Punto número uno: en Venezuela no puede haber elecciones sin María Corina Machado. Así lo deja sentado David Smolansky, quien integra el comando de campaña de la candidata de Vente Venezuela como miembro del equipo internacional, y quien durante las primarias llevó adelante, en Washington, una labor de coordinador de la diáspora.
Su convicción la fundamenta en la fortaleza de un movimiento que ha crecido significativamente y que es visto, adentro y afuera, como la única opción para restaurar la democracia en el país. El exalcalde de El Hatillo, sobre quien pesan tres órdenes de detención y desde hace seis años es uno más de los venezolanos que se ha visto obligado a vivir en el exilio, valora además otro factor: el resurgimiento de la esperanza entre los venezolanos para encontrar una salida pacífica, electoral.
David Smolansky se incorporó formalmente al comando de María Corina durante la campaña para las primarias. Antes, desde septiembre de 2018, se desempeñó durante cinco años como comisionado del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la crisis migratoria venezolana. Sus labores en el organismo las concluyó en junio de 2023. Agradece a Luis Almagro la creación del cargo. Destaca la visión que tuvo al abrir una oficina específicamente para la migración venezolana. Aprovecha para aclarar que esa responsabilidad nada tuvo que ver con el gobierno interino. Destaca que cuando la oficina fue creada, la cifra de migrantes y refugiados venezolanos era de casi dos millones de personas. Cuando la dejó, pasaban de siete millones los venezolanos huidos al exterior. La culminación de sus labores en el organismo multilateral está vinculada a su incorporación a la campaña venezolana. Guarda afinidad con María Corina, de quien destaca su integridad y entereza, desde los tiempos en que coincidieron en el mismo circuito en el que él era alcalde y ella diputada.
Considera que el presidente Nicolás Maduro, al intentar cerrar el paso a la candidatura de María Corina, se metió por una calle ciega y ahora está entrampado. Asocia lo ocurrido el pasado 26 de enero con lo visto el 30 de junio de 2023, cuando el anuncio de inhabilitar a la dirigente de Vente Venezuela surtió un efecto contrario al que buscaba el régimen y la terminó de impulsar hacia la rotunda victoria que obtuvo en las primarias.
Una gesta cívica
– ¿Cuáles son, aparte del tema de la inhabilitación, los elementos que permiten asociar ambas fechas?
– Hace un año, si se le preguntaba a cualquier venezolano cómo estaba de ánimo, te decía que no tenía ánimo. Había un pesimismo generalizado. Había desmotivación. Yo, que vengo trabajando por años el tema migratorio, veía que muchos compatriotas en el exterior prácticamente habían renunciado al país y habían tomado la decisión de hacer vida donde estaban. Porque una cosa es emigrar y llegar a un país temporalmente y otra es asumir que te tienes que quedar permanentemente. Por eso creo que lo que ocurrió el año pasado, a partir del 30 de junio, es una de las gestas cívicas más importantes realizadas en estos 25 años de dictadura.
– ¿Quiere decir que el régimen subestimó el impacto que podría tener su intento de detener las primarias con la inhabilitación?
– La inhabilitación de María Corina supuso la colocación de nuevas piedras en un camino ya pedregoso. En primer lugar, sembró dudas sobre si iba a haber o no primarias; luego, en caso de haber, si se iban a hacer con el Consejo Nacional Electoral (CNE) o con la sociedad civil; después, si los venezolanos en el exterior iban a poder votar o no. Y bueno, cada obstáculo se fue superando: se hicieron primarias organizadas por la sociedad civil y encabezadas por una persona honorable, como Jesús María Casal; los venezolanos en el exterior, después de once años, nos pudimos expresar, y déjame decir algo que poco se ha destacado: porcentualmente, vista como un estado, la diáspora quedó en primer lugar en participación. Poco más del 38 % de los registrados votaron el 22 de octubre; en términos absolutos, la diáspora quedó en sexto lugar, nada mal si se considera que tuvo mucha incertidumbre y solo dos meses para formalizar la inscripción.
– ¿Qué esperaba el gobierno una vez que no pudo detener las primarias?
– Las primarias se dan en un contexto que tenía como factor fundamental la inhabilitación de María Corina, anunciada el 30 de junio. Y cuando se pensaba que la gente se iba a desmotivar, que no la iba a apoyar, que se impondría la economía del voto, resultó que fue más bien el momento en que María Corina se terminó de despegar del resto y la gente decidió restearse con ella. Y eso que pasaron muchas otras cosas en el ínterin. Hay que recordar a los gobernadores, supuestamente de la oposición, llamando a postergar las primarias; hay que recordar el comunicado de Fuerza Vecinal y sus alcaldes de la zona metropolitana llamando también a postergar las primarias; hay que recordar la carta del CNE diciendo que podían organizar primarias para noviembre. Y la guinda de la torta, a Prosperi (Carlos, el candidato de Acción Democrática) denunciando irregularidades en el proceso 48 horas antes de la votación.
