Juan Carlos Zapata (ALN).- El objetivo es Juan Guaidó. Para que se cumpla la sentencia dictada hace unos días por la esposa de Nicolás Maduro: Guaidó no se salva de esta. Esta es la Operación Gedeón. El régimen acusa al partido de Leopoldo López de terrorista pero lo que persigue de manera inmediata es acorralar a Guaidó.
Desde hace tiempo Voluntad Popular es objetivo de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Según el régimen de Maduro, el partido de Leopoldo López es un grupo terrorista. Lo vienen diciendo desde hace años, y ratificado por Diosdado Cabello en 2018 cuando dijo: “Ellos son un grupo terrorista. Ellos engañaron a su gente diciendo que ellos salían de Nicolás Maduro en seis meses”. Para Cabello, Leopoldo López es un monstruo. Y Juan Guaidó es “Juanito alimaña”. Cabello fue quien ejecutó la operación en 2014 de llevar a Leopoldo López a la cárcel.
Nada nuevo bajo el cielo cuando el fiscal general de Maduro, Tarek William Saab, acusa a la organización de terrorista, y anuncia que va al Tribunal Supremo de Justicia, también de Maduro, para que este dicte sentencia contra la organización. Por los rumbos legales, se puede considerar que la sentencia está dictada.
En Venezuela, la justicia es un monopolio del poder. En ese monopolio un factor de primera importancia es Cilia Flores, la esposa de Nicolás Maduro, que ya la semana pasada había dictado la sentencia contra Guaidó: que no se salve de esta. O lo que es lo mismo. Que pague por esta. Y esta es la Operación Gedeón.
Pero la Operación Gedeón es la coyuntura. El discurso político del fiscal de Maduro marca la ruta y la acción. Dijo Tarek William Saab este lunes que “no existen precedentes en la historia del país de una organización política que, ante su imposibilidad de acceder al poder por la vía democrática de los votos, migre hacia la violencia terrorista nacional y trasnacional, y que luego se alíe con una potencia extranjera para bloquear al país, enviar mercenarios y robarse los bienes de la nación en el extranjero para el provecho de sus integrantes. Los dirigentes de Voluntad Popular y sus secuaces han hecho de la agresión al pueblo venezolano su negocio”.
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Entre estas palabras, lo que dijo Cabello en 2018, y lo que aseguró Cilia Flores hace unos días, está dicho casi todo. El objetivo es Guaidó. No necesariamente es el partido. Para liquidar un partido, el régimen no necesita argumentos. El régimen inhabilita, allana, y persigue. De hecho, la estructura de Voluntad Popular ha sido diezmada. Leopoldo López está refugiado en la residencia de la embajador de España. Roberto Marrero, mano derecha de Guaidó, preso en la tenebrosa cárcel del Sebín, y el diputado Freddy Guevara, refugiado en la embajada de Chile. Otros dirigentes se encuentran en el exilio.
Así que el objetivo inmediato es Guaidó. Pero quieren que Guaidó se amilane. El régimen aun no ha podido llevarlo a la cárcel a pesar de las amenazas de hacerlo. Ha repetido esta amenaza y no la ha cumplido. Cabello, Maduro, han dicho que más tarde o temprano le llegará la justicia.
Lo han cercado. Le han allanado la inmunidad parlamentaria usando a la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente que preside Cabello. Lo han perseguido. Se han metido con su esposa. Le han desmembrado el equipo de trabajo. Amenazan a los aliados. Lo han desalojado de la sede de la Asamblea Nacional. Se han metido en la oficina de amigos. Han presionado familiares y amigos. Lo han agredido. Lo han acusado de aliarse con grupos paramilitares y con narcotraficantes. Lo espían. Lo graban. Meten miedo a quienes pueden acercarse a él y trabajar con él. Ahora Guaidó también es terrorista.
Pero Guaidó ha resistido. No ha caído en la tentación que el régimen quiere que caiga. Antes que llevarlo a la cárcel pretenden que Guaidó dé ese paso, el de irse del país, o refugiarse en una embajada. Así se descalificaría ante sus seguidores. Así se derrumbaría el movimiento. Así desaparecería la figura Guaidó. Sin embargo, antes que hacer eso, Guaidó colgó ayer este tuit: La dictadura quiere que sientas terror para inmovilizarte, no les resultó. Vamos a seguir hasta lograrlo, hasta ser libres de caminar sin miedo de que nuestros hijos crezcan en nuestro país”.
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