El “optimismo” se cotiza al alza en la Bolsa de Valores de Caracas (BVC). El plan de acoso y derribo contra el presidente del corro capitalino, Gustavo Pulido Medina, rindió dividendos. Tras forzar la salida de Pulido Medina y reformar los estatutos de la empresa, el nuevo jefe de la BVC es Horacio Velutini Sosa, orgulloso miembro del grupo de empresarios autodenominados “optimistas anónimos”.
“La negatividad es como un virus que llegó a Venezuela y nosotros somos el anticuerpo”, declaró Velutini Sosa hace cuatro años, en medio del acto que marcó el regreso a la BVC de Alberto Vollmer, mandamás de Ron Santa Teresa, según reseñó la agencia Reuters. “Sí creo que Venezuela está entrando en un ciclo de apertura económica liberal”, celebró en enero de 2020 quien ahora es el flamante presidente del corro capitalino.
El ascenso de Velutini Sosa, ex CEO del Fondo de Valores Inmobiliarios y director del Consejo Nacional de Promoción de Inversiones (Conapri), no ha estado exento de polémicas.
“¿Por qué no esperar a que el presidente termine su periodo? No explicaron por qué están cambiando la junta directiva”
Primero, porque llegó precedido de una campaña que incluyó una serie de correos anónimos contra Pulido Medina, quien había sido reelegido el 28 de marzo de 2023 para completar un periodo de dos años. Y segundo, porque para despejar su camino se aprobó una modificación de la normativa interna que relaja las condiciones que se exigen a los aspirantes a la presidencia de la institución.
En el marco de una asamblea que algunos catalogan como “muy dura”, la reforma de los estatutos se aprobó el 8 de noviembre de 2023 con 54,27% votos a favor, 41,63% votos negativos, y 4,08% abstenciones, en un proceso en el que participó más del 71% de los 1.650 accionistas de la BVC. Los impulsores del viraje aspiraban a obtener el 70% de los sufragios. No alcanzaron la meta, pero ganaron cómodamente.
“Fue una reunión muy áspera. Nadie tenía claridad sobre los cambios que se proponían”, cuenta una fuente que prefiere resguardar su identidad. Entre quienes expresaron sus dudas estuvieron Nelson Daza -Suma, Casa de Bolsa-, José Gregorio Tineo -Fivenca-, Ricardo Montilla -Mi Banco-, representantes del Banco Venezolano de Crédito, y José Tomás Carrillo-Batalla -Maximiza Casa de Bolsa.
Con la intención de abortar el debate, José María Nogueroles, fundador del Banco Nacional de Crédito (BNC) y expresidente de la Asociación Bancaria de Venezuela, espetó: “La mayoría manda”. Además de información, los críticos de la maniobra demandaban construir una propuesta por consenso. Carrillo-Batalla preguntó qué pretendían hacer con la Bolsa. Nadie le respondió y terminó disputándole la presidencia a Velutini Sosa el 24 de enero.
Sin embargo, el triunfo de Velutini Sosa fue claro. La nota de prensa de la BVC informa que “con una participación del 83% del total de accionistas, representados en más de 41 millones de votos”, el ganador sumó 31.618.470 votos y su adversario, 9.154.389.
La victoria de Velutini Sosa era inevitable. ¿La razón? Detrás de su candidatura estaba Nogueroles, principal accionista del corro capitalino. “La mayoría manda”. Nadie pone en duda el conocimiento e influencia sobre el mundo financiero venezolano de Nogueroles, próximo a cumplir 88 años de edad, mas destacan que su BNCI Casa de Bolsa apenas se constituyó hace cuatro años, el 15 de julio de 2020.
También cuenta Velutini Sosa con el respaldo de Vollmer, presidente del Conapri, Carlos Guruceaga Rodríguez -Promotores de Inversiones y Valores, C.A. (PIVCA)- y del grupo Activalores, representado por Gonzalo Alonso, presidente de Multiplicas Casa de Bolsa, vinculado con Banesco.
Unos dicen que lo ocurrido en la Bolsa fue una especie de takeover, término que se refiere a la compra de acciones para asumir el control de una empresa. Otros, más severos, hablan de golpe de Estado. “Sacaron a Pulido Medina, electo para dos años, porque no estaban de acuerdo con él y dando prácticamente un golpe de Estado. Un grupo de accionistas nos molestamos, levantamos la voz y abogamos por la unidad, que no se atropelle al resto de los accionistas. Ellos -el equipo dirigido por Velutini Sosa- tienen un porcentaje importante, pero no es el control total”, advierte el jefe de una casa de bolsa.
