¿Estamos listos para el cambio?

En este artículo me atrevo a describir lo que veo del momento social y político de la actualidad. Tarea nada sencilla, porque entiendo la complejidad, lo incierto y lo volátil de estos tiempos, sin embargo, este ejercicio me resulta valioso.

El primer punto que quiero destacar son los antecedentes de este momento. Si bien 2017 y 2019 son años con hechos relevantes en el acontecer contemporáneo de nuestra vida nacional, los años 2021 y 2022 representan el punto de inflexión en el que se empieza a respirar un aire distinto. Todo esto sin un detonante o disparador evidente. Quizás la salida de la pandemia fungió como evento de reconexión con la realidad, como el elemento de replantearnos la pregunta: ¿Es posible algo distinto para el país?

El segundo aspecto tiene que ver con algo mágico, sobre factores que con una sincronía inusual incidieron para recrear el momento actual.

Uno, el cambio de locus del venezolano. Después de años de crueldad estatal, de profunda crisis generalizada, un número importante de venezolanos comenzó a darse cuenta que su futuro dependía más de cada uno de ellos que de cualquier otro factor externo. Entendía la naturaleza del régimen y por tanto se enfocó en obtener el mayor beneficio y bienestar posible, en medio de una situación política totalmente adversa. Por cierto, eso no necesariamente representaba que hubiera una desconexión con lo político, eso siempre estuvo allí, probablemente aletargado, pero jamás ausente.

Dos, volver a nuestra dura realidad multidimensional post-pandemia, como ya mencioné hace un momento, sumado a la consciencia de la necesidad de un cambio político para generar nuevos y mejores escenarios para el país.

Y tres, la figura de María Corina Machado (MCM). Si bien su popularidad ha tenido un brinco cuántico en el último año, su trabajo en las comunidades se viene realizando desde hace unos cuantos años. A esto hay que agregarle un trabajo comunicacional tremendo, en un país donde la censura de los medios tradicionales es más que evidente. También cabe mencionar un cambio en su manera de comunicarse, en el que mantiene su convencimiento, claridad y vehemencia del pasado, pero ahora interactuando con más cercanía y de manera más emocional. Y por último, sin duda hay un cruce entre su oferta política y la demanda social de la ciudadanía.

El tercer gran bloque de ideas que quiero comentarles también está impregnado de esa coincidencia y sincronía del párrafo anterior. Por primera vez, tenemos, al mismo tiempo, una presión internacional significativa, presión interna de peso por parte de diferentes sectores de la sociedad y la realización de un evento electoral presidencial. Con respecto a la presión internacional, el rol de EEUU es prácticamente una constante, lo que varía es su nivel de intensidad y las formas utilizadas. Otros gobiernos democráticos de Latinoamérica como Argentina, Uruguay, Chile, entre otros, han sido consecuentes en los reclamos sobre la resolución del conflicto político venezolano. La gran novedad está en las posiciones de gobiernos vecinos y cercanos al chavismo, me refiero a Colombia y Brasil. Al abordar la presión interna, por supuesto que me veo obligado a mencionar las Primarias del 22 de octubre de 2023 y todo lo que ello ha generado. Además de consolidar el liderazgo de MCM, la organización social ha avanzado a un ritmo bastante acelerado. Hoy no podemos hablar de unos simples ciudadanos dispuestos a votar, sino de un movimiento con una energía social no vista en muchos años. Y el tercer gran elemento que coincide es la realización de una elección presidencial, que si bien se gesta en un régimen de vocación autoritaria, representa un catalizador y ocasión propicia para seguir impulsando el movimiento que describí unas líneas atrás.

Si bien hemos avanzado, se alcanzaron hechos impensables unos años atrás, todavía queda mucho por hacer. La voluntad de cambio, una vez alcanzada la masa crítica, se expande de manera exponencial y eso lo palpamos día a día. Eso no quiere decir que se le agotaron los recursos de poder al régimen de turno, los tiene y los utilizará a conveniencia. De este lado debemos seguir el trabajo de manera ardua y tenaz para conseguir ese ansiado cambio político, esa ansiada transición.

La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.

rpoleoZeta

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