras en terceros países y hasta integración de sistemas israelíes, como los misiles Python-4 y pods de designación Litening. El resultado ha sido una operatividad baja, pero persistente, incluso con contactos en mercados negros.

The War Zone describe la historia de estos cazas como “improbable” precisamente por esa supervivencia. Según Flight Global, hacia 2024 solo tres monoplazas y un biplaza seguían activos. Otras estimaciones —como National Interest— elevaban la cifra a unos 15 todavía en vuelo a finales de 2023. Lo cierto es que la flota se ha reducido a un puñado de aparatos mantenidos casi artesanalmente, en contraste con los 24 originales.

La realidad actual es más compleja que simples números de bajas. Según el Scramble Air Forces Database, los 24 F-16 entregados entre 1983 y 1985 se reparten en diferentes categorías:

Activos con registros recientes: seriales como el 0678 (activo en 2024), el 1041 (2023), el 1715 (2024) o el 8924 (2023) han sido vistos en operaciones conmemorativas.

Almacenados sin motor o fuera de servicio: como el 2337 desde 2016, el 3648 (último registro en 2023), el 8900 (2012) o el 9583 (2023).

Preservados en museos: los ejemplares 6023 y 6426 están en exhibición en Maracay.

Dados de baja por accidentes: como el 9581 (1994), el 2179 (1995) o el 6611 (2001).

Nunca entregados: dos aparatos (1622 y 7117) que estaban planificados pero no llegaron a incorporarse.

Esto significa que de los 24 originales, hoy apenas entre ocho y 10 pueden volar realmente, dependiendo de la disponibilidad de piezas y pilotos. Aun así, en registros recientes, varios lucen esquemas conmemorativos —30, 35 o 40 años— como si la Fuerza Aérea reivindicara su valor histórico a la par de su operatividad.

Serial
Tipo
Unidad
Estatus
Notas

0051
F-16A
Grupo 16
Activo
Operativo hasta 2011

0094
F-16A
Grupo 16
Activo
Operativo hasta 2018

0220
F-16A
Grupo 16
Activo
Marcas de aniversario; activo hasta 2018

0678
F-16A
Grupo 16
Activo
40º aniversario; activo hasta 2024

1041
F-16A
Grupo 16
Activo
30º aniversario; activo hasta 2023

1715
F-16B
Grupo 16
Activo
35º aniversario; activo hasta 2024

3260
F-16A
Grupo 16
Activo
Activo hasta 2018

4226
F-16A
Grupo 16
Activo
Activo hasta 2013

4827
F-16A
Grupo 16
Activo
Activo hasta sep 2003

5422
F-16A
Grupo 16
Activo
Activo hasta sep 2003

7268
F-16A
Grupo 16
Activo
Activo hasta sep 2003

7635
F-16B
Grupo 16
Activo
Activo hasta nov 2012

8924
F-16A
Grupo 16
Activo
Activo hasta jul 2023

9068
F-16A
Grupo 16
Activo
Activo hasta ago 2011

9864
F-16A
Grupo 16
Activo
Activo hasta jul 2016

2337
F-16B
Palo Negro
Almacenado
Sin motor; almacenado desde may 2016

3648
F-16

Almacenado
Último registro ago 2023

8900
F-16A
Palo Negro
Almacenado
Último registro nov 2012

9583
F-16B
Palo Negro
Almacenado
Último registro ago 2023

6023
F-16A
Maracay
Preservado
Exhibición de museo desde oct 2014

6426
F-16A
Maracay
Preservado
En museo AMBV

2179
F-16B

Escrito de baja
Perdido nov 22, 1995 – Palo Negro (fatal)

9581
F-16B

Escrito de baja
Perdido abr 19, 1994 – Barquisimeto

6611
F-16A
Palo Negro
Escrito de baja
Perdido sep 27, 2001 – Barcelona (choque con ave)

1622, 7117
F-16A/B

No entregado
Entrega planificada en 1997, nunca realizada

La base de datos revela que, aunque varios aviones mantienen estatus de “Activos” hasta fechas tan recientes como 2024, la realidad es más matizada. Múltiples F-16 aparecen catalogados como “Almacenados” o “Preservados”, lo que indica que ya no están operativos pero permanecen en inventario. La conversión de algunos aparatos en piezas de museo (como el número de serie 6023 en Maracay) sugiere que las autoridades venezolanas han hecho evaluaciones realistas sobre cuáles células ya no pueden mantenerse en condiciones de vuelo.

Un sobrevuelo «provocador»

El incidente del 4 de septiembre no ocurrió en el vacío. Dos días antes, un ataque estadounidense había hundido una embarcación venezolana, matando a 11 presuntos miembros del Tren de Aragua.

Lo que se ha interpretado como una respuesta estuvo a cargo de los F-16, elegidos en lugar de los más modernos Su-30MK2V capaces de portar misiles anti-buque Kh-31A. La elección quizá no fue técnica, sino política: demostrar que aún con los cazas estadounidenses de los años ochenta, Venezuela puede plantar cara a Washington.

El Jason Dunham, equipado con radar AN/SPY-1D y misiles Standard, jamás estuvo en peligro real. El barco tiene una de las plataformas de defensa aérea más avanzadas del mundo. Su radar de matriz en fase AN/SPY-1D puede rastrear múltiples blancos aéreos de manera simultánea a distancias superiores a las 100 millas náuticas, mientras que su sistema de lanzamiento vertical transporta interceptores Standard Missile capaces de abatir aeronaves a gran distancia.

Frente a este oponente, los F-16A Block 15 OCU venezolanos no poseían ninguna capacidad ofensiva realista. Su carga máxima de armas —bombas convencionales Mk-82/Mk-84 o lanzacohetes— exigiría penetrar varias capas de sistemas defensivos del buque, específicamente diseñados para derrotar amenazas mucho más sofisticadas. Las limitadas capacidades de guerra electrónica del F-16 Block 15 hacían prácticamente imposible lograr esa penetración frente a la red integrada de defensa aérea de un destructor moderno.

Sin embargo, esa realidad técnica pudo haber sido precisamente el objetivo. Al demostrar su disposición a desafiar operaciones navales de Estados Unidos utilizando aviones suministrados por ese mismo país, lo comunicado puede ser una determinación política que trasciende la mera capacidad militar.

¿Fue el sobrevuelo una puesta en escena cuidadosamente calculada para buscar visibilidad y no destrucción? El Pentágono lo calificó de “altamente provocador”.

«Hoy, dos aeronaves militares del régimen de Maduro volaron cerca de un buque de la Armada de Estados Unidos en aguas internacionales. Esta maniobra altamente provocadora fue diseñada para interferir con nuestras operaciones en contra del narcoterrorismo», declaró el Departamento de Defensa de EEUU en un comunicado ese 4 de septiembre. «Se le recomienda fuertemente al cartel que gobierna Venezuela que no persiga ningún esfuerzo por obstruir, disuadir o interferir en operaciones antinarcóticos y antiterrorismo llevadas a cabo por las fuerzas armadas estadounidenses», prosigue el comunicado.

Luego, afirmó el gobierno de EEUU, hubo otro acercamiento de jets venezolanos.

rpoleoZeta

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