Todo eso se superó, se tumbó. La apuesta entonces se centró en que se realizara una primaria raquítica, débil, frágil, que careciera de legitimidad. Y ocurrió todo lo contrario: cerca de tres millones de personas votaron y María Corina obtuvo el 93% de los votos. Yo pongo todo esto en contexto porque el ánimo y la esperanza de la gente es completamente distinta a la de hace un año. Hace un año empezamos prácticamente desde las cenizas.
– ¿Qué papel ha jugado María Corina para consolidar un apoyo tan vertiginoso e inesperado para muchos?
– Creo que lo mejor que ha hecho María Corina es que ha dicho y ha actuado de manera distinta a lo que todo el mundo esperaba. En mi opinión, y no es porque esté trabajando con ella, ha actuado de manera impecable, ha jugado bien sus cartas; si ponemos esto en términos deportivos en una cancha de tenis, cada vez que le han pasado la pelota, la ha devuelto con un raquetazo: a finales del año pasado se puso a prueba cuando fue al TSJ; ha dado la cara en momentos álgidos, cuando el país ha necesitado una explicación; otra cosa es la transparencia, porque, guste o no, ha dicho lo que cree que tiene que decir.
– ¿Y cuál es el paralelismo con el escenario que se plantea hoy, a partir del 26 de enero?
– Así como el año pasado, el 30 de junio, el régimen pensó que iba a sacar a María Corina de las primarias anunciando su inhabilitación, y al contrario, a partir de ese momento fue que comenzó a despegar. Lo ocurrido desde el pasado 26 de enero parece indicar que la ratificación de la inhabilitación está llevando a la gente a apoyarla con mayor vehemencia; y a esto se une el entusiasmo de la diáspora y la posición de condena firme de varios gobiernos. Insisto, yo asocio mucho ambas fechas. Ellos creyeron, cuando anunciaron la inhabilitación de 2023, que no iba a poder competir en las primarias, que iba a salir una sentencia del TSJ impidiéndole que compitiera, que el CNE iba a intervenir, que la gente no iba a votar por ella, pero ocurrió todo lo contrario. Bueno, no es de sorprenderse que estemos ante un escenario similar. Ellos son los que están violando el acuerdo de Barbados.
La apuesta de Maduro
– Con la lección del 30 de junio, esta reacción de ahora no debe haber sorprendido al Gobierno, ¿a qué apostó Maduro al ratificar la inhabilitación?
– Ellos apostaron a que María Corina iba a patear los acuerdos de Barbados, a que no iba a ir por la ruta electoral; apostaron a que no iba a tener receptividad a nivel internacional, y ha ocurrido todo lo contrario: 20 gobiernos se pronuncian y condenan su inhabilitación, exigen que se restituyan sus derechos políticos y que haya elecciones libres en Venezuela. Estamos hablando de países vecinos como Perú, Ecuador, Chile, Argentina, Uruguay, y de países distantes como Japón, Nueva Zelanda, Francia. Eso habla de que sigue habiendo interés por Venezuela de parte de la comunidad internacional, especialmente de gobiernos que practican la democracia y velan por los derechos humanos. Hay consenso en que se realicen elecciones libres y se le restituyan los derechos políticos. La comunidad internacional está clara en que María Corina fue electa en unas primarias y en que la gente está resteada con ella. Yo creo que el 26 de enero de 2024 es una reedición de lo ocurrido el 30 de junio de 2023. Pensaban dejarla fuera del juego con la ratificación de su inhabilitación y el resultado es que más gente le expresa apoyo, hay más interés por Venezuela en la comunidad internacional. El régimen está entrampado.
– Hay hechos que parecen indicar que no lo ve así: sigue firme en ratificar la inhabilitación, responde con agresividad el anuncio de Estados Unidos de restablecer las sanciones en abril y, justo esta semana, el jefe negociador del oficialismo, Jorge Rodríguez, organiza un acto en la Asamblea Nacional para definir un cronograma electoral probablemente adelantado.