En la carta que envió a los accionistas, Carrillo-Batalla subrayaba que el corro capitalino “debe mantener su independencia de criterios y autonomía funcional, donde ningún grupo económico debe ejercer el control de sus órganos de dirección”. Recordaba que por esa razón, “el legislador estableció que ningún accionista podrá poseer directa o indirectamente más del 10% del capital de la empresa y la junta debe garantizar esta visión firmemente”.
Pulido Medina abordó este punto en una misiva que publicó en diciembre. “Una Bolsa de Valores de Caracas independiente y autónoma debe ser garantizada, ya que son valores que no se pueden negociar. Los espacios y la plataforma transaccional pertenecen a todos los actores del mercado por igual y esto debe ser mantenido”, exhortó el defenestrado.
Velutini Sosa se presentó a la elección con un equipo completo para ocupar los ochos cargos en liza, entre principales y suplentes. Carrillo-Batalla, con 31 años de experiencia en esta actividad, se quedó corto. Solo lo acompañaban cuatro nombres, aunque aseguran que gozaba de la solidaridad de los bancos Provincial, Venezolano de Crédito y Mercantil, así como de expresidentes de la Bolsa.
“Algunos dieron un paso al costado porque tienen negocios con el BNC o porque temían cazar una pelea con ese banco”, cuenta un experto en la materia. En la “plancha” de Carrillo-Batalla figuraba Ricardo Sosa Branger, director gerente de Palogrande Casa de Bolsa y, a la sazón, exesposo de María Corina Machado.
Aunque las cartas estaban echadas, interpretan que la oposición a Velutini Sosa habría buscado enviar un mensaje de resistencia democrática y de rechazo a la concentración de poder. “No le puedes dar un cheque en blanco a nadie y menos a gente que se siente ‘cercano a…’ y lo considera un atributo. Esa es la primera equivocación, el valor de ‘ser cercano’ es ninguno, mi cercanía no tiene valor”, enfatiza un analista de una banca de inversión.
Ahora, ¿cercano a quién o a qué? “Un golpe duro como el que ellos dieron genera suspicacias. ¿Por qué no esperar a que el presidente termine su periodo? No explicaron por qué están cambiando la junta directiva. El argumento que yo he escuchado es que son más cercanos al Gobierno”, despeja la incógnita sobre la proximidad.
Los correos anónimos contra Pulido Medina, quien ejerció la presidencia del corro capitalino desde 2017, denunciaban un cúmulo de presuntas fallas y desviaciones en la gestión. “Pérdidas financieras, deterioro de la estructura organizacional de la Caja Venezolana de Valores, incumplimiento de normas que obligan a la publicación de información, consultoría jurídica acéfala, nepotismo en la selección de personal, falta de contraloría interna, elaboración de presupuesto anual de egresos y proyección de ingresos abandonado durante la presidencia actual (…)”, enumeraba un mensaje puesto a circular el 18 de septiembre.
No obstante, los detractores “secretos” de Pulido Medina se afincaban en sus supuestas posiciones críticas contra la política económica de Nicolás Maduro. “La persona que ocupe el cargo de presidente debe ser un individuo con capacidad de interrelacionarse con el mundo de las finanzas públicas y privadas, de una forma ética y profesional neutral, sin exhibir opiniones personales que no son solicitadas para el cargo”, dispararon en enero de 2023.
Cuatro meses después, continuaron: “El dejar utilizar como tarima, como podio, el nombre y reputación de nuestra institución para exponer ideas políticas individuales, ha sido un vulgar asalto, un secuestro a décadas de institucionalidad, de respeto, de trabajo e inversión”.
De los ocho miembros de la junta directiva del corro capitalino elegida el 24 de enero, cinco formaron parte del equipo de Pulido Medina: el propio Velutini Sosa, Emilio Antelo -Caja Caracas Casa de Bolsa-, Carlos Guruceaga Rodríguez, Gonzalo Alonso y Fernando Ochoa -director de la Cámara Nacional de Emisores de Valores-. Sus cargos: presidente, vicepresidente, suplente del presidente, secretario y director independiente, respectivamente.
Ochoa es yerno de Luis García Montoya, expresidente de la Comisión Nacional de Valores y director del Fondo de Valores Inmobiliarios (FVI). García Montoya se encargó de la redacción de la reforma de los estatutos de la BVC.
Las tres incorporaciones: José Miguel Tineo, hijo de José Gregorio Tineo (Fivenca), como suplente del vicepresidente. Diego Alexandre, antiguo oficial de cumplimiento en Activalores y director de la Cámara Nacional de Intermediarios del Mercado de Valores (Canimev), como suplente del secretario. Y María Eugenia Salazar, integrante de la directiva de Conapri y socia de la firma Baker & McKenzie, como suplente del director independiente.
