En Washington DC, conseguir un empleo de oficina se ha convertido en una competencia feroz. La ciudad, que durante décadas funcionó como una meca para quienes aspiraban a una carrera estable en el gobierno, atraviesa una crisis laboral sin precedentes. Miles de trabajadores federales despedidos han saturado el mercado local de empleo, obligando a muchos a aceptar trabajos para los que están sobrecalificados o a depender de trabajos temporales para pagar sus cuentas.
Desde el 20 de enero, al menos 121,000 empleados federales han sido despedidos o identificados para futuros despidos, según estimaciones de CNN. Esto ha golpeado con fuerza al mercado laboral del DMV, donde ya no hay suficientes empleos de cuello blanco para absorber a todos los exempleados federales.
La situación se complica aun más por señales de recesión en la región, alimentadas por los recortes DOGE, lo que ha generado un efecto dominó en distintas agencias y contratistas.
“Es el mercado laboral más competitivo que he visto en 25 años”, afirmó Chris Jones, fundador de la agencia de empleo político PoliTemps. La diferencia con otras crisis es clara: ahora hay una cantidad inusual de personas con décadas de experiencia peleando por las mismas vacantes.
Muchos de estos profesionales, según Jones, han tenido que aceptar empleos por debajo de su nivel o lanzarse al trabajo independiente para cubrir sus gatos, como la hipoteca o la matrícula universitaria de sus hijos.
“El trabajo federal en D.C. siempre fue una vía para alcanzar la clase media, tener estabilidad y contribuir al país. Hoy, eso se está desmoronando”, declaró Jones a Axios.
El número de exempleados federales que solicitan beneficios por desempleo ha aumentado drásticamente en DC desde que Donald Trump asumió la presidencia. Aunque solo 23 personas presentaron solicitudes la semana que terminó el 3 de mayo, esa cifra es baja comparada con el pico de 170 registrado la semana del 22 de febrero.
Desde enero, cada semana ha tenido cifras de solicitudes de dos o incluso tres dígitos. El contraste es fuerte con el año pasado, cuando la mayoría de las semanas apenas registraban cifras en un solo dígito; la más alta fue de apenas 11 solicitudes, según el Departamento de Trabajo.
Una residente de Washington de poco más de 30 años perdió su empleo en una organización sin fines de lucro que gestionaba fondos de USAID y el Departamento de Estado. Desde febrero ha aplicado a entre 50 y 100 trabajos, pero solo consiguió una entrevista que no llegó a nada.
“Buscaba un puesto en cambio climático y de pronto leía que la EPA había despedido personal. Y entonces pensaba: ‘ahora compito con expertos de verdad’”, cuenta.
Ella y su pareja pensaban comprar una casa este año. Tras los recortes en DOGE, usaron sus ahorros para sobrevivir. “Arruinó todos nuestros planes financeros”, confesó.
Otra historia similar la cuenta un excontratista de USAID de unos 40 años. Ha enviado más de 100 aplicaciones desde febrero y solo ha conseguido cinco entrevistas. Una de las vacantes que vio en LinkedIn Premium ya tenía más de 1,800 postulantes.
“Antes me bastaba con mi red de contactos. Ahora tengo que retroceder en mi historial porque mi industria ya no existe”, dijo.
Está pensando dejar la ciudad. “El mercado laboral aquí es casi imposible. No quiero pelear por un puesto con 2,000 personas. Ya estamos cansados del ambiente MAGA”.
Washington corre el riesgo de perder una generación completa de talento público. “Estas personas han trabajado 15 o 20 años para el gobierno, y ahora sienten que se rompió el contrato social. Ya no se sienten comprometidas con la región”, dice Jones.
Según una encuesta de la Escuela Schar de Políticas y Gobierno de la Universidad George Mason y el Washington Post, más del 20% de los residentes de Washington considera seriamente mudarse en el próximo año. Entre quienes tienen en su hogar a un trabajador federal despedido o suspendido, ese porcentaje sube a 45%.
Jones advierte que esta situación podría alejar a toda una generación del sueño de trabajar en el gobierno. “Muchos estudiantes que se preparaban para servir en el sector público ahora dudan si vale la pena”.
Su consejo para quienes buscan trabajo: explorar todas las opciones posibles. “Quizá este sea el momento de volver a estudiar, mudarse o emprender un negocio propio”, sugiere.
Mientras tanto, la capital del país enfrenta una transformación laboral que está redefiniendo lo que significa trabajar para el gobierno en 2025.
A horas de la ceremonia del Premio Nobel de la Paz 2024 otorgado a María…
La Junta Administradora PDVSA Ad Hoc ratificó este martes que no dará por cerrada la…
Las innovaciones de CoinEx incluyen Vault, OnChain, CoinEx Pay, ahorros flexibles y fijos. La campaña…
Comportamientos reñidos con las normas legales, sentencias polémicas, una trayectoria política cercana al correísmo y…
El caso SENASA sigue generando repercusiones judiciales y políticas, después de que las autoridades presentaran…
2025, OTRO AÑO TÍPICAMENTE ATÍPICOEl 2025, el último año del primer cuarto del siglo XXI,…