– El régimen sabe que si no permite elecciones libres se estaría saliendo completamente del acuerdo de Barbados, que se estaría burlando en la cara de Noruega, el país facilitador de las negociaciones, que estaría engañando a muchos gobiernos en el mundo que han hecho todo lo posible para alentar una salida democrática con una solución electoral. Yo quiero recordar que lo grave para el régimen no son las sanciones económicas generales, sino las individuales por violación a los derechos humanos, por financiamiento al terrorismo, por corrupción, por lavado de dinero. Yo, en particular, veo a Maduro en una calle ciega. Creo que subestimaron mucho a María Corina y enormemente al pueblo venezolano. Pensaron que con el control social y el aparato represivo no iba a haber una reacción en las primarias, como la hubo, y además completamente cívica. Y la gente sigue respondiendo, la diáspora está movilizada, como se vio este 4 de febrero en varias ciudades del mundo, y por las redes sociales, denuncia las atrocidades que ocurren, como la del pasado 26 de enero.
El que esté en un plan de sustitución, de alternativa, frotándose las manos, no está con el cambio»
– Es un costo grande, pero el régimen parece estar claro en que el mayor costo es la pérdida del poder. Ya se avanza en el cronograma, las trabas que puede poner el CNE son fáciles de vislumbrar, las del TSJ están a la vista.
– Como dijo María Corina, sin ella no puede haber elecciones en Venezuela. Una elección sin María Corina ratificaría la ilegitimidad de Maduro. Para nosotros no hay otro escenario que a María Corina se le respeten sus derechos políticos y civiles y pueda participar. Porque no solo se trata de negar la participación de ella, sino de negar la participación de casi tres millones de venezolanos que se manifestaron en las primarias y a otros tantos millones que la quieren ver no solo competir, sino electa Presidenta de la República y liderando la transición hacia la democracia.
David insiste en destacar que cuando se violan los derechos políticos de un individuo, en realidad esa persona no es la única afectada, sino los de toda la comunidad que tiene el derecho a expresarse a favor o en contra. Habla por experiencia propia, cuando lo destituyeron arbitrariamente de su cargo de alcalde de El Hatillo. Dice que, para entonces, violaron los derechos de los vecinos.
– En este cuadro, ¿cómo ve los acuerdos de Barbados?
– Los acuerdos de Barbados se están rompiendo, como lo dijo María Corina, con lo que hizo el TSJ el pasado 26 de enero, con la pantomima que montó Jorge Rodríguez para recibir propuestas sobre el cronograma electoral adelantado. Pero lo mejor que se puede hacer es evidenciar que se están rompiendo, y no por María Corina ni por el pueblo venezolano, sino por la dictadura y por quienes le hacen el juego a la dictadura. Aquí no hay espacio para medias tintas. O se está con la democracia y el cambio o no se está. El que esté en un plan de sustitución, de alternativa, frotándose las manos, no está con el cambio.
– Hay quienes han asomado la posibilidad de que la llegada de María Corina al final podría ser como “gran electora”, y sueltan esa tesis como un plan B. ¿Ve esa posibilidad?
– Yo no la veo porque no fue lo que la gente dijo. Los planes B no se revelan en una democracia y mucho menos en una dictadura. En todo caso, nuestro plan es atender el mandato que le dio la gente en octubre del año pasado a María Corina, y es que sea la abanderada de la oposición para las elecciones. Yo sé que cuesta verlo con claridad, porque durante estos 25 años han sido muchos los reveses, por cierto, reveses que a veces hemos sido muy severos al analizarlos.
– ¿Entonces cuál es el plan, la estrategia que deben conocer los venezolanos?
– María Corina va a seguir recorriendo el país cada semana, seguirá sosteniendo reuniones con la comunidad internacional al más alto nivel, seguirá teniendo a la diáspora activa, con manifestaciones como las del 4 de febrero, seguirá sensibilizando a las autoridades locales y nacionales de los países donde estén los venezolanos, y seguirá fortaleciendo a un movimiento que trasciende a partidos, ideologías y consignas, porque es un gran movimiento libertario que destaca lo que es vivir en democracia, en un estado de derecho, en armonía; donde se reconstruya el tejido social y haya seguridad jurídica para invertir, seguridad ciudadana para vivir sin miedo, donde se garanticen los derechos humanos. Eso es lo que seguirá haciendo.
– ¿Se mantiene el poder de convocatoria de María Corina?
– Llegamos a un punto en que su popularidad está intacta. Ella se ha mantenido en la calle con actos multitudinarios, como el que hubo en Calabozo la semana pasada, o las actividades que se hicieron el 4 de febrero en varias ciudades del mundo. En todos los casos la asistencia de personas de los partidos y de migrantes comunes fue masiva. Esto es significativo porque muchas personas que, por ejemplo, tenían que trabajar, que un domingo estaban haciendo de Uber, trabajando en un restaurante como mesoneros o en un hotel de camareros, se tomaron una hora libre y fueron a apoyar. Eso es importante. Hay que entender la dinámica de un inmigrante para participar políticamente. Obviamente en Venezuela hay todo un aparato represivo instalado que en el exterior no existe, pero por otro lado, en el exterior hay dinámicas laborales, de transporte, de distancias e, inclusive, hasta de documentación, porque muchos abogados a veces recomiendan que se abstengan de participar en actividades políticas quienes están en un proceso de documentación.