En el marco de la campaña por la presidencia, Velutini Sosa remitió a los accionistas una carta donde resumía su propuesta, que definió como “público/privada para el fomento del mercado de valores venezolano y apoyo al crecimiento económico”. Allí estableció como objetivo “aumentar el tamaño y profundidad del mercado”, apostando por incrementar las inversiones local y extranjera, el crecimiento económico y “el direccionamiento del mercado de la mano con el Estado”.
Al momento de identificar los desafíos del proyecto, el equipo de Velutini Sosa apunta a “las sanciones económicas impuestas desde 2017, la falta de acceso al financiamiento internacional, dificultad de acceso a recursos de la Nación en el extranjero, y pocas herramientas de gestión monetaria”.
En cuanto a las oportunidades, observan que existe “una mejor percepción internacional del país y una mejor percepción interna”, así como la posibilidad de atraer a la inversión extranjera, suplir las necesidades de financiamiento, y tener al mercado de valores como un termómetro de la economía.
En la misiva aportan un dato que muestra la realidad de la Bolsa de Valores de Caracas: “Durante el primer semestre de 2023 el volumen negociado entre renta variable y fija escasamente alcanzó los 30 millones de dólares, equivalente a lo negociado en menos de un día en la Bolsa de Valores de Colombia”.
Para justificar la necesidad del golpe de timón, el equipo de Velutini Sosa realizó un análisis del desempeño del corro capitalino en los últimos seis años. Allí abundan los números en rojo: Desde el 2018-2019 el monto negociado diario en operaciones se ha reducido 59%, el número de operaciones diarias promedio cayó 49%, y el volumen anual promedio disminuyó 18% (de 44 millones de dólares a 36 millones de dólares anuales). Todo según ese balance.
En la presentación de su informe de gestión, Pulido Medina detalló los esfuerzos que debieron realizarse en una economía destruida y signada por la hiperinflación, la devaluación, los controles, los efectos de las sanciones, la pandemia, y la crisis de los servicios públicos.
Pulido Medina resaltó la “democratización del capital”, que elevó el número de accionistas de 45 a 1.700. La actualización de la plataforma tecnológica. Aumento del número de miembros de 22 a 35. “En el mercado de renta fija desde 2017 se ha registrado un incremento en la participación de nuevas empresas, al pasar de 25 a 51”, acotó el presidente saliente.
“La nuestra es una Bolsa pequeña, sin mayor liquidez, pero que tiene prestigio e institucionalidad. Así como no hay capacidad de ahorro, tampoco hay de inversión. Ninguna compañía grande se va a interesar por el 5% de CANTV. No obstante, es falso que la BVC esté quebrada. Su valor de capitalización son 8 millones de dólares”, sostiene una de las fuentes.
Bajo la égida de Pulido Medina, también se cultivó la comunicación con las autoridades. Con motivo de sus 75 años, el corro capitalino fungió en 2022 como anfitrión de la Asamblea Anual de la Federación Iberoamericana de Bolsas (FIAB), que tuvo como invitada estrella a la vicepresidenta Delcy Rodríguez.
Rodríguez aprovechó esa tribuna para anunciar la emisión de nuevas acciones de CANTV y el interés de que las empresas mixtas petroleras abrieran su capital al mercado de valores. Por otra parte, los miembros de las casas de bolsa recalcan la buena relación que se mantiene con la Superintendencia Nacional de Valores (Sunaval).
“El problema es que no hay inversionistas. Que yo sea amigo del gobierno no cambiará mucho las cosas, si las cosas en el país no cambian”, explica un accionista. Otro añade: “Se debe procurar un diálogo de altura con las autoridades, pero no poner la bolsa a favor del Gobierno, eso no existe en ninguna parte del mundo”.
Velutini Sosa tiene un año para desarrollar su plan. Su periodo coincide con la campaña por las elecciones presidenciales, que arranca con una nueva crisis del proceso de negociación y la amenaza de una escalada en el conflicto con la comunidad internacional. Pese al avance del “optimismo”, persiste la preocupación. Así lo sintetiza un accionista: “Aquí está en juego la institucionalidad de la BVC, que tiene una función pública para que haya transparencia en el mercado de valores venezolanos. Nada de cayapas porque soy amigo de fulano. Necesitamos asegurarnos de que no haya ninguna parcialidad, no solo política sino de grupos económicos”.
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