El testimonio de Mauricio Jaramillo fue clave para que el Procurador Esiquio Sánchez suspendiera al hoy embajador en Brasil, cuyo nombramiento puede frustrarse.
A diferencia de lo que ocurre con varios altos funcionarios de la Cancillería, Mauricio Jaramillo Jassir llegó al cargo de viceministro de Asuntos Multilaterales luego de formarse como experto en relaciones internacionales y de un amplio fogueo en las lides diplomáticas como secretario de la Secretaría de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).
Como él mismo dice, no se avergüenza de haber trabajado diez años con el expresidente Ernesto Samper en ese foro multilateral, en la ONG Vivamos Humanos y en el Grupo de Puebla, una organización política y académica conformada por líderes progresistas de América Latina y Europa Meridional.
Lo escogió el Presidente para el cargo sin tener en cuenta a la excanciller Sarabia, quien simplemente lo posesionó.
PhD en Ciencia Política de la Universidad y magíster en ciencias políticas de la Universidad francesa de Toulouse y profesor del Rosario, un hombre como él no dispuesto a recibir órdenes descabelladas ni maltratos por parte de Alfredo Saade, un proclamado pastor evangélico, sin experiencia en el servicio público, que llegó dispuesto a ejercer con mano de hierro el cargo de jefe del despacho del presidente Gustavo Petro.
Se lo dejó claro el 27 de junio de 2025, cuando Saade, con apenas 48 horas en el cargo, quiso presionarlo para que dispusiera cuanto antes la firma de un nuevo contrato para la provisión de pasaportes y para que sacara del camino a la firma Thomas Greg and Sons, como lo quería Petro.
“No es viable un contrato con la Imprenta Nacional porque no cuenta con la capacidad tecnológica para imprimir pasaportes en condiciones de seguridad y hace falta abrir un período de transición para que la Casa de la Moneda de Portugal asesore el proceso,” le advirtió ese día Jaramillo a Saade.
Saade comunicó a gritos que había que cumplir como fuera la orden presidencial y acusó al viceministro, al director jurídico del ministerio, Camilo Andrés Escobar; a la secretaria general Lucy Acevedo Meneses, quien salió de la cancillería a raíz de este episodio, y al asesor del despacho ministerial Juan Carlos Fernández Martínez de estar favoreciendo los intereses de Thomas.
Los funcionarios que se sintieron agraviados les contaron el 7 de julio de sucedido a los comisionados de las procuradurías primera y segunda delegada para la Vigilancia Preventiva durante una visita a la sede la Cancillería. Luego, cuando Saade fue sometido a una investigación disciplinaria formal, Jaramillo Jassir rindió testimonio y describió con pelos y señales la conducta asumida por el pastor.
Su versión, estimada creíble y documentada por los investigadores, fue definitiva para que el procurador delegado de la Sala de Instrucción, Esiquio Manuel Sánchez Herrera, decidiera suspender provisionalmente y durante tres meses a Saade. Consideró en principio que el jefe de despacho presidencial se extralimitó en sus funciones porque en el manual que las regula no aparece que él sea superior jerárquico de ningún ministerio. Tampoco que estuviera habilitado para ordenar, como lo hizo, “racionalizar” las citas para la expedición de pasaportes.
Notificado de la suspensión, Saade buscó el apoyo del presidente Petro. Llegaron a la conclusión de que lo mejor sería que Saade saliera de la Casa de Nariño y que su hoja de vida fuera publicada en la página oficial de la función pública como aspirante a desempeñar el cargo de embajador de Colombia en Brasil.
Quienes están familiarizados con los trámites de los procesos disciplinarios en la Procuraduría saben bien que, salvo que los implicados acopien pruebas sustanciales y concluyentes para su defensa, una suspensión provisional es una medida previa a su destitución.
Eso significa que si Alfredo Saade es destituido, su rol como embajador se vería afectado porque la destitución viene acompañada por una inhabilidad para el ejercicio de funciones públicas. Es decir, no solo tendría que irse de la Casa de Nariño, sino también del cargo diplomático, tabla de la que ahora se aferra.
Adicionalmente, ya hay varios abogados a la espera de que el nombramiento sea oficializado para demandar su nulidad, ya que no reuniría los requisitos para el cargo y porque no es funcionario de carrera.
Julián Silva, presidente de la Asociación Diplomática y Consular de Colombia, recuerda que hasta la fecha 35 nombramientos diplomáticos y consulares hechos por el presidente Petro se han caído ante la justicia contenciosa administrativa por esta causa. Entre los afectados hay personas de la entraña presidencial como el exministro Guillermo Reyes, embajador en Suecia, cuyo cargo está en vilo porque el Tribunal Administrativo de Cundinamarca falló, en primera instancia, que no cumple el requisito de una segunda lengua.
Andrés Hernández, cónsul en México, y Juan Pablo Castro Morales, consejero de la embajada de Colombia en Francia, tuvieron que devolverse por causas similares.
Cuando Saade se despidió, convirtió un trino en su cuenta de X en un parte de éxito.
El presidente @petrogustavo me ha pedido que sea su embajador en Brasil, con instrucciones precisas para seguir construyendo relaciones de éxito con sur América.
Fue un placer estar a su lado estos dos meses cumpliendo las tareas asignadas, las cuales realicé con éxito rotundo.… pic.twitter.com/3NX4wcvNSE
— pastor saade (@alfredosaadev) August 15, 2025
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