– ¿Cree usted que la oposición está resteada en el compromiso de defender el derecho de María Corina de ser candidata?
– Yo creo que muchos sí. El domingo lo vi en la manifestación, en la diáspora, pero queda de ellos. Repito: el que esté hoy frotándose las manos, haciendo un cálculo o planificando alguna sustitución a María Corina estaría no dándole la espalda a ella, no traicionándola a ella, estaría traicionando a casi tres millones de venezolanos que valientemente, en un país donde hay un aparato represivo brutal, donde se persigue sistemáticamente, donde se tortura sistemáticamente, salieron a votar, y donde los que están afuera, teniendo toda la dinámica que tienen, también salieron a votar.
– ¿Cómo se ha activado la Gran Alianza Nacional?
– Eso está marchando bien dentro y fuera del país. Uno de sus objetivos es reivindicar el derecho de los venezolanos a votar. Se está trabajando para que esa cantidad de personas que estamos afuera en edad de votar lo podamos hacer. Somos, al menos, cuatro millones de venezolanos que podemos ejercer ese derecho.
– ¿Cuáles son los otros puntos claves de la campaña, aparte del número uno –“no puede haber elecciones sin María Corina”-, que mencionó al principio?
– El número dos es la apertura del Registro Electoral, para que los nuevos votantes, dentro y fuera del país, puedan inscribirse y otros actualizar sus registros. Y el número tres: la admisión de observación internacional independiente, con gente calificada, neutral para que valide las elecciones.
La migración, un problema regional
– Llegado a este punto, ¿qué más se puede esperar de la comunidad internacional y qué se le puede pedir, cuando la posibilidad de impedir una salida electoral en el país sigue planteada?
– Es importante que tres de los gobiernos más cercanos a Venezuela, en cercanía e intereses, Colombia, Brasil y México, se pronuncien en apoyo a la salida electoral. Yo, con todo respeto, pido un pronunciamiento, porque esto es un tema de principios que va más allá de la ideología. Hablamos de Colombia, nuestro vecino con más de tres millones de migrantes y refugiados venezolanos y con un presidente que se benefició del sistema interamericano, de Brasil, con casi medio millón de migrantes y refugiados venezolanos, y de México, país sede de estas mesas de negociación que llevaron al acuerdo de Barbados y donde hay cerca de 150 mil migrantes y refugiados venezolanos.
– ¿Están suficientemente involucrados los países americanos en este momento en la situación venezolana?
– La región –vale decir, todo el continente– tiene que entender, esto que quede claro, que si Maduro logra permanecer en el poder en el 2024, la diáspora continuará y lamentablemente entre uno y dos millones de venezolanos, adicionales a los ya casi ocho millones que están en el exterior, se irán del país. Esta crisis podría llegar a diez millones de migrantes y refugiados. Para muchos, esta es la última opción a corto plazo de Venezuela. Y muchos han aguantado irse del país, tener que levantarse sin agua potable, irse a dormir sin electricidad o tener que resolver para que sus hijos coman tres veces al día, por lo que ha generado María Corina. Para la región hoy, aparte de la criminalidad, el problema más grave es la migración. Y la crisis migratoria más grande viene de Venezuela. Y esos venezolanos que se van, no lo hacen porque hay una guerra, como en Ucrania desde hace dos años, o por una guerra civil, como en Siria, o por desastres naturales. La gente se va huyendo de una dictadura que tiene un cuarto de siglo. Entonces, si Maduro logra maniobrar y quedarse en el poder más allá del 2024, habrá que ver si el continente está preparado para recibir unos dos millones de venezolanos más.
– ¿Le importa a Maduro que la crisis migratoria se agrave? Hay quien cree que, incluso, la usa como chantaje.
– A Maduro puede que no le importe, pero a la región sí. A los gobiernos del continente sí. Si bien es cierto que la abrumadora mayoría de los que hemos salido somos personas que queremos trabajar, estudiar, emprender, que lo que buscamos es que el país que nos recibe nos dé la oportunidad para poder contribuir, no es menos cierto que lamentablemente hay grupos criminales que se han aprovechado del flujo migratorio para expandirse en la región, como el tren de Aragua, que está en siete países. A Maduro puede que no le importe, pero a la región sí, porque se ha excedido su capacidad en esta crisis migratoria, que puede ser más grande.
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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